28 de diciembre de 2020

¡FELIZ NAVIDAD!

 


Días de vacaciones.

Estaré ausente de la blogosfera.

Os deseo una Felices Fiestas Navideñas.

No serán como siempre, pero esperemos que el próximo año podamos celebrarlo por todo lo alto.

Miles de besos para cada uno de vosotros.

Os dejo estas fotografías que me hice el año pasado con mi gata Leticia. Estoy en pleno proceso de duelo.



El año pasado disfrutó mucho con las bolas y cintas del árbol de Navidad.

Nada hacía presagiar que serían sus últimas fiestas a mi lado.

Os deseo una feliz Nochevieja y entrada de Año Nuevo.

Deseando dejar este año maldito y poniendo la esperanza en el que está a punto de comenzar.

Un recuerdo entrañable para aquellos que han perdido la vida.También para sus familiares que lloran su ausencia.

6 de diciembre de 2020

PASEOS POR LA CIUDAD

 



Acudí por la mañana al centro. Tenía que comprar un encargo de unos amigos de la zona de Guardo.

Aproveché para hacer una gestión en el banco. No tuve que esperar mucho. Había cuatro o cinco personas mayores delante de mi un poco perdidas.

Ahora todo se hace a través de frías máquinas que ni te saludan, ni te miran, y que no funcionan como tengas algún fallo.

En honor a la verdad, en esta oficina hay una mujer encantadora que te facilita todo enormemente con una sonrisa. Ella, solícita, teclea el DNI de algún anciano que apenas ve, para coger el número, o te soluciona cualquier problema que pueda surgir. Y todo ello con una sonrisa, repito, y una esmerada educación. 

Hoy, no me he podido reprimir, y le he dicho en voz alta, qué donde tenía que firmar para poner un diez, un once, un doce...por su buen hacer y que llegue a oídos de sus superiores. 

Ella, un poco avergonzada, ha sonreído con más ganas y me ha dado las gracias.

Estas personas con este temple, son el alma de las grandes empresas. Quizá nunca sea reconocido el valor de su trabajo, pero continúan dando lo mejor de ellas mismas. 

Cuando las descubro, me gusta hacérselo saber, como justo pago a su humanidad y profesionalidad. La mayoría de las veces, solo sabemos protestar. 

Por supuesto debemos protestar cuando no nos prestan un buen servicio, claro que sí, pero también agradecer los servicios prestados.

Me conmueven esos ancianos de mirada perdida, con su cartilla de siempre esperando ser atendidos. 

Preguntando una y otra vez: ¿Qué significa esta cantidad que me han cobrado y no sé de qué? 

Al no llegarles los recibos en papel a casa, no se aclaran los pobres.

Ahora el auge es la banca electrónica. 

Muchos pueblos pequeños se quedan sin oficinas, con lo que conllevan esos servicios para las zonas rurales y su población mayoritariamente de edad avanzada.

Quizá sea más sensible para captar este problema por mi edad. Y eso que yo domino bien las nuevas tecnologías...

El mundo, y los que lo dirigen, avanza, sin importarles un pepino los seres que lo habitan.




Una tarde acudí con mi amiga, Yolanda a un centro comercial. Me habían encargado unos décimos de lotería unos amigos de la zona de Guardo. Pensábamos que era en Pamplona capital donde se encontraba la administración de lotería San Fermín, pero resulta que era en Huarte. No está muy lejos de donde vivo, pero no sabía como ir, por eso acudí a mi amiga que tiene coche.

No puso ninguna pega para hacerme el favor. Es una mujer joven, de la que podía ser su madre, pero que nos entendemos a las mil maravillas. Generosa, alegre, amante de los animales y muy buena gente. Me gusta rodearme de la gente joven y aprender de su pura inexperiencia. 

Cadena de favores. Yo le hice un favor a mi amigo, y ella me le hizo a mi.

Había expuesto un Belén hecho de globos. Los niños posaban delante de él para tener una foto para el recuerdo.

Yo, no quise ser menos que ellos...




El alumbrado navideño ya luce en la Plaza el Castillo. Me acerqué a verlo y a hacer unos vídeos y fotos.

Los niños son los que más disfrutan con ello.




