28 de septiembre de 2021

OTOÑO

 


Ha llegado el Otoño.

Una alfombra de hojas se asoma por los caminos.

Aún puedo sentir el cálido sol de los últimos días del verano.

No se oyen las risas de los niños ni los trinos de los pájaros en el parque.


Están frescas las huellas de los veraneantes en la plaza.

Puedo escuchar el sonido de un violín, o la voz de una joven soprano que me acaricia el alma.

Las musas acuden a mi presurosas, insinuantes, atrevidas...

Es la hora de dejarme llevar por ellas.

Sin las musas, me ocurre como a esas viejas casas deshabitadas, que están huérfanas de amores.

Mis pasos bailan al compas de la tarde. 




 Mi corazón sueña y ama, intentando atrapar la luna como los locos y los niños.

Llevo enlazados en mis dedos, tantos deseos como soy capaz de acariciar mientras camino.

Me abro paso como mejor puedo, salvando obstáculos.



He perdido la cordura por algún rincón, al igual que un día perdí mi cinturita.

Cada día estoy más convencida de que la vida es hermosa, y merece la pena embarcarse en la aventura de vivir el día a día.

Bien es verdad, que no todo es bello y bueno.

¿Quién no se ha encontrado perdido, o desamparado alguna vez?

Podemos sentir el peso del viaje, el polvo de los sinsabores que nos acechan por las esquinas. El mal en toda su crudeza, y tanto desatino que nos lleva a querer claudicar y tirar la toalla.

Aún así, la vida es hermosa y a ella me aferro.

Cada amanecer, renazco un poco.

Me atrevo a llevar en mi alforja, la ilusión como bandera, la curiosidad a flor de piel, el amor como insignia de mi escudo.

En fin...que soy una guerrera a pie de calle, pisando el asfalto en mi quehacer cotidiano.

Si alguien se quiere apuntar conmigo, será bienvenido.

19 de septiembre de 2021

LAS MIRADAS

 


De repente, les vi pasar delante de mi.

Un hombre rudo increpaba de malas maneras a su mujer .

Ella, intentaba hacerle entrar en un bar cercano, donde estaba alguien conocido, pues parecía querer decirle algo.

Imposible que el hombre cediera a a su amable requerimiento.

Tan solo recibió de nuevo un exabrupto como respuesta.

Con la cara descompuesta de rabia, volvió sobre sus pasos, y le faltó poco para empujarla.

Los ojos de aquella sumisa mujer, se posaron en los míos por un instante.

Después, bajó la mirada avergonzada y siguió su camino.

Se me encogió el corazón y estuve al borde de las lágrimas.

Su mirada penetró en mi alma, causándome una herida interior.

Por un momento, pude imaginar su calvario y me llené de tristeza.

Era una mañana soleada, y me encontraba saludando a unas amigas. Nos habíamos reunido allí saboreando la belleza del encuentro, cuando fui testigo de tamaña injusticia.

Tuve la tentación de coger de la mano a la mujer y salvarla de aquel energúmeno. Invitarla con nosotras, y que sonriera, dando un salto a la libertad. 

Pero se perdió a lo lejos con su amargura, sin darme tiempo de rescatarla.

Cerca, en unos matorrales, vi una mariposa libando el néctar de unas flores que acababan de nacer. Volaba libre, sin ataduras, mientras yo la observaba extasiada.

Y volví a recordar a a aquella mujer de mirada triste que soportaba el peso de su prisión.

¡Como me hubiera gustado hablar con ella!

Aliviar su pena, intentar cambiar su situación.

Pero tan solo fue un instante en el que nuestras miradas se cruzaron.

2 de septiembre de 2021

LA MIRADA


Bienvenido Septiembre.

 Aprovecho los últimos días del verano para saborear la vida a orillas del Carrión, donde unos ojos misteriosos me observan.

Su mirada estática me acecha cada atardecer. Por mucho que intento pasar de largo sin ser vista, ella me escudriña las entretelas del alma.

Es el único retazo de arte que queda en aquel paredón desde que un viento huracanado lo tirase al suelo un día de Otoño gris.

Todas las demás figuras y paisajes que allí habitaban  desaparecieron bajo los escombros, llevándose el corazón del artista que les dio vida.


Pero ella, con sus enigmáticos ojos, observa la vida y a las gentes del lugar, por si alguien le devuelve la mirada y quizá esboce una sonrisa comprensiva tratando de aliviar su soledad.

Se quedó rumiando sola los días pasados en buena compañía. 

Su mirada se torna triste y melancólica, cuando el agua del río cercano le canta una canción de amor al pasar. Y en las noches de luna llena, cuentan que se les ha oído reír a los dos  compartiendo confidencias mientras los humanos duermen y la paz inunda aquel rincón.

Un viejo poste le sirve de refugio cuando la lluvia azota la pared hiriendo su cara sin piedad.

Entre los dos hay un pacto de amistad que el paso del tiempo ha hecho firme y seguro.

Las gentes con la llegada de la Primavera y el verano, van y vienen por el camino charlando de sus cosas, disfrutando del buen tiempo, mientras unos ojos oscuros les contemplan en silencio.

Cuando descubrí esa mirada, desde el primer instante me fascinó, y hubo una complicidad enorme con esos ojos.

Quizá se deba a mi imaginación calenturienta y mi curiosidad innata por dar vida a los objetos que me rodean.

Cada verano cuando regreso a Guardo, en mis paseos solitarios a orilla del Carrión, la busco, por si aún vive.

Y si, ahí esta con su misteriosa mirada y sus recónditos secretos.

P.D. Queridos amigos regreso a la blogosfera de nuevo después de un intenso verano. Aunque todavía permanezco de momento en Guardo, en unas semanas volveré a Navarra de nuevo. Os iré visitando poco a poco.