Observando esta foto de mis mascotas donde parece que se están contando algo al oído, he llegado a la conclusión de que los seres humanos necesitamos compartir con los demás nuestros sentimientos.
A veces, es vital poder hablar de nuestras cosas con el amigo,con el padre, con la madre, el hermano ...
Cuando en el vivir diario abundan los silencios, casi siempre suele ser porque nos aislamos
Para que la confianza fluya, se tiene que dar un clima de confianza mutua.
Quizá muchas veces tratamos de esconder nuestras propias fustraciones porque pensamos que ya no tienen remedio y nos quedamos interiormente rumiando nuestra propia soledad
Si solo dejamos entrar en nuestra alma una sola luz, la nuestra ... no estaremos capacitados para profundizar en un nuevo sol lleno de esperanza.
Siempre la mirada del otro puede llenar nuestro corazón de una nueva perspectiva , porque lo hace desde la noble razón de ayuda.
Donde quizá nosotros no somos capaces de ver, se enciende el horizonte de bellezas aún por descubrir.
Porque compartir equivale a repartir el peso de lo que nos atenaza.
Al hacer participe al otro de un trozo del alma, se configuran las dos en una sola.
Actualmente nuestra sociedad en su afán de poseer, relega en un rincón la pasión de escuchar.
Vivimos tan deprisa que a veces nos cuesta saber exactamente a donde queremos llegar.
En este fragor de batalla diaria a veces olvidamos lo importante.
Entretenemos con baratijas nuestras horas de sol.
Ponemos nuestros sueños a ras del suelo.
Pasamos de puntillas , sobre las cosas importantes
Todo ello aún pensando que estamos vivos ...
Sin darnos cuenta que nuestro corazón hace tiempo que dejó sus latidos ...
A veces, es vital poder hablar de nuestras cosas con el amigo,con el padre, con la madre, el hermano ...
Cuando en el vivir diario abundan los silencios, casi siempre suele ser porque nos aislamos
Para que la confianza fluya, se tiene que dar un clima de confianza mutua.
Quizá muchas veces tratamos de esconder nuestras propias fustraciones porque pensamos que ya no tienen remedio y nos quedamos interiormente rumiando nuestra propia soledad
Si solo dejamos entrar en nuestra alma una sola luz, la nuestra ... no estaremos capacitados para profundizar en un nuevo sol lleno de esperanza.
Siempre la mirada del otro puede llenar nuestro corazón de una nueva perspectiva , porque lo hace desde la noble razón de ayuda.
Donde quizá nosotros no somos capaces de ver, se enciende el horizonte de bellezas aún por descubrir.
Porque compartir equivale a repartir el peso de lo que nos atenaza.
Al hacer participe al otro de un trozo del alma, se configuran las dos en una sola.
Actualmente nuestra sociedad en su afán de poseer, relega en un rincón la pasión de escuchar.
Vivimos tan deprisa que a veces nos cuesta saber exactamente a donde queremos llegar.
En este fragor de batalla diaria a veces olvidamos lo importante.
Entretenemos con baratijas nuestras horas de sol.
Ponemos nuestros sueños a ras del suelo.
Pasamos de puntillas , sobre las cosas importantes
Todo ello aún pensando que estamos vivos ...
Sin darnos cuenta que nuestro corazón hace tiempo que dejó sus latidos ...