El árbol de Navidad, lucía con su colorido poniendo una nota mágica a la noche. La gente procuraba cumplir con las medidas de seguridad, mientras los padres hacían fotos a sus retoños.




El Ayuntamiento también lucía engalanado. Ya estaba expuesto en el zaguán , el Belén y el Olentzero. No me paré a visitarlo.



Había grandes colas para entrar a comprar en las tiendas de regalos. 



Acababan de dar permiso a la hostelería para abrir las terrazas y se podía ver a la gente en ellas, pues no hacía demasiado frío. 



En el casco viejo pude ver muchos pequeños comercios y bares que habían tenido que cerrar para siempre. Me conmoví viendo su orfandad y el problema para esas familias que vivían de ello.




No soy de jugar a la lotería, pero al pasar por la Calle San Nicolás, compré un décimo; por lo visto el año pasado repartió algún premio.



Por precaución suelo bajar poco al centro. 

Una tarde, me acerqué a comprar algo que necesitaba.

En el autobús pude observar un par de detalles solidarios. Un chico de origen chino, pasó su tarjeta por el lector de billetes y le pitó porque no tenía saldo. El, un poco azarado, buscaba el monedero en su bolsillo sin encontrarle. Detrás venia una chica de origen peruano que se brindó a a pagarle su billete.

La chica llevaba una preciosa niñita de la mano. Por unos instantes, una sonrisa unió a estas personas de países tan distintos.

Luego, le ocurrió lo mismo a un hombre maduro y fue un chico joven el que le pagó su billete.

Con la mala prensa que tienen a veces los jóvenes, no pude por menos de dedicarle una sonrisa y una mirada de aprobación. 

Había un ambiente de armonía que me hizo tener esperanza en el ser humano.



Un olor a castañas recién asadas me llegó al llegar a la plaza de la Iglesia  de San Nicolás. 

En el Corte Inglés, Jimena e Iñigo sentados en el suelo pintaban en un cuaderno. Solo la voz de su madre les interrumpió , diciendo a Jimena que cuidara de su hermano.

En Zara, unas chicas comentaban al lado de una chaqueta de cuadros rojos, que ese mismo modelo lo llevaba el otro día, Inés Arrimadas.

Escuché a unas amigas mayores al pasar: Si...embargados por los hijos, porque ellos..."

Me imaginé que les habían avalado.



En Primor, un crío muy pequeño lloraba a mares sin que su madre, hermana y abuela pudieran hacer nada por consolarle. 
"¡Arabia, coge a tu hermano y sácale fuera!"Gritaba su madre. 
El pequeño tenía un berrinche que pensé me rompía los tímpanos. 
Un par de amigos, iban comentando: "Para ver a Julian riñendo a sus hijos, mejor no juntarnos" Imaginé que sería para las próximas fiestas.


Como no sé si voy a escribir algo antes de la Nochebuena, me voy a tomar un trozo de panettone a vuestra salud y desearos una felices fiestas.

20 de noviembre de 2020

MIEDOS

 



Me contaron un día los miedos de un señor muy serio que apenas sonreía.

Era un hombre cejijunto, de mirada inquisidora, con principio de alopecia andrógina y manchas en su cara.

De baja estatura, y piernas arqueadas; debido a un raquitismo en su infancia no diagnosticado. Caminaba despacio y con temor a caerse. 

Tenía ya una edad provecta y vivía solo.

Apenas se le veía relacionarse con nadie. Solía tomar el sol en un banco del parque, acompañado de su bastón y su sombrero.

Casi se podía adivinar su vulnerabilidad, expuesta sin ningún pudor, al observarle detenidamente. 




Se le veía frágil, afligido, emocionalmente lastimado.

La idea de la muerte, la enfermedad y el sufrimiento, le habían llevado a aquel estado. 

A lo largo de su vida, había poseído todo lo mejor de lo mejor, según aquellos que miden la felicidad con unos parámetros muy simples: fama, riqueza, honores...

Pero llegó un día, que tuvo que enfrentarse como cualquier mortal al paso de los años.

Comenzó a sentir en su organismo el declive funcional de todos los tejidos y órganos del cuerpo de manera gradual. 

