14 de marzo de 2020

LA MALETA


Érase una vieja maleta que atesoraba todos los sueños cumplidos y por cumplir. 
Dentro de ella se encerraban las aspiraciones más bellas y los desencantos más tristes.
En su ir y venir por las estaciones de trenes, los aeropuertos, los apeaderos...muchas manos se habían aferrado a ella con todas sus fuerzas. Quizá con la esperanza a flor de piel y como meta de viaje.

Y es que solo la esperanza es capaz de convertir nuestros anhelos en vida.
Muchas personas la habían abierto como quien abre un tesoro porque estaban dentro sus pertenencias. Significaba de alguna manera el propio interior de su dueño, aquello íntimo que nadie conoce.
Porque las maletas, son un poco como el alma...

Caminamos a veces con maletas muy pesadas, y nos falta la valentía de abrirlas y tirar lo que sobra, lo que nos impide caminar ligeros.

Otras veces podemos perderlas en nuestro ir y venir como se pierden los sueños y las ilusiones del corazón.
Pero también en las maletas se esconden regalos y tesoros.
Incluso besos.