10 de enero de 2025

MAÑANAS DE SOL

 


Luce un sol que acaricia el alma.

Terminadas las fiestas navideñas todo ha vuelto a la normalidad.

Las terrazas se llenan de gente que charlan animadamente de sus cosas.

Todavía se escucha ese: ¡Feliz Año! como deseo a aquellos que amamos.

Algún crío muy pequeño se deja columpiar por sus abuelos en el parque cercano. Tiene unos bonitos ojos muy expresivos que trasmiten su felicidad cuando se cruzan con los de ellos.

Retazos de amor en la infancia que se quedará prendido en su corazón infantil.

Dos amigas hablan en la fila de la caja del supermercado. Quedan para ir a la tarde a Pamplona a las rebajas. 

-¿A qué hora te viene bien?

-¿Igual duermes la siesta?

-No, no duermo la siesta.

-Vale. ¿Te parece bien a las cuatro y media?

-Estupendo.

Escucho un tintineo de tacones cerca. 

Una muchacha subida en unas enormes plataformas desafía la gravedad. Con gran soltura y pericia camina bebiéndose la mañana desde su atalaya.

En la mesa de al lado dos chicas jóvenes intercambian opiniones. 

Están tan pegadas a mi que no puedo evitar escucharles, aunque no ponga mucha atención.

Pero noto una enorme complicidad entre ellas. Se cuentan sus cuitas, sobre el amor, la vida, la moda, la comida, los gustos, las aficiones...

A pesar de la diferencia de edad, coincido con ellas en muchas cosas.

En la otra mesa cercana, gente de más edad, hablan de la vulgaridad que campa a sus anchas por televisiones, calles y plazas. Incluso en los medios de comunicación.

Ya no hay respeto, cuanto más ordinaria, más chabacana, más vulgar más zafia es la gente, mayor aceptación, más aplausos, mayor éxito.

No sé si es que me estoy haciendo mayor (comenta una de ellas)

Este mundo se va al traste, aseguran, como quien cree poseer la verdad absoluta y el remedio para la salvación de la humanidad.

Yo, sonrío para mis adentros.

Un grupo de mujeres se deja besar por los rayos del sol. Llevan largo rato de conversación intentando arreglar el mundo.

De repente, miran el reloj y comienzan a enumerar lo que cada una tiene de comer.

- Yo, unas judías verdes en la olla exprés que se hacen en un momento.

-Yo, unos filetes a la plancha y ensalada.

-Yo, unos tallarines.

-Todo de última hora y sin complicaciones (grita una de ellas riendo a carcajadas)

Ha cambiado el rol, de mujer atada a los pucheros, sin tener opción de liberarse de esa rutina agotadora.

Ahora se toman una cerveza, un vino, y charlan sin prisa alguna apurando la hora de llegar a casa.

Son gente de edad. Quizá ya sus hijos hayan volado del nido.

Aunque lo tienen difícil...

Un hombre pasa con los auriculares en sus oídos y un perro que le acompaña.

-¡Manolo!

-No oye, no escucha...

-¡Pero si lleva los auriculares puestos!.

Manolo se aleja calle abajo sumergido en su propio mundo.

La vida está en la calle, por eso yo salgo a vivirla.



22 de diciembre de 2024

GORRIONES

 

Al igual que los gorriones van en bandadas.

Adolescentes liberados de sus responsabilidades escolares por unos días de vacaciones de Navidad.

Les observo al pasar debajo de mi ventana. 

Alegres, ruidosos, divertidos, desenfadados, irrespetuosos...

Al igual que los gorriones que vi esta mañana cerca de casa, buscan compañía y amparo.

Y comida...jejeje.

Solo, que los adolescentes lo tienen más fácil al llegar a su casa.

Y les imagino comiendo con un apetito voraz.

Sé de qué hablo, porque tengo uno en la familia.

Sin embargo, los pequeños gorriones, andaban picoteando a la entrada de la tahona por si alguien al pasar con la barra de pan se le caía alguna miguita que llevarse al pico.

Vi a un perro anciano, dormido en el felpudo, con el arnés atado al pomo de la puerta. Hacía frío y pensé que sus pobres huesos lo acusarían de manera especial. 