Sus células comenzaron a dejar de funcionar como lo hacían en sus primeros años de vida. Expuestas a más sobrecargas ( estrés) a factores tóxicos ( radicales libres) radiaciones...Se fueron acumulando daños imposibles de reparar y fallos en el organismo.

Además de la pérdida de la memoria, le asustaba la idea de la muerte.




Concebía la muerte como un doloroso trance imposible de eludir.

Padecía claustrofobia desde siempre y le atemorizaba sobremanera la idea de que no pudiera respirar en sus últimos momentos. 

Algunas noches, cuando se acostaba y sentía  cerrarse sus párpados, le entraba una especie de angustia vital, porque le recordaba a la muerte.

Entonces, presa del pánico, sacaba sus brazos fuera de las mantas como buscando la libertad. Se sentaba encima de la cama y respiraba con fuerza tomando aliento.

Sabía que la muerte no se iba a olvidar de él, pero lo que le atormentaba sin parar era la situación en que se daría su deceso. 

Ese paso hacía lo desconocido.

Ese no poder controlar la situación.

Esa angustia que le salía de dentro.

Había dejado dicho a sus familiares, que icineraran su cuerpo. 

Una enorme angustia se apoderaba de él, cuando pensaba que le dieran por muerto y volviera a la vida dentro del féretro enterrado bajo tierra. 

La llamada tafofobia, miedo irracional y persistente a ser enterrado vivo, como consecuencia de haber sido diagnosticado muerto erróneamente, le tenían aterrorizado.

Había escuchado alguna de estas historias escabrosas y leyendas urbanas de ataúdes y muertos que le habían erizado la piel.

Incluso había leído con enorme interés la historia de terror magistralmente escrita por el maestro Edgar Allan Poe titulada:"El entierro prematuro". En esta obra, el personaje es una pobre víctima de sus febriles alucinaciones. La catalepsia, unida a sus fantasías, visiones y obsesiones con la muerte no le dejan vivir.

No le habían educado para sentir que la muerte forma parte de la vida. En nuestra cultura se tiende a ocultar desde niños esta verdad que nos atañe a cada uno.

Sentado al sol, con su sombrero y su bastón se le puede ver cada mañana ocultado sus miedos.


10 de noviembre de 2020

LA NOCHE

 



Anochece pronto. 

Las tinieblas se adueñarían de las calles a no ser por las farolas.

No he acudido hoy a mi cita diaria para ver como se despide el sol en el horizonte. Todavía puedo ver en la oscuridad el reflejo de color rojo fundirse con las nubes.

Hasta mi, llegan unos pasos que van marcando el compás. Son dos enamorados atrapados en la noche.

Un silencio lo envuelve todo.

Solo escucho el rumor de las musas que pelean por hacerse notar. 

Twitter se ha convertido en el estercolero de los fracasados y envidiosos. Amparados en el  anonimato, van dejando un poso de inmundicia y maldad.

Me niego a formar parte de este circo inmoral.

Estuve esta mañana leyendo sentada en un banco del parque. Un sol otoñal me besaba la frente, única parte visible de mi cara. Las gafas se empañaban a la vez que iba leyendo. 

Era un libro sobre el amor no correspondido con una prosa poética maravillosa.

Me fundí con las letras intentando hacerlas mías.

Me ocurre con frecuencia.

Las letras bailan a mi alrededor y no me queda más remedio que  atraparlas, dándoles vida. Intentado componer algo bello que me haga olvidar la fealdad que anida ente viejo mundo marchito de sueños.

Cerca, pude contemplar a unos niños que volvían del colegio. Salieron del coche a todo correr. Eran dos hermanos de corta edad. Uno de ellos intentaba llegar primero al portal. Las voces y risas infantiles llenaron el parque de una luz especial.

Desde hace unos meses vengo observado que he perdido la cintura por algún rincón de la casa. Mi figura se ha convertido en un bloque compacto sin forma alguna. Lo único que sobresale, son unas "mollas" por ambos lados. 

¡Ay, pobre de mi...!

Solo me quedan las letras y, a ellas me aferro.

A fin de cuentas, ellas son imperecederas. 

¿Qué me importa a mi no tener cintura? 

Es algo menor si todavía estoy viva.

