21 de diciembre de 2019

¡FELIZ NAVIDAD!


Queridos lectores y amigos blogueros: Os deseo unas felices Fiestas de Navidad.



Que paséis unos días estupendos y aprovechéis para descansar.



Que bailéis y cantéis hasta el amanecer.




Mi recuerdo además de mis padres ya fallecidos y familiares y amigos, se va hasta la orilla del río Carrión lugar entrañable para mi .



Él, mejor que nadie guarda mis secretos...



También a tantos amigos y conocidos de Guardo donde está escrita una parte de mi historia.



Con mi inseparable compañera, mi cámara de fotos, seguiré rescatando la belleza de la vida por los rincones del mundo.




Y por supuesto mi cariño y mi recuerdo se va a cada uno de vosotros que me acompañáis a lo largo del año.
Que el Año Nuevo os colme de venturas y cosas maravillosas.

5 de diciembre de 2019

LA HUIDA


Una mañana salió huyendo sin rumbo fijo.
Sin despedirse.
Con paso ligero.
Atravesó la plaza veloz y se subió al autobús.
A través de la ventanilla podía ver la ciudad que despertaba a sus rutinas diarias.
Pero ella había decidido volar libre, no sabía muy bien donde.
Caminó por un parque lejano a su casa, mientras se dejó besar por el cálido sol del Otoño.
Su corazón latía con fuerza.
Vagó todo el día sin tomar bocado alguno.
Se sentó en un banco agotada por el cansancio.
Por su mente fueron pasando retazos de su historia.
En realidad no sabía muy bien de qué huía. 
     
       ¿De su situación?

      ¿De sus miedos?

        ¿De ella misma?

        ¿O simplemente había sido un deseo anhelado 
           hacía tiempo?

        ¿Una necesidad de reencontrarse?

Poco a poco sus ojos se fueron cerrando hasta quedarse dormida.
Al cabo de un largo rato se despertó sobresaltada.

Era una mujer nueva.

En su huida había ido dejando el lastre acumulado a lo largo de los últimos años.

Libre al fin, corrió al encuentro de su nueva vida.

P.D. De vez en cuando uno necesita tomar distancia de aquellas rutinas que nos asfixian. Huir sin rumbo, hasta encontrarse.

       

23 de noviembre de 2019

PASEOS POR LA CAPITAL NAVARRA


Tengo la inmensa suerte de vivir cerca del campo y de la ciudad.
Unos días me muevo por los verdes prados y otros por el frío asfalto.




El otro día caminé largo rato por la Ruta del Camino de Santiago recordando a mis amigos andaluces. Su recuerdo está ligado a ese lugar para siempre.



Ayer pasé la tarde en el centro.
En el autobús, algún viajero comentaba con otro el tema del día. La sentencia de los ERE.
Prefiero no contaros lo que escuché...
En una de las paradas, sube un niño con su papá.
Es un crío de pelo negro y mirada de pillo.
Al pasar por delante del conductor, sube su pierna derecha hacia arriba enseñándole sus flamantes zapatos.

-¡Mira, tengo zapatos nuevos...!le dice sonriendo.

La tarde se llena de la magia de su inocente mirada, mientras los allí presentes sonreímos sin ningún recato.
Se ha hecho realidad ese refrán que dice: "Más feliz que un niño con zapatos nuevos"




Hacía una fría tarde otoñal. 
El puesto de las castañas asadas, hace ya unas semanas que ha hecho su aparición en la esquina de siempre.

En un ventanal de un viejo piso puedo ver la figura de un anciano, un perro y muchos libros apilados.
El anciano, acaricia al perro, y el perro mueve la cola.
Los libros parecen observar la escena con complicidad. 
Es el refugio en el último tramo de la vida




Pasa cerca de mi un matrimonio joven y sus pequeños. 
- Maria, no te preocupes, saco el pescado y lo hago en un momento- escucho.
Me sale una sonrisa divertida de manera natural.
Es un joven marido que colabora en las tareas de la casa con enorme naturalidad.
Hemos avanzado algo...




