Se desperezó el barrio lentamente al igual que los vecinos. Se fueron abriendo persianas y poco a poco se llenó de vida.
Un olor a café recién hecho salía por las ventanas cercanas, y hasta le llegaba cerca el humo del primer pitillo.
Un saludo de una vecina le hizo mirar hacía arriba hasta dar desde donde provenía.
-¡Buenos días!
- ¡Buenos días!
El sol a lo lejos amenazaba con salir a escena. En apenas unos minutos se coló por el balcón inundando con su luz la estancia.
Atrevido, curioso, vacilón y un puntito canalla, fue recorriendo una a una las habitaciones de la casa. Aún se podía ver la cama con las sábanas desparramadas de acá para allá. Eran blancas con tira bordada, una de tantas manías de la mujer que allí habitaba. Bueno, tampoco eran demasiadas las manías de la muchacha. Simplemente necesitaba el orden y la limpieza para vivir, pero sin exageraciones.
El audaz astro siempre aprovechaba a besarle la cara sin pedir permiso alguno a la tímida muchacha de ojos color almendra, cuando menos lo esperaba.
Eran besos robados aquellos. Inocentes y bellos.
Un cortejo que se alimentaba de aquellas citas que les brindaba la vida sin proponérselo. Las cosas del amor ocurren simplemente.
Unas notas musicales se escucharon de repente. Provenían de alguna casa cercana.
La muchacha comenzó a bailar descalza, mientras el sol la expiaba sonriente. Su espigado cuerpecillo se movía con enorme soltura llevando el compás de manera sublime. Su larga melena jugaba a taparle la cara y los ojos. Sus brazos, sus pies, sus caderas se contoneaban al unísono con verdadero frenesí.
Si alguien la hubiera observado desde fuera, la habrían tachado de loca sin dudarlo un instante.
Fuera, el sol brillaba con fuerza, y su calor le llegaba a sus huesos fortaleciéndolos.
Cerró los ojos dulcemente y se dejó acariciar una vez más, mientras comenzaba un nuevo día.
Las gentes iban y venían con sus afanes.
Es el idilio secreto que nadie sabe. Son los amores que se guardan al amparo de miradas curiosas, mientras la vida sigue.
PD.
La foto de la niña la he cogido de internet. He buscado entre las mías y no he encontrado ninguna del barrio. Pero os dejo esta maravillosa fotografía de Laika y Leticia juntas en el balcón donde me he inspirado para el relato.
Me ha gustado tu relato tan inspirador y ese rincón de tu balcón "culpable" de tu relato me ha gustado también.Besicos
ResponderEliminarMientras la vida sigue tu sigues escribiendo tus maravillosas ideas en casi prosa Un abrazo infinito
ResponderEliminarHola Maripaz.. Nadie como tu describe la vida cotidiana, el día a día que nos acontece, eres como el ojo (objetivo) de lo que pasa por la vida, con perfume de poesía..
ResponderEliminarUn abrazo y buena re-entre en Pamplona, tomate un café a mi salud en el Iruña...
Qué bonita formar de despertarse! Y qué bonito leerte nada más levantarme :)
ResponderEliminarGracias por traer este rayo de sol por nuestras ventanas.
Un beso, poeta. Y una sonrisa :)
Un precioso relato. Natural y cierto... Al alcance de la mano!
ResponderEliminarAbrazos Maripaz.
MIentras la vida sigue..." Qué relato tan agradable, de lograda descripción, qué vital, amiga Maripaz. Muchísimas gracias.
ResponderEliminarFuerte abrazo y buen comienzo de semana.
Teo.
La gente retira el visillo y vigila, mira, observa. Pero raramente ve.
ResponderEliminarSería imposible que captara el idilio. Tranquila, MariPaz.
Maripaz, conforme iba leyendo tu relato me iba imaginando las escenas que describes en forma de un corto cinematográfico sin palabras, solo una mujer bailando (¿música de ballet?) en una habitación con una cama revuelta, mientras acaricia su cuerpo semidesnudo un rayo de sol que entra por la ventana entreabierta. Sensual y poético.
ResponderEliminarUn beso.
Un relato precioso.
ResponderEliminarEres pura sensibilidad.
Besos.
Tus mascotas de compañía son una preciosidad, no me extraña que con ellas te hayas inspirado en tu bonito relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
En estos días tan locos necesitamos idilios así, relatos como el tuyo lleno de sensibilidad y belleza, Maripaz, y la ternura de los animales que a cambio de su libertad y nuestros cuidados nos dan mucho más que su compañía.
ResponderEliminarGuapísimas Laika y Leti.
Dejar que el sol se cuele por la casa en invierno es una gozada, lo echo de menos en Madrid ya que mi casa está orientada al norte la parte principal y aunque el sur se cuela por la cocina y el baño dura muy poco.
Me gusta bailar descalza, como la chica de tu relato me dejo llevar, con los cascos puestos y alguna música que compense que no tengo sol con el que bailar.
Un abrazo,
Bonita y maravillosa inspiración, claro que menudo par de musas tenías cerca.
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
Mirando tras los cristales de esa ventana, mientras el despertar de un sol acariciador caldea tu casa... además de contar con la compañía de Laika y Leticia, posando como las reinas de la estancia, no es de extrañar que todo el entorno te haya inspirado tan bonito relato. Felicitaciones.
ResponderEliminarCariños y buena semana.
Kasioles
Tu relato me ha encantado, la verdad es, que escribes muy bien.
ResponderEliminarLas mascotas son una monada.
Abrazos
Bonitos esos besos robados y qué delicia son esos rayos acariciando el rostro. Me ha gustado mucho Maripaz y la foto de Laika y Leticia muy graciosa.
ResponderEliminarBeso
Primorosas Laika y Leticia. Y tus letras, el mejor regalo para despertares llenos de gracia, a través de esa perpectiva.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
¿Un relato?. Una pintura diría yo.
ResponderEliminarHas pintado un amanecer maravilloso, Maripaz.
Besos.
Dejar que el sol te bese y acaricie es de lo más placentero. Linda mañana cuentas en tu relato. Me encantan tus dos amigos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso el texto y no menos preciosa la imagen de esos dos animales tan bonitos y tan diferentes pero que parecen respetarse y quererse,saludos.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, Maripaz!! Es limpio y verdad lo que transmite, todos los locos bailan, todos los locos aman, y todos los locos son libres. Y locas:)
ResponderEliminarAy, esas dos....me tienen el corazón enamorado:))
Un besazo, encantadora Maripaz!
Otro precioso relato, que rezuma esa sensibilidad innata en ti.
ResponderEliminarDe Laika y Leticia que te puedo decir....que están para comérselas a besos.
Un fuerte abrazo, querida amiga.