Vivita y coleando jejeje.

No son buenos tiempos para casi nada.

Pasa el día y llega la noche. 

Palabras banales que decimos sin más.

Un día más, es un día menos. 

Por eso vivo cada uno intensamente.

No quiero ser esclava de mis miedos.

Aparto de mi cualquier incertidumbre que pueda borrar mi horizonte. 

Los árboles van quedando desnudos de hojas. 

Una gran alfombra se mece bajo mis pies. Pura poesía para mi alma inquieta.

Pero además, según los entendidos, las hojas caídas son un recurso natural rico en materia orgánica en minerales extraídos del subsuelo por las raíces de los árboles , y en microorganismos que en su proceso de descomposición contribuyen a enriquecer el suelo.

La noche sigue su curso, mientras a través del cristal veo formas fantasmagóricas que bailan al son de la luna. 

Cosas de mi imaginación calenturienta.

Siempre he sido amiga de la noche.

Ejerce sobre mi un poder de seducción enorme.

Después,  viene un nuevo día. Una nueva oportunidad de ser yo misma, a pesar de no tener ya cintura.

Buenas noches queridos amigos.


3 de noviembre de 2020

MIRADAS DE OTOÑO.

 


Se han llenado las hojas de los árboles de colores.




Me sumerjo como en un caleidoscopio de colores y formas dentro del parque.




Me dejo llevar del arrullo del viento al caer la tarde.




Una alfombra de hojas se abre a mi paso. 

Apenas me atrevo a pisar, me parece escuchar su llanto.




Mis recuerdos se van a orilla del Carrión. 

Un río ligado a mi historia, que cobija mis sueños, mis secretos, mis anhelos...



Y al parque donde tantas veces fui feliz.

Cada Otoño me solía perder con mi cámara tratando de rescatar la belleza.




En cada esquina se divisa una acuarela de maravilloso colorido.

En esas tardes de Otoño donde nace un poema o una balada, me refugio.



Los madroños lucen así de bonitos. 

En cada Otoño amo la vida.



Cada Otoño se lleva un poquito de mi, por eso procuro vivir intensamente.



Los caminos se llenan de enamorados.



De familias que pasean al caer la tarde.



De personas que se ayudan al caminar .



De jóvenes que beben su vida sorbo a sorbo.



De niños que juegan y comparten confidencias.

23 de octubre de 2020

RETAZOS DE LA VIDA DE CELIA. CAPÍTULO SÉPTIMO.

 


Los padres de Celia se trasladaron a vivir a Guardo, provincia de Palencia.

Guardo vivía  de la agricultura y la ganadería, pastos, cereales y lino, si bien existe también una tradición alfarera cuyo origen se desconoce, pero que ha llegado hasta nuestros días.

El desarrollo industrial de Guardo fue paralelo al descubrimiento del carbón en la comarca a finales del siglo XIX y la construcción del ferrocarril de vía estrecha La Robla- Bilbao, llamado "El Hullero" que ponía dicho carbón en puertos de mar como Santander y Bilbao y sobre todo en los Altos hornos de Vizcaya.  Con el inicio de la minería a principios del siglo XX y el aluvión de gentes de otras tierras que buscaban trabajo en la extracción del carbón, se modifica la fisonomía del pueblo y el casco urbano antiguo va siendo engullido por las nuevas construcciones.  Wikipedia.




Celia venia de un pueblo más pequeño que la hermosa villa de Guardo.  Se mudaron allí, porque su padre encontró trabajo en la minería. Tenía entonces cinco años.

Su abuelo era un empresario minero que procedía de León. Se había enamorado de su abuela, cuando fue con su hermano a explotar las minas cercanas al pueblo de donde ella vivía.

Con la venta de la herencia de la madre de Celia y algún ahorro, pudieron dar la entrada para un piso de protección oficial de los primeros que se hicieron en aquellos años.

Era un luminoso piso en la planta baja rodeado de un jardin.

Su padre le había dicho a Celia, que en el nuevo piso había una enorme taza blanca donde podía hacer pipí dentro de casa. En su pueblo por entonces no había baño, con el consiguiente problema a la hora de esos menesteres cotidianos que a todos nos acusan. Eran los años cuarenta.

