2 de diciembre de 2021

LAS LETRAS


 

Últimamente las letras me han abandonado. Me suele ocurrir con frecuencia. Entonces me siento cual huérfana perdida en la marea del cosmos.

Pero resulta que hoy han aparecido de nuevo cuando menos lo esperaba.

En la madrugada se dejan ver las muy tunantas.

Pero no puedo dejarlas de lado, pues se acurrucan junto a mi, deseosas de tomar vida.

Y aunque mis ojos sienten la tentación de cerrarse y dar las buenas noches a la vida, hago esfuerzos por abrirlos y componer algo bello.

¡Ah, las letras y yo...!

Viejas amigas, cómplices de mil aventuras que mi imaginación calenturienta se atreve a inventar.

La vida misma que aletea en una mirada al cruzar una calle, en la sensación de un roce al pasar, en esos pasos que se cruzan con los míos y me recuerdan mi propia fragilidad y grandeza.

En el "otro" me encuentro, en sus afanes y sueños me identifico. 

Porque al final, no somos más que pobres seres necesitados, paupérrimos, vulnerables, frágiles, que caminamos al unísono.

Hay un punto en el queramos, o no, todos nos encontraremos, y ahí poco importan las ideas, el linaje, el abolengo, la alcurnia, la riqueza o pobreza de cada cual.

Cuando menos lo esperamos, la vida nos pone en la realidad de lo efímera que es.

Entonces. ¿ A qué vienen esos aíres de grandeza, esa mirada por encima del hombro, esa ridícula sonrisa de diosecillo del universo?

¡Pero qué caramba!

A estas horas, en que la lluvia golpea insolente en mi ventana, me vienen estos pensamientos trascendentales de los que yo misma me sorprendo.

Moralinas de vieja, o alucinaciones nocturnas, podéis pensar...jejeje.

Todo porque las revoltosas letras se han despertado de su letargo.

¡Ya podían haberlo hecho antes!

Mira que he tenido tiempo libre para dedicarlas a lo largo del día..., pero son así: caprichosas, mimosas, impredecibles, antojadizas, inconstantes, cautivadoras...y no puedo resistirme a sus encantos.

Os confieso, en secreto, que no tengo otro afán de mayor responsabilidad, que el de atenderlas.

Hace tiempo las elegí como compañeras de vida, y en cuestión de elección, cada uno es muy libre.

Las necesito como algo importante en mis rutinas, como se necesita al amigo, al amor.

Mañana, quizá vuelvan a esconderse de nuevo y tendré que buscarlas por los armarios y rincones de mi casa.

Al final, no sé si he compuesto algo bello, o simplemente he jugado un rato con ellas juntándolas entre si. 

En fin...que mi cuerpo no aguanta más.

A las buenas noches queridos amigos.