21 de diciembre de 2023

¡FELIZ NAVIDAD!

 


Desde este rinconcito virtual desde donde nos comunicamos a lo largo del año, os deseo una ¡Feliz Navidad!

Gracias por estar ahí siempre.

Os abrazo en la distancia.

Maripaz.

18 de diciembre de 2023

EL HOMBRE Y LAS MÁQUINAS

 


Vivimos en la era de las nuevas tecnologías, metidos en la vorágine de la rapidez a las que nos llevan por sus cambios constantes.

Es una lucha entre el hombre y la máquina y cada cual lucha por sobrevivir a su modo.

Para la gente que tenemos ya una edad, nos produce vértigo esta nueva manera de comunicarnos, donde se prioriza a las máquinas en detrimento de la atención personalizada de un ser humano a otro ser humano.

Y ocurre en cada una de las actuaciones que como ciudadanos de a pie, estamos obligados a cumplir.

Por ejemplo: sacar dinero del cajero, dar cuenta del contador del gas, estar al día con la revisión de los cinco años por ley, de las calderas del gas, solucionar cualquier problema con Hacienda, obtener una cita con el médico...

Y así hasta el infinito.

Dependemos de las máquinas para casi todo.

Es deprimente observar a un anciano, delante de un objeto inanimado, como es un cajero automático, un móvil, una máquina cualquiera, mantener una charla donde ambos no están en igualdad de condiciones. Por no hablar de la frialdad que muestran esos interlocutores de acero o cualquiera otra materia de la que están compuestas las depredadoras maquinitas.

Sobre todo cuando acudo al banco, es cuando me fijo en esas personas, que por su edad, no son capaces de asimilar semejante salto a las nuevas tecnologías, un mundo desconocido para ellos y que les supone no saber como solucionar sus problemas.

Personalmente, me manejo bastante bien en este mundillo, donde a un golpe de clip puedes hacer infinidad de cosas.

Eso si, soy muy precavida.

A diario, me llegan al correo infinidad de correos spam de todo pelaje: regalos, problemas con mi cuenta corriente de bancos donde no tengo un duro, remedios para enfermedades varias, regalos en sorteos donde no has participado, hasta herencias de países lejanos...jejeje.

¡Tened mucho cuidadito!

Lo único que pretenden los hackers, es hacerse con tus datos bancarios para dejarte la cuenta a cero.

Hoy, por ejemplo, han venido a la revisión del gas de cada cinco años que dicta la ley.

Bien, pues desde hace unos días me han venido avisando de que iban a venir por el messenger. 

Respecto a estos avisos, también hay que andar con ojo. 

No hace mucho, por el mismo medio, se ponía en contacto conmigo, un empleado del banco donde tengo mis ahorros. Me llamaba insistentemente al móvil, pero yo no lo cogía. Solo cojo si lo tengo en la lista de contactos.

Al final, harta, le cogí y pude hablar con él. 

Resulta, que me avisaba de que la cuenta de la comunidad tenía algún problema que había que subsanar. Como yo había sido presidenta de la misma, tenían mis datos. 

Pero claro, en esos momentos yo no ejercía como tal, y le animé a contactar con el nuevo presidente, sin darle más explicaciones.

Al mismo tiempo, pude hablar con un vecino, que se puso en contacto con el presidente y no había problema ninguno.

Había suplantado la identidad del empleado del banco, por si colaba...

Pretendía, que le diera datos para dejarnos la cuenta a cero.

Por supuesto le bloqueé al instante, y a otros que llevaban días dándome la turra.

Y esta mañana ha venido un empleado a hacerme la revisión del gas, efectivamente.

Lo primero que me choca, es que no se identifica.

¿Cómo sé yo si es el auténtico?

¿Dejo entrar en mi casa a una persona desconocida, sin más?

Ha realizado la operación muy rápida, con apenas revisar la caldera, simplemente los conductos del gas y la salida de humo.

Me ha parecido algo muy simple.

O quizá sea normal y yo esté confundida.

Como tengo un seguro que me revisa la caldera anualmente, eso me da seguridad.

Al final, me da a firmar en el móvil con mi dedo gordo, y me dice me va a enviar por correo el documento que acredite que la revisión ha sido efectuada.

Se despide de mí hasta dentro de cinco años.

¡Madre mía, donde estaré yo para esas fechas! 

Sonríe el joven muchacho ante mi respuesta.

Cómo me he vuelto muy desconfiada, he buscado el número de la empresa y he contactado con ellos.

Me sale un asistente automático ( una máquina, vamos...)

Y comienza un diálogo de besugos que no sé muy bien donde va a terminar.

Harta de hablar con semejante interlocutor, me sale un exabrupto malhumorado, y la máquina parece darse por enterada, de que lo que quiero es hablar con un ser humano.

Se pone una mujer de voz cálida, de algún país lejano.

¡Menuda cambio!

Le cuento mi problema, me hago la víctima, poniendo mi edad por delante, como garante de que no entiendo ni papa de estos artilugios modernos.

Me calma, me pide datos, me da seguridad...

Al rato, comprueba, qué efectivamente mi revisión ha sido ejecutada y ha pasado la prueba.

¡Qué bien! 

Le agradezco enormemente su atención.

Me despide, diciéndome, que me enviarán un correo donde puedo calificar la atención recibida.

No te preocupes, será alta ( le digo) 

Y la paz regresa de nuevo a mi alma inquieta.

¡Madre mía, que día!

Pero el otro día, me ocurrió también, que la compañía de gas me pedía le diese por correo los datos del contador de lo que había gastado durante el mes.

Mujer inquieta, respecto a mis derechos, me puse en contacto con el administrador para pedirle la llave de la sala de contadores para poder realizar esta operación.

Me acerqué a recogerla, y una vez que la tuve en mi mano fui preguntado a los vecinos si sabían donde se encontraba la dichosa sala u armario.

Por fin, dimos con él, gracias a un matrimonio que me ayudó a buscarlo. 

Estaba en un armario sin luz. El señor que me acompañaba encendió la linterna de su móvil para poder hacer la foto.

Agradecí la atención prestada, y envié los números de la foto.

Al instante, me respondió la "máquina" que no era posible, pues excedía en mucho lo gastado, relacionado con otros meses.

¡Puff...si apenas he puesto la calefacción, pues hemos tenido una temperatura excelente!

Claro, por ley, creo que vienen solo dos veces a leer el contador.

Resulta, que te cobran una lectura estimada, que la mayoría de las veces no coincide con lo gastado, pues depende de la temperatura, sobre todo de la calefacción. Si puedo evitar encenderla, no voy a pagar por algo que no consumo.

Pero visto, lo visto, y qué no sé si al estar oscuro, no hice bien la lectura, me dan ganas de no volver a bajar al sótano y leer de nuevo el aparatejo.

Estamos vendidos al mejor postor.

Muchas veces nos cansamos de luchar por nuestros derechos, porque son muchas las trabas que nos ponen para poder hacerlo.

Luchamos contra gigantes.