6 de noviembre de 2014

LIBRERÍA GUARDOCOPI


La librería "Guardocopi" se jubila.


O más bien su dueña, Raquel. Después de 27 años de servicio ha llegado la hora de descansar.
Su andadura comenzó allá por el año 1987 y estaba enfocada a librería y papelería con muebles de oficina. Fue de las primeras en tener el servicio de encuadernación, plastificación, fax. Ahora esas viejas máquinas se venden junto al local.
La nostalgia acompaña a esta despedida, porque cuando una librería muere, también se muere un poco de nuestra propia historia.


Siempre me han fascinado las librerías. Desde muy pequeña me gustaba comprar mis gomas Milan con ese olor tan peculiar, los bolis, los lapiceros...
Con las pocas propinas de entonces, yo me sentía la niña más feliz del universo cuando acudía a comprar un cuento de la colección "Azucena" para luego envolverme en la magia de las letras.
Me encantaban los pliegos de recortables donde podía vestir a mis  muñecas de papel con variadísimos modelos cada cual más original. Mi imaginación me llevaba por caminos y veredas donde la curiosidad era su punto de partida intentando descubrir el mundo .
Aun miro con afecto la "Librería Tejerina" recordando la sonrisa de Vicenta y su buen hacer a la hora de atenderme cuando iba a comprar.


Me consta que Raquel, también ha sido una buena profesional y dejara la huella de su trabajo en ese rincón donde ha pasado tantas horas con el público.
Pienso que los libros que han salido de allí, tienen vida propia, y caminan por las calles del pueblo, por los hogares,por las manos de niños y mayores.
Gracias, Raquel por tu aportación al mundo de la cultura con estos años de trabajo callado y silencioso. ¡Gracias!


Yo seré la primera en echar de menos el escaparate. Solía cambiarme de acera para ver lo allí expuesto buscándome necesidades ficticias para poder llevarme algún tesoro a casa.


Los últimos objetos son vendidos a bajo coste por la situación. Me imagino que si pudieran hablar, contarían el maravilloso cuidado que han recibido y la nostalgia que sienten de su marcha.
Porque a mi me gusta pensar que los objetos viven con nosotros con vida propia peculiar y nos unen a ellos lazos afectivos de alguna manera.


Para que quede en la memoria de todos, os dejo este vídeo de la tienda lleno de vida, y dedico esta entrada a todas las librerías del mundo como homenaje.
 A través del cristal del escaparate se puede ver al niño de mi amigo y a su abuelo contemplando extasiado la magia de ese rincón de la librería, como tantas veces lo hice yo.

M.Paz.