En una calle cercana un grupo de chicos jóvenes habla alto de sus cosas.
-Buff...me han acosado en internet. Dice una chica.
-No hay que meterse en internet. Ya estás fichada. Le contesta el chico que va a su lado.
Son palabras que oigo al pasar.
Me hubiera gustado escuchar el resto de conversación. 
No por curiosidad.
Simplemente para saber un poco más que piensan esos ciudadanos con los que me voy cruzando y que hablan de temas variopintos.



A lo lejos observo a un chico con un perro.
Le espera una chica en la esquina. 
El perro es apenas un cachorro juguetón e inquieto. 
Corre hacía donde está la muchacha, se pone muy contento y mueve la cola. Cuando ya está a su lado, se sube hasta el ras de la cintura para que lo acaricie.
El chico, de un manotazo en el morro, le coge la cabeza entre sus manos mientras le grita: ¡"Te voy a dar..!
No es que ...te voy a dar...es que le has dado, susurro para mis adentros. 
El perro baja la cabeza temeroso, y camina al lado de los dos muy despacito mientras les veo alejarse.
Hay gente que tiene la mano muy larga.
A los perros como a los niños hay que educarles con buenas maneras.

En la Avenida Carlos III hay una tienda de numerosos artilugios a bajo precio. 
Debe ser una marca extranjera.
La verdad que es muy tentadora...
Y claro...caigo en la tentación.
Está a rebosar. Niños pequeños con sus padres, adolescentes aburridas, señoras de mi edad...
Estanterías con cosas minúsculas que no sirven para casi nada la mayoría de ellas, pero que incitan al consumo.
Por el módico precio de un euro, dos o tres, vas llenando la cesta, y al pasar por caja es toda una fortuna la que te has gastado inútilmente.

De  repente, veo entre los viandantes una sonrisa amiga.
Es mi vecino búlgaro con su familia que tiene una tahona al lado de casa y le suelo comprar el pan. 
Le saludo afectuosamente .
Una mirada y una sonrisa de alguien conocido en medio de la calle en una ciudad, es de agradecer.
Aunque Pamplona es una ciudad "pequeñica" como dicen ellos, no es igual que en Guardo que nos conocemos todos y voy saludando a todo aquel con el me cruzo.

A lo lejos veo un matrimonio mayor cogido del brazo.Él lleva una enorme "txapela". 
Sus miradas denotan serenidad al atardecer de la vida.




Al llegar a la Delegación del Gobierno, veo que está iluminada la fachada contra la lacra de la violencia de género.
Cruzo la avenida con rapidez, pues veo llegar a lo lejos el autobús de regreso a casa.
Ha sido una tarde estupenda.

8 de noviembre de 2019

CAMINO DE SANTIAGO


Hace unos meses me llegaba la noticia de que unos amigos iban a hacer el Camino de Santiago,  y como vivo al lado de donde pasa, para subir al Monte del Perdón y llegar a Puente la Reina,  les comenté que me encantaría verles.

Venían del sur y a algunos les conocía del mundo blogguer.
Nada más llegar el lunes a la tarde, me llamaron por teléfono y fue nuestra primera toma de contacto. Pensando que estarían muy cansados del viaje, quedamos en vernos otro día.

Comenzaban su andadura en Roncesvalles y llegaban a Pamplona el jueves a media tarde.
Quise quedar con ellos en el mítico Café Iruña, un lugar de encuentro y muy agradable.
La emoción fue enorme.

Me presentaron al resto del grupo que no conocía y pasamos largo rato charlando.
También conocían a Rafael Irurita, presidente del  Iruña que nos enseñó el casino por dentro desde donde se podía ver en todo su esplendor la famosa Plaza del Castillo.
Tomás nos hizo una foto para el recuerdo, que es la que os muestro arriba.




Después, dirigimos nuestros pasos hasta la Calle Estafeta.
En la foto estoy con Mamé a la izquierda, y Sema a la derecha.
A Mamé le conocí en el mundo blogger, cuando los blog estaban en pleno apogeo. A través de él conocí a Sema.