¡Pobrecito!

Traté de llamar su atención, e intentar acariciarle, pero no me escuchó. Debía estar sordo.

Sentí dolor en su desamparo.

Estaría mejor dentro de la casa en su cama calentita.

La ancianidad y su vulnerabilidad siempre me conmueven. Sean personas o animales.

Cada vez hay más ancianos desamparados, porque nuestra sociedad les ignora. Ignora todos aquello que no sea de utilidad.

Un anciano, poca utilidad tiene a los ojos de los que todo lo centran en poseer cada vez más.

Los ancianos no son productivos, pero poseen una riqueza interior de la que la gente de bien nos podemos beneficiar.

No sé...están hoy las letras muy atrevidas.

Se refugian en mi casa, dado que fuera la niebla lo envuelve todo y es difícil ver.

Como contraste de los jóvenes adolescentes llenos de vida y de sueños, los ancianos contemplan la vida a través de la ventana, o sentados en un banco del parque como final de su aventura.

El ciclo vital de la vida misma.

Los adolescentes, los gorriones, los ancianos...todos formamos parte de este mundo nuestro.

Espero os haya tocado la lotería. A mi no, porque no he jugado ni un décimo.

Es el día de la esperanza en un boleto que puede cambiar la vida de los más vulnerables.

¡Otra vez con los vulnerables!

Y es que en mayor o menor grado todos somos vulnerables. 

¡Pobrecito aquel que se sienta un diosecillo intocable!

El tiempo y la vida le harán ver la realidad.

Últimamente, me salen escritos con moralinas de señora mayor...jejeje.

No sé si es que empiezo yo también a acusar el paso de los años y llevo en mi bagaje la experiencia de mi propia vulnerabilidad.

En fin...que estamos a las puertas de la Nochebuena y no quiero daros más la barrila.

¡FELIZ NAVIDAD!

13 de diciembre de 2024

LOS AÑOS

 


Pasan los años y uno mira hacía atrás pensando en como le ha ido la vida.

El simple hecho de vivir ya me parece un regalo inmenso.

Amo la vida, me dejo acariciar por ella.

Agradezco me haya regalado: unos padres maravillosos, una salud estupenda, un buen humor y una alegría natural a flor de piel.

La vida te va llevando por caminos inesperados. El azar, el destino, las circunstancias, llámalo como quieras...

Uno se ve inmerso en la vorágine de los acontecimientos y va aprendiendo a sortearlos como buenamente puede.

Así se van sucediendo los días y vamos escribiendo nuestra propia historia.

Pasos en falso, decepciones, momentos felices, traiciones, penas y alegrías forman un almagama que conforma nuestro pasado.

De lo que si me arrepiento, es de haber dejado los estudios muy pronto. Así, tengo en mi haber muchas lagunas intelectuales que procuro con mi curiosidad innata zafarme al atardecer de mi vida.

O más bien al anochecer...jejeje.

Una está entrando en una edad...

Me arrepiento, porque además fue por cabezonería y falta de experiencia en mi adolescencia. 

¡Me hubiera gustado tanto ser escritora!

¡Y periodista!

¡Ah, pero he jugado a serlo!

En fin...la vida me llevó por otros caminos.

No reniego de mi pasado. Lo que viví intensamente para bien, ya nadie me lo podrá arrebatar. Lo que viví para mal, ya lo he olvidado. No quiero ser prisionera de llevar una enorme mochila a mis espaldas que me impida volar libre.

La vida es hermosa y en ella me cobijo.

Por lo demás, estoy en paz conmigo misma y con aquellos que amo.

Tan solo me queda vivir con plenitud este último tramo.

Las musas andan perezosas últimamente. Tan solo en la madrugada acuden a mi almohada, dado que padezco insomnio y no sé como pasar esos largos ratos en vela.

Soy noctámbula.

La noche y su silencio me atrapa.

Solos, ella y yo.

No hay pisadas, ni gritos, ni voces...

Ahora, las gotas de lluvia, golpean en mi ventana con un tintineo misterioso, cantarín, atrevido...

Ellas y yo.

Solas en la noche.