Ella, con su curiosidad innata, lo primero que quiso ver fue  la enorme taza que en su imaginación había idealizado. Al verla, se quedó muy sorprendida y sin atreverse a sentarse en ella. Temía escabullirse dentro sin saber donde iría a parar. Por más que su padre le animó a hacerlo, no hubo manera. Pero la necesidad pudo más que su miedo y fácilmente se fue acostumbrando.




Por entonces se acondicionó el caserón construido en base  a la fachada de sillería, y que en el último tercio del siglo XIX había pertenecido a D. Antonio Huertes, en un Colegio de las Monjas del Amor de Dios. 

El padre y la madre de Celia quisieron que su hija estudiase allí, preocupándose de tener una plaza muy cotizada entonces. 



Por aquella época había grandes nevadas que a veces le impedían ir a clase. Esta foto es más actual y la nieve es menor. 

Entonces se pasaba la mañana al calor del hogar viendo a los mayores hacer caminos con palas para poder salir. Lo que le encantaba era jugar con la nieve. Tirar bolas a los amigos, resbalarse por ella cuando estaba helada en alguna cuesta. O simplemente tirarse con los brazos abiertos todo lo larga que era cuando estaba recién caía, dejando la huella de su cuerpo en forma de ángel.

Celia lucía flamante con su uniforme impoluto, que consistía en un pichi con una blusa blanca,  corbata y abrigo para los días de invierno. Su madre la peinaba con dos coquitos a cada lado con unos prendedores de margaritas. Había heredado el pelo abundante y recio de su padre y no tenía problema alguno. Eso si, la hubiera gustado tenerlo más liso, pues lo tenía muy ondulado y era difícil dejarlo largo.

Algunas veces, jugando, hacía realidad su sueño de tener una hermosa melena lisa, poniéndose una toalla como peluca. Con su melena de mentirijillas y los tacones de su madre iba poniendo los cimientos de su alma femenina presumida y coqueta.

Entraban en fila cada mañana los chiquillos al colegio y salían igual. 

No recuerda a ninguna monja de manera especial. Por entonces ella estaba más por la labor de conocer nuevas amigas.

Se le han borrado casi los recuerdos de entonces. Era muy pequeña.

Recuerda que la fiesta del colegio, era el Día de la Niña María. Entonces se celebraba una misa con cánticos y el colegio se llenaba de una alegría especial.

Quizá con motivo de esa fiesta y de alguna otra, venía el fotógrafo, y detrás del colegio, en el Otero, les hacían fotos en grupo. Lo que si recuerda, eran las risas cómplices a la hora de posar. Cuanto más les decían que estuvieran quietas, más risa les daba. Los posados podían durar horas. Entonces se utilizaban las cámaras de carrete, y me imagino al pobre fotógrafo, hasta obtener la foto deseada antes de que se se le acabara el carrete y la paciencia.

Allí pasó sus primeros años de enseñanza y donde nació su amor por las letras. 

El arte de conocer las letras, unirlas y formar frases aprendiendo caligrafía, para después seguir un dictado, o hacer una redacción, le cautivaba de manera especial. 

Después aprendió a utilizar el plumín sujeto a un palillero que llenaba de tinta proveniente de un tintero. ¡Que peligro tenía aquello...! La tinta se podía verter por la falda o la camisa del uniforme. Y las manos y los dedos eran pasto del color azul o negro imposible de quitar.

Pero como todo avanza, comenzaron a aparecer por el aula unos modernos tinteros de plástico que no dejaban caer la tinta. Incluso se les podía poner boca abajo y no se salía. 

Era como algo mágico para aquellas pequeñas criaturas que comenzaban asombradas a conocer el mundo. 

Claro que estos artilugios eran caros por estar de actualidad. No todas las familias se podía permitir un gasto así. Celia siguió con su tintero de cristal, mientras por el rabillo del ojo miraba los de sus compañeras más afortunadas.

Pero un día, sin querer, tiró al suelo uno de aquellos modernos tinteros y le hizo una enorme raja por la que se salía la tinta. La dueña, puso el grito en el cielo, acusándola a la sor María de turno que le obligó a pagar el diabólico aparatejo. 

¡Menuda drama y menuda injusticia!

