4 de marzo de 2022

HISTORIAS MÍNIMAS .(Desde un banco del parque)

 


Suelo con la llegada del buen tiempo sentarme en un banco y dejar que el sol me bese la cara. 

Muchas veces me acompaño de un buen libro, o como en este caso, de una revista de cocina.

Me gusta decir que la vida está en la calle, y es en ella, donde me nutro de vivencias variadas que mi mirada curiosa plasma en pequeños relatos que lanzo a la Red.

También suelo hacer fotos para un álbum de Facebook que le he titulado: "Pillados". Por supuesto siempre con el permiso de cada cual y pidiendo disculpas si alguna vez me olvido de hacerlo y alguien no se encuentra cómodo.

Es un juego entre mis amigos y conocidos. 
Con ello trato de rescatar pequeños instantes de la vida de la gente de donde habito.
Guardo y sus habitantes han sido siempre mis presas...
Con mi llegada a Navarra también me ocurre, pero menos.
Aunque ya tengo un buen círculo de amigos, vecinos y conocidos, no es igual.
Pero hoy he sido yo la "pillada"
Mi amigo, Jon, el joven alcalde de la localidad, me ha hecho esta foto cuando menos lo esperaba.
-Hoy has sido tú la pillada.
-¡Ah, que sorpresa!
Fue un encuentro fortuito, de esos que te brinda la vida.
El factor sorpresa tiene un encanto muy particular.


Una vez que escuché su voz, levante la vista y le obsequié con una sonrisa.
Después, estuvimos charlando de nuestras cosas.
Me gusta cuando llego a vivir a otro lugar, ser una más, porque es la única manera de enriquecerme.
Así me hice andaluza, gallega, madrileña, sevillana, malagueña, palentina, leonesa y ahora navarrica.
Como las musas andan perezosas, voy a traer aquí, pequeños relatos que suelo colgar en las Redes Sociales y que titulo: "Historias Mínimas"
Esta es la primera.
Una explosión de belleza se asoma por los rincones.
La Primavera se asoma por las esquinas del barrio.
-¿Cuantos kilómetros tiene el mundo'
-¿No lo sabes?
Un pequeño niño ávido de conocimiento le pregunta con impaciencia a su padre.
El padre saca el móvil del bolso y le pregunta al señor Google.
Siempre es una solución para nuestra ignorancia.
Pasa un señor tocado con una txapela. Lleva una preciosa perrita, que al pasar cerca de mi, hace ademán de pararse.
El señor se muestra extrañado, pues no parece conocerme de nada.
-Es que tengo una enorme complicidad con los perros.
-¡Ah, no sabía...!
Reímos los dos de buena gana.
La perra se acerca y le hago un  mimo.
Por la plaza, veo a varias personas de edad avanzada acompañadas de sus cuidadores. Caminan con un andador y otras van en silla de ruedas.
En un pequeño grupo, unos hombres hablan de sus males.
-¡Uy, me duele la zona de la cadera!.
-¡A mi la rodilla!
Me identifico con ellos.
Hace unas semanas tengo un dolor en las articulaciones desconocido para mi hasta ahora.
Pasa cerca el muchacho que pedía el otro día a la entrada del super con su perro.
Le saludo a lo lejos y me sonríe.
El parque infantil está lleno de chiquillos que juegan al cuidado de sus abuelos.
-Está viviendo con sus padres para no tener que pagar las cuotas.
- Es tremendo. Así no hay manera...
Escucho a dos amigos al pasar.
Problema de actualidad que tienen la mayoría de nuestros jóvenes.
Por eso digo que la vida está en la calle, y la hacen los ciudadanos con sus problemas reales, muchas veces ignorados por nuestros políticos de turno.
La vida está en la calle, con las alegrías y las penas de los viandantes.
Veo a Sofía y su mamá.
Son de Rumanía y vecinas mías.
Están muy preocupadas por la guerra de Ucrania.
-Están llegando muchos refugiados.
-Sofía asiente.
Como si a sus once años fuera consciente de la crueldad de esta guerra inútil.
Se oculta el sol mientras regreso a casa.
Historias mínimas desde un banco del parque y mi mirada curiosa.