Mientras, vosotros dormís,  y mañana podréis leer la parrafada que yo escribí al amor de la oscuridad, pero con el corazón lleno de luz.

La luz de la vida que palpita en mi alma.

Dormir tranquilos, que yo os velo...jejeje.


1 de diciembre de 2024

PASEOS POR LA CIUDAD

 


Últimamente estoy un poco perezosa para la escritura y tener mi blog al día. Incluso me cuesta un poco salir de mi zona de confort que es el sofá.

Prefiero quedarme por Zizur, cuando salgo, este rinconcito bello para vivir.

Pero de vez en cuando salgo al asfalto de la ciudad dispuesta a vivir la vida a tope. Y es ahí, donde al caminar, voy escuchando pequeños retazos de conversaciones a pie de calle, o me fijo en pequeños detalles de los viandantes, sucesos banales en apariencia, pero que son el meollo de lo que ocurre en la sociedad y el retrato del ser humano.

El primer lugar donde escuchar (aunque yo no lo quiera) las conversaciones de los demás, es en el autobús.

La gente habla de sus cosas de manera natural y a voces.

Delante de mi, van dos mujeres de mediana edad de un país lejano, hablando de su trabajo. Ambas cuidan a ancianos en el último tramo de su vida y a veces con problemas de movilidad.

Se van contando las responsabilidades diarias que tienen hacia las personas que cuidan. Higiene personal, comida, compra, paseos...

Y hablan del trato que reciben, del salario, del afecto, del desarraigo, de la nostalgia, del sacrificio, del esfuerzo...

Me conmueve el escucharlas.

Trabajo duro el suyo y no lo bastante remunerado.

Almas unidas al fin y al cabo por la necesidad.

La de los beneficiarios del servicio y la de las que atienden ese servicio.

Porque en el fondo nos necesitamos unos a otros.

Al pasar por la Avenida Carlos III escucho una conversación de una mujer que habla en tono muy alto.

Me he comprado un jersey beige, pero no se lo digáis a fulanita. Se pica mucho, y ella tiene uno igual. Me lo pondré cuando ella no esté.

Sonrío, mientras me alejo.

Un poquito más allá, otro grupo de mujeres hablan de sus cosas.

Pues yo siempre había pensado que fulanita tenía un tipo precioso, pero una vez en la playa, en bañador, se le notaban las "mollicas" como a todas...

Vuelvo a sonreír mientras camino hacia la Plaza el Castillo.

Cuando un niño llora, y llora...cuidado, eh, cuidado...

Un hombre le va diciendo a otro esta frase lapidaria.

Samanta, una chica muy joven me para con una carpeta en la mano. 

No es la primera vez que lo hace. Es de una ONG y trata de captar ayudas para paliar el hambre en el mundo, los damnificados por las guerras y desastres naturales.

Las personas pasan de largo tratando de zafarse de ella. No quieren oír desgracias y más desgracias...

Yo la escucho con atención.

Me agradece que lo haga.

Es muy poco lo que puedo hacer, pero muchos pocos hacen muchos...

Una chiquilla muy joven, besa una y otra vez a la que parece ser su abuela que está sentada en su silla de ruedas. Amor en estado puro.

Señoras y señores jubilados comprando fruta en un chino más barata que en los grandes supermercados.

En grandes montones a la puerta del establecimiento. No pone ni procedencia ni ná de ná...

Pura supervivencia a pesar de la subida de las pensiones tan cacareada por los políticos de turno.

Es que no llego a fin de mes. Además, tengo que ayudar a un hijo que se ha quedado sin trabajo (escucho al pasar)

Dos muchachos jóvenes de otro país, van hablando del problema de la regularización. 

Pequeños bebés dormidos en su silleta, ajenos a la problemática de este viejo y cansado mundo.

Un joven sentado en un poyete, con pantalones rotos, última moda, cascos, zapatillas de marca y cara de estar en el país de las maravillas. En su pequeño y agradable mundo.

Cada uno se evade de la realidad como mejor puede.

Dos amigos. Un hombre y una mujer.

-¿Qué fue lo que te ocurrió?