Aquello le marcó de tal manera, que desde aquel mismo momento quiso que su padre la sacara de allí. 

Las clásicas "enchufadas " tenían siempre las de ganar.

Continuará....

P.D. El resto de capítulos se pueden leer a la derecha del blog en las etiquetas.


13 de octubre de 2020

LA MOCHILA

 


Llevaba una mochila a la espalda, donde guardaba todas las ilusiones, todos los sueños, los fracasos, los secretos, los amores,  las alegrías, las penas de toda una vida. 

En algún momento la carga se le había hecho muy pesada impidiéndole caminar con ligereza. 

Otras, había sido más liviana. Incluso le había llevado a caminar con enorme agilidad. Como si se tratara de una pluma movida por el viento.




Alguna vez,  a su mochila y fiel compañera, se le fue el color. El blanco y negro, los tonos grises formaron parte de sus días.

Pero dentro, seguían intactos los sueños por cumplir.




Habían pasado muchos años, desde que en su infancia comenzó a caminar con una mochila a sus espaldas.

La mochila, entonces, era de colores vivos, y con unos enormes ojos de búho que observaban la vida con asombro y sin apenas peso dentro.

Después, los libros y cuadernos se hicieron un hueco en ella.

Con el paso de los años, la fue llenando de vivencias, de historias, de sucesos, de conocimientos, de inquietudes, de deseos, de costumbres...

Quizá para los demás, la mochila era invisible. Hay sensaciones que solo las percibe el interesado. 

Pero ella, hasta veía en las espaldas de familiares, amigos, conocidos, y la gente con la que se cruzaba por la calle, enormes mochilas, dependiendo de la edad.

Incluso a través de ellas podía ver el estado de ánimo de los que las portaban.

Porque la mochila era un poco como el interior de cada uno. 

Además cabía la posibilidad de cargarla en las espaldas para repartir mejor el peso y seguir caminando.

Ella, acaricia una vez más su vieja mochila como queriendo rescatar retazos de su vida, que de alguna manera están cobijados dentro.

Habían recorrido el mundo juntas y les había llegado la hora de descansar.




5 de octubre de 2020

LAS MUSAS

 


De vez en cuando me abandonan las musas y no sé por donde empezar a escribir. 

Esas inspiradoras de las artes, se alejan de mi, dejándome sin inspiración alguna.

Por eso he decidido escribir sobre ellas, por si logro que regresen a mi cuanto antes.

En la Grecia Antigua se podían contar por decenas las grandes divinidades que existían. Pero también había lo que conocemos por musas. Eran también divinidades, pero no tenían tanto poder.

Las musas eran las inspiradoras más importantes de la época. Inspiradoras de música, amor, arte, ciencias, poesía, etc.

Al principio tuvieron un número indeterminado y finalmente fueron nueve las únicas musas para toda Grecia. 

Hedioso les dio el nombre con el que se las reconocería en todo el imperio griego.

Estas nueve musas nacieron de nueve noches continuadas entre una de las titánidas , Mnemóside y el dios de dioses Zeus. 

Caliope, musa de la elocuencia, poesía y belleza. Estaba representada por un estilete y una tabla de escritura. Era la madre de Linus y Orfeo.

Euterpe, era la musa de la danza y la poesía coral y se dice que era la madre de las sirenas.

Clio. musa de la historia. Se dice que introdujo el alfabeto en Grecia. Es representada por un pergamino y era madre de Jacinto.

Melpómene, era la musa de la tragedia y es representada con un cuchillo en una mano y una máscara tragicómica en la otra.

Erato, la musa de la poesía lírica amorosa, representada con una lira.

Urania, musa de la astronomía, las ciencias exactas y la poesía didáctica. Se le representa como una mujer con una esfera en la mano izquierda y una espiga en la derecha, vestida con un manto cubierto de estrellas.

Talía, musa de la comedia y también de la poesía bucólica representada con la máscara de la comedia en una mano y en la otra un bastón de pastor.

Polimia, musa de la poesía sacra y los cantos sagrados. Se la representa con un dedo sobre la boca, representando la discreción y el silencio. 

Marcelo Ferrando Castro es el autor de este artículo que os traigo en Red Historia. 