Éramos un grupo numeroso que nos leíamos y comentábamos lo que escribíamos,  mientras nuestra amistad virtual se iba afianzando.
Con el paso del tiempo, el mundo de los blog ya no es lo que era. Varios del grupo han cerrado el blog, otros han optado por diferentes redes sociales, y otros incluso han fallecido.
Pero la amistad permanece viva.

Además,  recordamos a los fallecidos con enorme emoción.
Desde el primer momento, tuve especial afecto a Mamé. Un melenudo muy simpático, viejo rockero y muy buena gente.
De talante tranquilo, no busca confrontación.  Su espíritu libre, acepta a cada uno tal cual es, sabiendo que en la diversidad está la riqueza. Su amplitud de miras a la hora de rescatar de los demás lo realmente importante, es algo innato en él.
Creo fue esa manera de ser suya, la que me conquistó desde el principio.


A Mamé, pude conocerle personalmente en la Feria de Sevilla en uno de mis viajes al sur hace unos años.
Fue muy emotivo nuestro encuentro. Estaba en una caseta cercana a la mía junto con su mujer, Manuela.
Fueron pocos minutos, pero intensos.
Allí, al son de las sevillanas, sellamos nuestra amistad para siempre.

Desde entonces nos comunicamos por teléfono y siempre me felicita la Navidad.
A Sema solo le conocía por el blog. Pero hoy la chispa ha surgido de manera natural.
Como surge el amor y la amistad.

Es curioso, pero parecía que nos conocíamos desde siempre...
Sema es un niño grandote . Su mirada es clara y trasparente. Su afecto, infinito.
Amante de los animales y Educador Social con un alma gigante.



Pero también he podido conocer al resto del grupo. A Susi, Mari. Carmen, Tomás e Isabel.
Todos ellos encantadores y nuevos amigos para siempre.
A los pocos minutos de conocernos, el afecto era entrañable por ambas partes y parecía éramos amigos de toda la vida.


Como era jueves, el casco viejo estaba lleno de vida. Pudimos degustar a menor precio, los exquisitos pintxos navarros, siguiendo la conocida ruta del "Juevintxo".







No han tenido suerte con el Otoño lluvioso que acaba de comenzar. A lo largo del camino todos los días les ha llovido con la incomodidad que eso supone.
Pero estos bravos peregrinos andaluces, no le temen a nada ni a nadie...
Esta mañana pasaban cerca de mi casa y salí a su encuentro.
Calados, con sus mochilas a las espaldas y los impermeables chorreando agua, han hecho una parada en una cafetería cercana.
Allí les he podido invitar a un café y les he regalado una caja de pastas.
También unos caramelos de menta para Sema. Tiene la garganta fatal...
Alguno se ha atrevido a tomar la famosa torta de txantxigorri y les ha encantado.
La dueña, que me conoce, me ha preguntado si eran amigos y si habían dormido en casa...jejeje.
La cafetería estaba a rebosar con el primer café de la mañana.
Al darse cuenta que eran peregrinos, les han despedido con el típico: ¡Buen camino!



Mi idea era haberles grabado algún vídeo en directo, mientras hacíamos juntos un tramo del camino, pero la lluvia nos ha estropeado la aventura.
Apenas podía grabar con el paraguas en mano.


https://www.facebook.com/maripaz.brugos/videos/10221265770218120/

Si pincháis en en este enlace, podéis ver un vídeo en directo desde mi muro de facebook.




La alegría y el buen humor no nos ha faltado a pesar de la lluvia.
Les he acompañado un buen rato y les he mandado posar para mi por última vez.
Abrazos y deseos de nuevos encuentros en el sur.

¡Buen camino, amigos!

27 de octubre de 2019

MI AMIGO JUAN.


