4 de noviembre de 2011

EL CINE


Había soñado siempre con ser directora de cine. Amaba el cine desde su mas tierna infancia cuando en las tardes de domingo en la sesión infantil, disfrutaba con su amiga Rosita, de las películas de aventuras y princesas.
Desde siempre le había gustado contar historias, hacer realidad sus sueños construyendo sus propias relatos y sus vivencias mas personales y afectivas.


No se conformaba con ver cine sin más, le gustaba ver a través de los distintos personajes, la variedad de caracteres e individuos que conformaban la sociedad e ir aprendiendo para la propia vida personal. El cine se decía, es como una gran cátedra donde la sabiduría está presente en cada fotograma.


Largamente había acariciado la ilusión de tener su propia cámara y poder retener a través de ella, retazos de vida, momentos irrepetibles en los que parece que se para el tiempo, instantes llenos de la plenitud de la belleza y sencillez de lo auténtico.
Pensaba que con ello, podía conservar para siempre la eternidad. Atesorar el tiempo que efimeramente se escapa entre las manos.


Cuando por fin lo consiguió, su cámara y ella formaron parte del paisaje urbano, de los acontecimientos grandes y pequeños, fiestas, romerísas, bailes, actos solidarios, estaciones del año...le sirvieron para hacer realidad su capacidad de trasmitir con sus imágenes la riqueza que llevaba dentro.
No, nunca llegará a ser una directora de cine famosa, pero se conforma de alguna manera con poder emplear su tiempo libre en aquello que siempre quiso hacer.