11 de enero de 2010

LA FAROLA DEL ADIÓS

Recorrió con la mirada aquel lugar. Iba cayendo la noche y un frío intenso lo llenaba todo a pesar de que las luces navideñas le hacían un guiño cómplice desde lo alto.

Suspiro fuertemente y saludo con la mano a un amigo que paseaba por la acera de enfrente. Un mechón de su cabello rebelde acaricio su cara y ella suavemente lo devolvió a su lugar.

Diviso las luces de la farola y un ramalazo de nostalgia le hizo apresurar el paso acurrucando sus pálidas manos en los bolsillos del abrigo como queriendo encontrar seguridad.

Su corazón latia fuertemente. En cada esquina le parecia encontrarse con su mirada, cada paso que daba era como si le acompañaran unas conocidas pisadas que trataban de alcanzarla .

Casi sin darse cuenta hizo ademan de detenerse, de saborear la noche, de contemplar una vez más la luz de la farola, de escuchar los susurros que parecía que llegaban a sus oídos como antaño. Los percibió tan cercanos que tuvo que frotarse los ojos para tratar de volver a la realidad.

Suspiro con mas fuerza aún que la vez anterior, las lagrimas impetuosas quisieron sentír el frescor de la noche y timidamente resbalaban por sus mejillas.

Se alejo lentamente, dolorida, silenciosa...

Detrás quedaba la farola del adiós
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