Se acaba de cumplir un año de la muerte de mi amigo, Juan Robles.
Recién llegada a Navarra me llegó la triste noticia, y en mi muro de Facebook hice un pequeño relato en su memoria.
En este primer aniversario le quiero traer a mi memoria de nuevo y a la vuestra.
Os cuento lo que escribí.
"Acabo de llegar a Navarra y hasta aquí ha llegado la mala noticia de la ausencia de un buen amigo. Artista, escritor, poeta de la vida y muy buena gente.
Conocí a Juan, por Facebook, porque un amigo compartió algo sobre él y acudí a su muro para saber quien era. Descubrí a un artista genial que me cautivó desde el primer instante.
Aunque no tenía fotografías donde le pudiera ver de frente, le pude reconocer de verle por las calles del pueblo y saber de que familia provenía. Resulta que era hermano de Rosa y Roberto. A ambos junto a su madre y su padre les conocía muy bien. Su madre, una maravillosa mujer, murió prematuramente dejando a su familia rota de dolor.


Un día, le encontré en la calle y fui a su encuentro con la intención de saludarle. Charlamos unos breves momentos y a través de su mirada pude ver su alma de artista.
Tímido y contenido, al lado de mi verborrea, conectamos de alguna manera aún siendo distintos.
Era de esa almas con un interior rico y excelente que no se manifiesta al exterior.
Precisamente eso fue lo que me gustó de él. Su humildad cercana y afectuosa que le hacía próximo y misterioso a la vez.
Me apetecía muchísimo indagar en su personalidad y saber más de él después de aquel encuentro fortuito, pero no tuve oportunidad.
Bien es verdad que le pude seguir en la red social y observar sus trabajos en su taller y sus magníficos escritos, que como alguien de sus seguidores dijo, darían para una columna de algún periódico de gran tirada dada su categoría intelectual y dar un poco de lustre a la prensa actual.


A veces dejaba traslucir sus sentimientos inquietos y rebeldes y ese halo de inconformismo que tienen los artistas a la hora de crear.
Me gustaba de manera muy particular uno de sus dibujos, donde se podía ver la cara de un niño llorando y gritando. Era para mi, como un autorretrato de su grito al mundo para hacerse ver y escuchar.
El artista es el eterno incomprendido. El que se sale de lo común, el loco, el diferente...
Cuando se van, dejan sus obras como legado y suelen triunfar después de su marcha.
En el verano le busqué para que me hiciera un retrato del nieto de mi hermana que me había encargado. Al no conseguir comunicarme con él, le pregunté a su hermana que me dijo se encontraba fuera de Guardo.
En mi último invierno en el pueblo, estaba yo en el parque haciendo fotografías de la blanca nieve, y de repente allí estaba él. Fue la última vez que nos vimos. Me acerqué a su lado y charlamos largo rato contemplando la belleza natural de la mañana.
Había algo mágico en aquel encuentro, que quizá sonaba a despedida sin saberlo ninguno de los dos.
Dice la canción: "Al final, las obras quedan, las gentes se van"
Sus obras, sus dibujos, sus cuadros, se han quedado huérfanos, como cada uno de los amigos que le amábamos.
Pero sus obras quizá no reconocidas por este mundo nuestro ingrato con los artistas, seguirán dando fe de su talento como legado precioso y único de su amor por el arte.
Amigo, Juan, siempre te voy a recordar y te envío miles de besos allá donde te encuentres.
In Memoriam


20 de octubre de 2019

LA NIÑA Y EL SOL.