Espero que las musas acudan a mi cuanto antes, después de haberles dedicado esta entrada solo para ellas.

Y a vosotros queridos amigos, os haya servido para ampliar conocimientos al igual que me ha servido a mi.


25 de septiembre de 2020

OTOÑO

 


El Otoño acaba de llegar para quedarse.

Y presiento que va a ser un Otoño extraño, igual que la Primavera y el Verano.

En apenas un día hemos pasado de tener 28 grados a 12.

De la noche a la mañana he tenido que dejar las sandalias y los vestidos vaporosos de verano y buscar algo de abrigo en el armario.

Mis rutinas se verán un poco alteradas, por otras más propias de esta época. 

Los largos paseos a primera hora de la tarde, el cine, la lectura, la escritura formarán parte de mis horas.

Estuve esta semana en una clínica privada visitando a un enfermo. 

Como es habitual en mi, no me perdí detalle.

A la entrada un control exhaustivo de geles, avisos controles...

Una vez dentro, mis pasos se dirigieron al encuentro de mi amigo a través de largos pasillos repletos de pacientes.

A mi lado pasó una pareja de mediana edad. Él la llevaba cogida por la cintura con enorme afecto. Ella, demacrada, pálida, triste...

Una vez que hubieron pasado a mi lado, les observé a lo lejos.

Él, la abraza sin ningún recato, le acaricia la cara, el pelo...

No sabe que más hacer, para demostrarle, que a pesar de la mala noticia, o los peores resultados, su amor por ella está ahí para lo que haga falta.

Me conmueve su actitud.

La vulnerabilidad de ella, también.

Creo ver una lágrima correr por su rostro.

Se pierden a lo lejos, con los demás viandantes a través del cristal de la puerta de entrada.

De repente, una voz malhumorada me despierta de mis pensamientos.

-¿Puede quitarse de en medio? me grita un hombre de edad avanzada y malas pulgas.

Va por el pasillo a grandes zancadas, llevando todo por delante. Hasta ha rozado el sofá cercano al pasar.

Prefiero no hacer ningún juicio de valor, tratándose del lugar en que me encuentro.

Quizá su prisa y sus malos modos se deban a las circunstancias por las que está pasando. Malas noticias, noches en vela al pie de la cama del familiar enfermo, cansancio, tristeza...

Me siento culpable de mi despiste, habiéndome interpuesto en su camino.

Pero no es esta la primera reacción desmesurada del día. Esta mañana al bajar la escalera, mi vecina salió a mi encuentro. Y también, Nora, su perrita.

En el piso de arriba había comenzado a limpiar la escalera la chica que realiza estos menesteres. Al llegar al descansillo donde charlamos mi vecina y yo, nos recrimina de malos modos con la misma pregunta: "¿Podéis quitaros de en medio?"

Lo dice con tono malhumorado, con enfado.

Va con prisa, con demasiada prisa.  

Y es que, en pocas horas tiene que limpiar varias escaleras del barrio y no llega a tiempo.

Un trabajo arduo y quizá mal remunerado.

Trato de tener empatía y no juzgar.

Creo que los últimos acontecimientos nos influyen a la hora de nuestras rutinas diarias.

El miedo, la angustia, el temor de enfermar o perder el trabajo, la incertidumbre que hay a nuestro alrededor, está cambiando nuestra manera de vivir y hasta nuestro propio carácter.

Un par de chicos jóvenes, pasa junto a mi con un ramo de rosas. Llevan la ilusión a flor de piel. Sonríen, sus pasos son seguros y acompasados. 

Quiero pensar que han recibido una buena noticia.

No todo tiene que ser malo en este lugar.

- Mamá, Araceli, esos zapatos...

Es un hombre de mediana edad que cobija entre sus brazos a su madre. 

Caminan despacio. 

Quizá más de lo que requiere el momento.

La enfermera acaba de pronunciar su nombre.

Araceli, es una mujer delicada, muy elegante, con una sonrisa tierna, que fiel a si misma, no ha querido dejar de ponerse unos preciosos zapatos de tacón que resbalan al caminar, para acudir a la cita con el Oftalmólogo.

Genio y figura...

Su hijo se encarga con su fortaleza que no caiga al suelo.