-Pues nada, que me desmayé y me fui al suelo.

-¡Madre mía, que susto!

-Pero bueno, estoy bien. No ha sido nada.

En una tienda se escucha una música estridente. 

Un padre y su hija bailan al son.

Un chaval a mi lado se ha tirado un pe...

¡Uf, tío, que mal huele...!

Su amigo ríe a carcajadas.

Yo me alejo cuanto antes...jejeje.

Un crío de mofletes colorados, va detrás de su madre con desgana.

¡Buf...otra vez el Corte Inglés!

El buen hacer de la cajera, Teresa. 

Da gusto acudir a esa sucursal.

La buena atención al cliente es de agradecer en los tiempos que corren. Todo lo tienes que hacer con el móvil o el cajero.

Máquinas impersonales que no hablan ni te miran a los ojos.

Ya no hay colonia infantil de la marca "Pan con chocolate" en el Corte inglés.

Con lo que a mi me gustaba...

Tres empleadas de unos grandes almacenes charlan de sus derechos. Los días que tienen para poder atender a un familiar enfermo, por lo que escucho, no son suficientes.

Pues a mi cuando...

Pues yo, cuando me ocurrió...

Es media tarde y apenas hay gente comprando.

Buenas tardes amor.

Un joven moreno, cuerpo esculpido, ojos seductores, saluda a una chica que le espera en una esquina.

Es la hora del amor.

Termina mi paseo por hoy.

Otro día, mas.


18 de noviembre de 2024

LA NOVELA.

 


De repente, aquel invierno se le vino la vejez de frente y comenzó a sentir una terrible nostalgia que le paralizaba su mundo creativo.

Pasaba largas horas tumbada en el sofá viendo una horrible novela de amoríos. 

Jamás le habían gustado las novelas de sobremesa, pero ahora las tenía en la plataforma de pago que acababa de contratar y estaban al alcance del mando a distancia.

Se le antojaba que eran para mujeres con cargas familiares y llenas de responsabilidades. 

Una manera de evadirse de la realidad cotidiana.

Con una desconocida desgana para su atrevido y joven corazón de antaño, pasaba tardes enteras dejándose abrazar por la parsimonia más absoluta.

Incluso dejó de interesarse por la moda, las letras, el cine, las conferencias, los amigos...

¿También ella trataba de evadirse de la realidad?

¿Era la vejez su realidad más inmediata?

Últimamente, se le venían al pensamiento, retazos de su pasado como en una película.

Los días se le escapaban volando.

Incluso, una mañana, le habían parado por la calle para hacerle unas preguntas para una encuesta de una de esas iglesias que pretenden dar a conocer la salvación del ser humano.

Ella contestó una a una esas preguntas transcendentales que tenía olvidadas en su interior.

El joven que se las hizo, se quedó impresionado de su aplomo a la hora de contestar.

Pero ella, por dentro, seguía llena de dudas.

¿Seguía evadiéndose de su realidad más inmediata?

¿Estaba cada vez más cerca de plantearse el sentido de la vida y su fin?

¿Era eso lo que le daba miedo?

De ahí, que procurara no pensar demasiado y se enfrascaba capítulo a capítulo en la novela que le servía de evasión.

De lo que si estaba segura, era, qué darle vueltas a las cosas no conduce a nada.

Es más.

Es contraproducente.

Sabía, desde siempre, que estamos destinados a un final incierto y tan solo podemos aceptarlo. Pero lo apartaba de su mente como si nunca pudiera ocurrir. 

O por lo menos a ella...

Le horrorizaba la idea de desparecer para siempre de este mundo, que aunque no era perfecto, era lo más real que tenía.

El otro...ese que dicen hay detrás de la muerte, no sabía si era real.

Nadie había vuelto para contarlo.

Mientras tanto, ella, a pesar de ir perdiendo agilidad mental y física, incluso experimentar de vez en cuando dolores desconocidos, se sumerge en cada capítulo de la historia de la novela, donde se habla del amor, de la maldad, de la envidia, de las traiciones, de los sueños, de las metas alcanzadas, de la bondad...

De la vida misma.

Ella ama la vida.

Y al final, la vida es como una gran novela.

