Recorrió con la mirada aquel lugar. Iba cayendo la noche y un frío intenso lo llenaba todo a pesar de que las luces navideñas le hacían un guiño cómplice desde lo alto.
Suspiro fuertemente y saludo con la mano a un amigo que paseaba por la acera de enfrente. Un mechón de su cabello rebelde acaricio su cara y ella suavemente lo devolvió a su lugar.
Diviso las luces de la farola y un ramalazo de nostalgia le hizo apresurar el paso acurrucando sus pálidas manos en los bolsillos del abrigo como queriendo encontrar seguridad.
Su corazón latia fuertemente. En cada esquina le parecia encontrarse con su mirada, cada paso que daba era como si le acompañaran unas conocidas pisadas que trataban de alcanzarla .
Casi sin darse cuenta hizo ademan de detenerse, de saborear la noche, de contemplar una vez más la luz de la farola, de escuchar los susurros que parecía que llegaban a sus oídos como antaño. Los percibió tan cercanos que tuvo que frotarse los ojos para tratar de volver a la realidad.
Suspiro con mas fuerza aún que la vez anterior, las lagrimas impetuosas quisieron sentír el frescor de la noche y timidamente resbalaban por sus mejillas.
Se alejo lentamente, dolorida, silenciosa...
Detrás quedaba la farola del adiós
Suspiro fuertemente y saludo con la mano a un amigo que paseaba por la acera de enfrente. Un mechón de su cabello rebelde acaricio su cara y ella suavemente lo devolvió a su lugar.
Diviso las luces de la farola y un ramalazo de nostalgia le hizo apresurar el paso acurrucando sus pálidas manos en los bolsillos del abrigo como queriendo encontrar seguridad.
Su corazón latia fuertemente. En cada esquina le parecia encontrarse con su mirada, cada paso que daba era como si le acompañaran unas conocidas pisadas que trataban de alcanzarla .
Casi sin darse cuenta hizo ademan de detenerse, de saborear la noche, de contemplar una vez más la luz de la farola, de escuchar los susurros que parecía que llegaban a sus oídos como antaño. Los percibió tan cercanos que tuvo que frotarse los ojos para tratar de volver a la realidad.
Suspiro con mas fuerza aún que la vez anterior, las lagrimas impetuosas quisieron sentír el frescor de la noche y timidamente resbalaban por sus mejillas.
Se alejo lentamente, dolorida, silenciosa...
Detrás quedaba la farola del adiós
18 comentarios:
Añoranzas de tiempos mejores, por lo que veo.
El amor es así...
Nostálgico relato. Muy bien escrito. Saludos.
Muy buen relato. Me encanta. Enhorabuena.
Bellísimo, Maripaz... Cuando la nostalgia se adueña de la pluma, surgen escritos como el tuyo que nos conmueven y nos hacen soñar.
Un besote, amiga.
Qué texto más poético y sugestivo.
Me ha gustado.
Un beso.
Yo, al contrario que Sommer, creo que de tiempos peores ( al menos, más dolorosos)
Que gusto leerte.
Me ha encantado.
Un beso Maripaz, conn mucho cariño
Un relato precioso, Paz.
Me gustó leerte en esta faceta.
Me transmitía musicalidad.
Un beso
Me dan miedo los adioses. Ojalá mi Felipín y servidora no nos démos nunca un adión debajo de una farola. Reza por nosotros.
Besos de Princesa
Los mejores finales son los finales tristes, mi alma. Siempre los recuerdas. Pero hay que levantar ese ánimo y abrirse al futuro. Lo mejor está por venir.
Besitos
Muy bonito MariPaz...Me ha encantado.
Muchos besitos.
Bello relato, ainsss, los amores perdidos. De todos modos tu protagonista tendría que cambiar de ruta...
Un abrazo, me gustó.
Jejeje Sommer, siempre en la vida, hay tiempos mejores...
Imaginación que tiene una
A.R.O.no se por qué, vi la farola y nació el relato.
Gracias Miguel Angel
Liliana, las farolas con su ténue luz en medio de la oscuridad, alimentan mis sueños.
Isabel, en cualquier rincón, podemos encontrar la poesia, basta con mirar.Además, estoy segura que tú, la sabes ver, no hay mas que leerte.
MªJesus, es pura invención,no seas mal pensada...
Si realmente es doloroso decir adios cuando se ama
Arantza,te devuelvo el beso. A mi me gusta leer lo que escribes tu, tambien.
Emibel,un placer haber compartido contigo, mi relato.
Majestad, os debo un escrito solo para vos.
Un placer teneros en mi humilde rincón.
Por supuesto que no deseo que vuestro Felipe y vos, dejeis de estar juntos nunca.
Deseo que esteis bajo las farolas de palacío, con las preciosas infantas para siempre.
Espero vuestra presencia de nuevo, Señora.
Estrella, si lo mejor está por venír, pero yo procuro vivir el presente.
Ana, emocionante el post dedicado a tu hija en tu blog,tambien a mí, me ha encantado.
Emilio, tienes toda la razón del mundo, tendria que cambiar de ruta, porque mira que son ganas de sufrír...jejejeje
Siempre hay un sitio donde dejamos un Adiós...Que bonito post...aunque triste
Bésix
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