22 de noviembre de 2021

LA TORMENTA


 Ruge el viento en mi ventana y las gotas de agua bailan al son de su furia.

Parece se hayan desatado por la calle todos los demonios vivos con sus voces broncas, malhumoradas, irrespetuosas, insultantes...

Se me antoja que es un poco el reflejo de nuestra sociedad en los últimos tiempos.

Me refugio en las letras al compás de la tarde y de un té con un rosco de vino. También una roja manzana, insinuante, tentadora, apetecible...

Todos procuramos buscar un refugio donde apoyar nuestra vulnerabilidad y sentirnos seguros.

Fuera, el viento sopla cada vez con más fuerza y la lluvia empapa los cuerpos, e incluso las almas, de los que se atreven a plantar cara a la tormenta.

Las letras, compañeras amadas en estas largas tardes, revolotean a mi alrededor mientras intento darles vida uniéndolas entre si.

Y muerdo la manzana de la tentación, porque amo el riesgo, mientras el té caliente penetra en mis huesos y me salva del frío, de la indigencia y la soledad.

Escucho al viento gruñir como a un matón de barrio que se cree el mismo Dios del universo. 

Hasta mi llegan las voces, los insultos, la furia, la intolerancia y el miedo de algún transeúnte que pasa debajo de mi ventana. 

La tarde se va alejando en el horizonte, dejando entrever la noche. Me cobijo al amor del fuego de la chimenea, degustando el rosco de vino, recobrando fuerzas para la lucha que me espera mañana cuando acabe la tormenta.