13 de noviembre de 2024

AGUA Y BARRO

 


Se han llenado las calles de agua, barro y muerte.

Voces angustiosas por los caminos.

Gritos de auxilio.

Llanto.

Desesperación. 

Tristeza.

Lágrimas.

Héroes anónimos, arriesgando su vida.

Despedidas inesperadas.

En la soledad más absoluta.

Sin un beso, sin una caricia.

Se afanan los repartidores de culpas en dar su versión de los hechos.

Vendedores de humo en sus poltronas.

Ladrones de guante blanco.

Agazapados en su miseria.

Huyendo del barro y de la muerte.

Tan solo quedan los valientes, enfundados en sus botas con palas y escobas.

Brazos jóvenes, fuertes, vigorosos...

La llamada generación de cristal.

Y las buenas gentes.

Pero también acecha el mal.

Gente sin escrúpulos, que aprovecha la ocasión para sustraer lo que no es suyo.

Cara y cruz.

Lo mejor y peor del ser humano.

Repartidores de culpas, que insisten una y otra vez hasta completar su relato.

El suyo.

El de cada cual.

Sin asomo de un poco de decencia.

¡No nos olvidéis! 

El agua y el barro se mezcla con las lágrimas.

El pueblo llano se une en su dolor y en su fuerza.

¡Saldremos adelante!

A pesar de los repartidores de culpas y su nefasta gestión.

¡Fuerza, Valencia!

La tierra de las flores de la luz y del amor.

¡Bendita seas!

Tú y tus gentes.

25 de octubre de 2024

OTOÑO

 


Amaneció un día otoñal, después de haber tenido unas elevadas temperaturas a lo largo de las últimas semanas. Pero no hace frío.

Tan solo la falta de sol pone una nota de penumbra en la mañana.


Ayer, las garzas surcaron el cielo de Zizur con su peculiar graznido.

Es como un ritual, que cada Otoño se vislumbra a su paso a la migración como estrategia de supervivencia que les permite buscar alimento evitando climas extremos y entornos más favorables.


Los días van veloces, o eso me parece a mi.

Parece que fue ayer cuando llegaba de Guardo, de pasar un fantástico verano y ya ha pasado un mes.

Vuelan veloces los días, como hojas bamboleadas por el viento.

Se marchitan los sueños de los hombres de bien.

Apenas hay pájaros cantores.

Un murmullo de descontento se escucha en calles y plazas.


Se esconden las ilusiones al abrigo de la intimidad, por miedo a los agoreros que siempre ponen su nota amarga.

Hay muy pocos niños que juegan.

Ahora, los niños están pendientes de una pantalla sin apenas levantar los ojos de ella.

 Se pierden la belleza genuina que hay a su alrededor.

Se han olvidado los valores, dicen los ancianos.


Los tiempos del romanticismo se han quedado obsoletos.

Ahora, el amor se manifiesta con palabras soeces, dicen los entendidos en esta materia.

Las nuevas generaciones tienen otra manera de pensar, de actuar, de vivir...

Es natural, dicen las madres y los padres.

Pero se resisten a comprenderlo.


La vida es movimiento, cambio, variación...

Hay guerras, violencia, injusticias...

La maldad del ser humano puebla la tierra con furia.

Una sociedad conformista adormecida en su propia holgazanería, se desintegra paso a paso.

Pero cada mañana amanece un nuevo día.

Y el amor campa a sus anchas por las calles y plazas.

Y los sueños siguen prendidos de las nubes. Tan solo hay que hacer el esfuerzo de alcanzarles.

Todavía quedan cantautores. Trovadores que denuncian injusticias, que cantan al amor, que gritan al tirano, que alaban al hombre bueno, que se juegan la piel alzando su voz.

Y también quedan en pie los poetas, los pintores, los escritores, los escultores, los cineastas...

Los amantes del arte.

Todavía hay esperanza de llegar a una nueva Primavera.


17 de octubre de 2024

RECUERDOS DEL VERANO EN GUARDO

 


Regreso a la Blogosfera para contaros mis andanzas por Guardo en el verano.

Han sido días muy agradables rodeada de familiares, amigos, vecinos...