Se desperezó el barrio lentamente al igual que los vecinos. Se fueron abriendo persianas y poco a poco se llenó de vida.
Un olor a café recién hecho salía por las ventanas cercanas, y hasta le llegaba cerca el humo del primer pitillo.
Un saludo de una vecina le hizo mirar hacía arriba hasta dar desde donde provenía.
-¡Buenos días!
- ¡Buenos días!
El sol a lo lejos amenazaba con salir a escena. En apenas unos minutos se coló por el balcón inundando con su luz la estancia.
Atrevido, curioso, vacilón y un puntito canalla, fue recorriendo una a una las habitaciones de la casa. Aún se podía ver la cama con las sábanas desparramadas de acá para allá. Eran blancas con tira bordada, una de tantas manías de la mujer que allí habitaba. Bueno, tampoco eran demasiadas las manías de la muchacha. Simplemente necesitaba el orden y la limpieza para vivir, pero sin exageraciones.
El audaz astro siempre aprovechaba a besarle la cara sin pedir permiso alguno a la tímida muchacha de ojos color almendra, cuando menos lo esperaba.
Eran besos robados aquellos. Inocentes y bellos.
Un cortejo que se alimentaba de aquellas citas que les brindaba la vida sin proponérselo. Las cosas del amor ocurren simplemente.
Unas notas musicales se escucharon de repente. Provenían de alguna casa cercana.
La muchacha comenzó a bailar descalza, mientras el sol la expiaba sonriente. Su espigado cuerpecillo se movía con enorme soltura llevando el compás de manera sublime. Su larga melena jugaba a taparle la cara y los ojos. Sus brazos, sus pies, sus caderas se contoneaban al unísono con verdadero frenesí.
Si alguien la hubiera observado desde fuera, la habrían tachado de loca sin dudarlo un instante.
Fuera, el sol brillaba con fuerza, y su calor le llegaba a sus huesos fortaleciéndolos.
Cerró los ojos dulcemente y se dejó acariciar una vez más, mientras comenzaba un nuevo día.
Las gentes iban y venían con sus afanes.
Es el idilio secreto que nadie sabe. Son los amores que se guardan al amparo de miradas curiosas, mientras la vida sigue.

PD.


La foto de la niña la he cogido de internet. He buscado entre las mías y no he encontrado ninguna del barrio. Pero os dejo esta maravillosa fotografía de Laika y Leticia juntas en el balcón donde me he inspirado para el relato.

4 de octubre de 2019

OTOÑO


Cada año por esta época, los chopos y los demás árboles de la orilla del río Carrión se llenan de colores.  El Otoño por esta zona suele ser cálidos y son muy apetecibles los paseos saboreando el sol de media tarde.



El sol se va filtrando por la ramas y las hojas amarillas y brillan como el oro. Desde siempre me han fascinado esos altivos y majestuosos chopos que forman parte del paisaje de mi infancia.


También aprovecho para hacer alguna ruta en la Montaña Palentina y disfrutar de un entorno sin igual rodeado de bellos paisajes.


Hace unos días estuve en la Senda de la Tejeda de Tosande, donde pude entrar en un bosque que se me antojaba encantado por la magia que me iba encontrando al adentrarme en él.


La Tejeda de Tosande, pertenece al Parque de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.  Una ruta de enorme riqueza botánica. Durante el recorrido se pueden ver encinares, robledales, y hayedos, hasta llegar a una de las tejedas más importantes de la Península Ibérica. Existen cerca de 800 ejemplares , algunos milenarios, un árbol cada vez más escaso.




La belleza asoma a lo largo del camino de manera natural. Tan solo uno se tiene que dejar llevar...


Y con mi calenturienta imaginación, hasta me pareció ver en un recodo del camino a la serpiente tentadora de la madre, Eva...




Aunque hay que subir una zona escarpada antes de llegar a un mirador, desde donde se contempla el Pico las Cruces, Peña Celada y la Cumbre de Peña Redonda, el esfuerzo vale la pena.
Todos los datos los he recopilado de un blog que se titula: "Excursiones y Rutas por Castilla y León".


Al mismo tiempo que llegamos mi amigo y yo, un grupo venido desde Madrid disfrutaba al igual que nosotros del magnífico día. Y a lo largo del camino, nos fuimos encontrando con gentes muy variadas haciendo la ruta. Unos de edad madura, y gente joven con sus chiquillos a la espalda y los más mayores caminando. Y no una, sino varias familias. Cosa que me encantó, pues es muy socorrido llevar a los peques a un centro comercial a pasar las horas de asueto, algo que no les beneficia tanto como disfrutar de la naturaleza.




Eso si, a lo largo del trayecto no faltó el buen humor...




Las vacas pastaban en el prado, dueñas y señoras del lugar.


Pero con el Otoño llega también la hora de mi marcha.
Regreso a Navarra con un halo de nostalgia, pero feliz de haber podido disfrutar de un nuevo verano en Guardo y sus maravillosas gentes.
En mi recuerdos más entrañables, estarán estos días ya para siempre, junto con el deseo de volver cada año.

