Dicen que habla con las nubes. Incluso a veces con la luna y el sol.
Alguien le ha dicho que tiene unos ojos con destellos de luz que desprenden alegría capaces de abrazar el universo, y ella ha sonreído tímidamente llenándose sus mejillas de un rubor muy favorecedor.
Cada mañana atrapa trocitos de vida y los envuelve en fantasía de colores.
Recorre las calles con pasos ligeros, como si bailara al pasar.
Esconde sus penas en los bolsillos donde nadie las encuentre.
Y canta canciones de amor para alejar el mal.
Algunas veces, llora en soledad.
Y ríe a carcajadas para espantar sus miedos.
Sueña con pequeñas aventuras cotidianas que la vida le regala.
Posa su mirada en la belleza más simple, al igual que los poetas.
Le gusta acompañarse de amigos muy variados que le enriquecen el alma.
No le gustan las ataduras.
Ama su libertad por encima de todo.
Le gusta hacer el bien, aunque no siempre lo consigue.
Alguna noche, los recuerdos no le dejan dormir.
Pero cada mañana emprende el vuelo cual pajarillo libre y feliz acompañando a las nubes.
Estaciones de tren y autobuses, aeropuertos, y todos los medios de locomoción a tope de gente.
Personalmente, estoy en plan relax.
Me limito a dar grandes paseos por la urbanización, el campo, o la ciudad.
Como me encanta el cine, veo como mínimo una película diaria en las plataformas de pago. También alguna serie interesante o documentales que me aporten enriquecimiento personal.
La fotografía que os muestro está hecha en la escalinata de la Plaza de España en Roma, en una Semana Santa. Es de mala calidad, porque está sacada con el móvil de la foto original que también era de mala calidad. A la derecha está Toñi, una andaluza muy dulce que bailaba sevillanas maravillosamente. Recuerdo en el aeropuerto romano a nuestra llegada, esperando las maletas, arrancarse a tocar los palillos con tanto arte, que al instante nos vimos rodeados de turistas y viajeros de las más variopintas nacionalidades. En el centro, está, Loli, otra andaluza muy guapa y un poquito más formal. A la izquierda estoy yo con unos cuantos años menos.
Habíamos acudido a un congreso universitario con la intención de vivir al lado del Santo Padre Juan Pablo II recientemente elegido la Semana Santa en ese marco incomparable de la ciudad romana.
Creo era el año 1978, porque el Santo Padre recibía a los estudiantes en una tertulia muy particular y este era el primer año después de su elección.
Apenas recuerdo mi paso por la Ciudad Eterna. Se me pasaron los días volando con tantas actividades y visitas a los monumentos: La Capilla Sixtina, los Museos Vaticanos, la Basílica de San Pedro, la Plaza España, Plaza del Popolo, Villa Borghese, el Coliseo, el Arco de Constantino, el Foro Romano, la noche romana, paseos por el Trastevere, La Fontana de Trevi...
Éramos jóvenes, alegres, divertidas, e íbamos a pasarlo muy bien. Conocimos a chicas italianas con esos preciosos nombres: Lorenzana, Giorgia, Chiara, Giulia, Francesca...que se unieron a nosotras, al igual que otras muchas de diferentes países.
La pena, que por entonces no tenía ni un móvil ni cámara fotográfica para dejar constancia de mi visita.
¡Con lo que me gusta a mí contar lo que mis ojos ven a través de mis fotografías y vídeos!
Después volví otras dos veces.
Y aún conservo la ilusión de volver con mi cámara y haceros un bonito reportaje de mi estancia.
A mi llegada a Navarra, y con mi espíritu de reportera a flor de piel, hice varios reportajes del Domingo de Ramos.
Eso si, tuve que echarle cara, pues no era igual que en Guardo, donde era muy conocida como cronista de los eventos del pueblo. En la ciudad, tenía más competidores a la hora de realizar mi trabajo, y además eran profesionales...jejeje.
Aún así, me pude colar y grabar a la Banda de Zizur varias veces que me contemplaban atónitos.
En Guardo, fui la cronista de los eventos religiosos, como la Representación de la Pasión a cargo de la Asociación Cultural Barrio Barruelo. Me dejaban entrar antes de salir a escena y les pude fotografiar como os muestro en este vídeo con fotografías.
La Semana Santa de Guardo a ido creciendo desde mi llegada de Sevilla con la complicidad de la gente del pueblo atada a sus raíces y tradiciones.
En este vídeo se puede ver a los entibadores llevar la imagen del Cristo.
Tengo muchas Semanas Santas vividas en Sevilla con lo que eso supone. Incluso hubo una época que me hice "capillita". Era tal mi identificación con las gentes del lugar y sus costumbres y tradiciones, que no me perdía nada de nada...
Pero me ocurre como con Roma. No tengo documentos que lo acrediten, pues tampoco disponía de un móvil y una cámara fotográfica.
También me gustaría volver a mi Sevilla del alma, antes de hacerme demasiado mayor para poder viajar.
Pero ahora estoy en plan relax.
Todo tiene su momento.
Este año, ni soy "capillita" ni ná de ná...
He acabado saturada.
La vida de reportero a pie de calle es muy dura...jejeje.
Y además, no me paga nadie.
Bueno, disfrutar a vuestra manera, cada cual como mejor pueda.
Una tarde, mientras se ocultaba el sol, ella me contó que él había sido muy bueno.
Y lentamente me fue desgranando los atributos que le hacían digno de tal elogio.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordarle.
Se notaba una emoción apenas contenida al hablar de él.
Porque los hombres buenos existen.
Son reales, y viven con una enorme naturalidad al lado de las mujeres que aman ( me decía muy bajito, casi al oído, como si quisiera mostrarme para mi sola su secreto.
Sus ojos iban adquiriendo un brillo casi sobrenatural y la belleza de la tarde acentuaba más si cabe la magia de la confidencia que depositaba en mi corazón.
Caminamos largo rato por la playa.
Un perro se acercó a nosotras buscando una caricia. Iba acompañado de un hombre.
-¿Será este también un hombre bueno? (le comenté)
- No lo dudes ( me dijo)
-El mundo está lleno de ellos. Solo que pasan desapercibidos.
Comenzamos a cantar una canción que hablaba de amores.
De amores de hombres buenos.
Parecía que que todos los hombres buenos del mundo se habían unido a nosotras en nuestro paseo.
Ella iba feliz.
Llevaba dentro de su ser al hombre bueno que la había amado hasta el final y nadie podría borrarlo de su corazón.