Ella sonríe sin parar.

Él también.

Hay una enorme complicidad entre ellos.

Sonrío también yo de buena gana.

A lo lejos veo a una mujer joven con un bebé en brazos.

Apenas tiene unos días.

Duerme tranquilo.

Es una estampa preciosa.

La maternidad, el milagro de la vida, se hace presente iluminado por unos instantes aquel lugar de dolor y muerte.

Vida y muerte, siempre presentes.

Fuera, la vida sigue con el ir y venir de las gentes intentando olvidar el miedo, el dolor, la angustia...

Las hojas de los árboles caídas, vuelan hasta quedarse atrapadas en lo alto de un banco, o en una cornisa. Revolotean a mi alrededor. Da la sensación de que se niegan a morir.



18 de septiembre de 2020

PERSONAS GRISES.


 


Hay personas que caminan cabizbajas, de mirada huidiza y pasos indecisos, que uno se cruza por la calle y no son capaces de mirarte de frente. 

Y no es un juicio temerario sin más. Hablo con conocimiento de causa. 

Son almas perdidas en un mundo de afectos reales, llenas de complejos, envidiosas, manipuladoras, cotillas, controladoras de vidas ajenas, que son capaces de levantar un falso testimonio de hechos veraces llenos de la bondad genuina de otros seres. 

Esas personas, sin ápice de compasión por nada ni nadie que no sean ellas mismas, deforman la verdad a su antojo y ponen toda su atención en el correveidile de acá para allá sin contrastar la verdad. 

Tienen un mundo interior pobre, muy pobre...

Y es tal su pobreza, que no tienen nada que mostrar a los demás. Por eso traen y llevan la vida de los que les rodean atreviéndose  juzgar hasta la propia conciencia de los otros sin cortarse un pelo. 

Además son malas personas y abusonas. 

Su ignorancia les hace muy vulnerables, porque en el fondo son pobres diablos enfangados en malas acciones y deseos.

Atropellan la belleza y la luz de la vida. 

Son rastreros, mentirosos compulsivos, ladrones de sueños e ilusiones. 

Tienen un alma negra y no dejan pasar la luz de la verdad. 

Pero la verdad es genuina, simple, bella...y más tarde o temprano resplandece.

A los amantes de la verdad, ante estos hechos, no les queda más aliciente que el de tener en paz la propia conciencia.

No hay nada más grande en este mundo. 

Cuando se pierde la dignidad, se ha perdido la batalla.

Todo lo demás, pasa. 

Y el paso del tiempo, que es sabio, pondrá a cada uno en su sitio.


P.D. Dedicado a los amantes de la verdad.

3 de septiembre de 2020

¡BIENVENIDO SEPTIEMBRE!



A punto de terminar este extraño verano comienzo de nuevo a escribir en mi blog. 
Muchas tardes a la caída del sol he podido ver la belleza de los trigales mecidos por el viento.
He tratado de saborear la vida en sus más pequeños detalles, porque es tan fugaz. 



Lo de la fugacidad lo digo por la inesperada muerte de mi gata Leticia.  Nada hacía prever que en apenas unas semanas le diagnosticaran un terrible cáncer que se la llevo de mi lado.
Aún estoy viviendo mi duelo al cumplirse hoy dos meses de su ausencia.



Todos los años acudo a Guardo y estoy largos meses. Este año no he acudido a la cita con el río Carrión. 
Este verano extraño, largo, caluroso...lo voy a recordar siempre.



Espero que cada uno de vosotros hayáis podido pasar un buen verano a pesar de las dificultades que ha habido. 
Iré visitando vuestros blogs para ponerme al día. 
Os he extrañado a cada uno. 
Es curioso como une la red y que bonitas amistades virtuales se forman. 






Apenas he salido del lugar donde habito. Algún día he acudido a Miranda de Arga donde mi hermana tiene una casa. 
Una vez pasado el miedo, he procurado hacer vida normal tomando todas las precauciones necesarias pero sin obsesionarme.



Y aquí estoy de nuevo dispuesta a emprender el vuelo de la vida.  
Bienvenidos a esta vuestra casa.
Pasad, poneros cómodos. 
Comenzamos el mundo blogger.