12 de septiembre de 2019

LA SILLA COQUETA


Erase una silla tremendamente coqueta, alegre y dicharachera que cumplía su misión en un lugar muy lejano. Tenía un porte elegante y distinguido que la hacía diferente a las demás. Sus dueños a lo largo de muchos años, la trataron muy bien, y hasta le consentían caprichos de vez en cuando.
Marcó tendencia su elegancia en una época concreta y fue la envidia de muchos.
Ella se dejaba mimar por unos y otros, sintiéndose casi una estrella.
En la placidez de aquella peluquería de caballeros, pasó sus mejores años, hasta que sus dueños se hicieron mayores y tuvieron que cerrar el negocio.
Entonces decidieron llevarse con ellos a la coqueta silla. No era cuestión de dejarla desamparada después de los largos años de servicios prestados.
Y siguió otros largos años sirviendo de admiración a todo aquel que se acercaba a visitar a sus propietarios.
Ah, pero llegó un momento que sus dueños se fueron para no volver y se quedó sola.
Por ella también habían pasado los años, y con ellos los deterioros propios de la edad. Su vieja tapicería requería atención, su metal había perdido brillo, y una capa de polvo la envolvía restando así su belleza.
Los herederos de sus dueños, no la prestaron la mínima atención al recibir el legado de sus familiares. Es más, la consideraron un trasto viejo e inútil y la confinaron en un viejo, frío y lúgubre sótano.
Su tristeza era inmensa, recordando su esplendor de antaño y la soledad en la que se encontraba ahora. Pero su espíritu luchador la hacía no dejarse morir ansiando que alguien por fin la rescatara de su encierro y le devolviera a la vida.
Y si...el milagro ocurrió...
Un joven restaurador la descubrió por azar, e hizo lo imposible por comprarla.
Una vez en su poder, comenzó un proceso largo para curar sus viejas heridas de guerra.
Con enorme cuidado fue limpiando la capa de polvo hasta sacar su color natural al exterior. Después con mucha precisión fue deteniéndose en cada una de las piezas para intentar ponerlas al día y que funcionara su mecanismo. Tras unos días de intenso trabajo, llegó la hora del proceso de tapizado. Al final, la silla se miró al espejo y se vio muy guapa.
Había recuperado su belleza y servía de nuevo.
Pero su historia no termina aquí.
Una joven peluquera con cara de niña traviesa y ojos chispeantes de estrellas, se encapricho de ella  e hizo lo imposible por rescatarla de nuevo y darle vida trayéndola  a su trabajo.
Esa joven peluquera de mirada limpia y sonrisa picarona, la ha devuelto la dignidad perdida. Ahora ocupa un puesto de honor en su peluquería unisex. Aguanta estoicamente las posaderas de los clientes que acuden a que su dueña les preste el servicio de un buen corte de pelo, mientras las féminas que también acuden por allí le echan piropos.
Ella es la reina del local. Con su arte vitange es la envidia de las demás sillas del resto de peluquerías del pueblo.
La joven peluquera la trata con mimo, porque es amante apasionada de su profesión que ha querido compartir con ella su local por simple placer de disfrutar de las cosas bellas.
Las manos de esta joven peluquera, mueven la tijera con soltura y precisión. Hasta parece que bailan en sus manos. Iniciando así una obra de arte en cada cabeza que se atreve a pasar por ellas.
Ambas, escuchan las historias de las clientas que llegan una y otra semana a ponerse guapas y comparten las cosas buenas y malas de cada una de ellas. Porque en las peluquerías se crea un clima de confianza mutua, una hermandad de confidencias, un respiro en nuestra vida de duro trabajo, una complicidad entre mujeres, o entre hombres...
Y es bien bonito recuperar viejos objetos cargados de historia y darles vida de nuevo.

P.D. Este relato se lo dedico a mi amiga Maricarmen, la peluquera que me atiende, por ser una magnífica profesional y amiga que desde hace unos años se abierto camino en esta profesión dura, pero necesaria. Además, con él, quiero dar voz a la cantidad de autónomos que las pasan "canutas" en este país a la hora de sacar su negocio a flote sin ayudas de la Administración y poniéndoles trabas una y otra vez.