En Guardo, somos como una gran familia.

Por eso, mientras me sea posible cada año acudiré a la cita con mis raíces y la gente que amo.

Para comenzar, os dejo este fotografía al lado de la Señora de Guardo, la Fuente de los Cuatro Caños.


No me he querido perder las distintas y variadas actividades culturales y lúdicas que el Consistorio había programado para los días estivales.

Entre ellos, la Feria del Vidrio, donde tuve la oportunidad de hacer una pequeña obra de arte.


Eso si, con la ayuda de Ismael, que en todo momento estuvo pendiente de mi.

Una experiencia maravillosa.

Gracias a Ana Llavador, artista local que promueve todas estas actividades sobre el arte del vidrio. Se la puede ver a mi lado en la fotografía.


Pude acudir a la exposición de artistas locales y saludar a los amigos artistas que exponían sus obras.




Mi amigo, Eduardo Gutiérrez, magnífico fotógrafo, y autor de varios libros sobre las maravillas de la zona y el Viejo Camino de Santiago, posó para mi con su aportación a ExpoArte. 


Pude saludar al pianista y amigo, Oscar Pascasio Monzón, donde actuó en el Día del Libro y donde tuvo lugar un homenaje a las mujeres escritoras de la localidad.

El alcalde, Juan Jesús Blanco, les hizo entrega de un pequeño detalle y les agradeció su aportación al mundo de las letras, animándolas a seguir escribiendo.


Julio Cesar Izquierdo, periodista, fue el encargado de presentar el acto con su personal gracejo y su buen hacer profesional.


Y junto a Edu, Leticia e Irene, me he convertido en embajadora de la miel "Las Carboneras".

Deliciosa miel que endulza mi vida desde que la descubrí.


Y también, de alguna manera, embajadora de Guardo allá donde quiera que voy.


Recorrí junto a mi amiga, Nunci, cada rincón del pueblo.


Sin prisa alguna, con todo el tiempo del mundo para nosotras.


No quise perderme la Romería del Cristo.


Y mi corazón se emocionó teniendo el placer de ver la tradición de los Pendones de nuevo.









Pude disfrutar de un concierto de los Kings Of Rock Tribute y la despedida de Chris. 

Chris, se ha ido del grupo, pero nos queda la huella que ha dejado en nuestros corazones.

¡Que te vaya bonito, amigo!




Siempre te vamos a recordar.



Y pude visitar con mi amiga, Marisa, una vez más, los Chozos de la Peña.




Queríamos visitar por dentro la escuela con pequeños detalles de la época, pero no pudimos por estar cerrada. Ocurre, que gente sin escrúpulos roba esos pequeños objetos, de ahí que permanezca cerrada y haya que pedir la llave. Pero no pudimos localizar al autor de esas obras de arte. Tenemos una cita pendiente para el próximo año.




También de nuevo, volví a visitar una casita de planta baja en un barrio popular, donde habitan los recuerdos de barro de un alfarero, padre de una buena amiga.


Y acudí a la cabaña de mi amigo, pintor de sueños, a recoger el dibujo que me había hecho de una fotografía de juventud.

Tarde para el recuerdo.

Gracias, Marisa y Toño, por acogerme con tanto cariño.


Estuve invitada por una amiga a comer en el Tremazal.

Día entrañable de encuentros y confidencias.



Pude acudir a una cita con la Guardería Apeninos.


Una mañana que ha quedado grabada en mi corazón para siempre.

Ver la hermosa labor que realiza el personal que allí trabaja, bajo la batuta de, Marta, la directora, fue muy enriquecedor. 

Y de alguna manera tener fe en las futuras generaciones, gracias al trabajo oculto de estos magníficos profesionales.

Estuve en el comedor con los pequeños. Incluso me puse en una de las mesas a comer pedacitos de manzana que ellos me ofrecían.

Unas criaturas entrañables, que aprenden a relacionarse, a comer, a jugar...de manera natural.







Con mis amigos los jóvenes Candajos Pispajos, disfruté de la fiesta "pispajosurbanfest2024".

Pude contemplar los antiguos y nuevos murales que hay por las paredes del pueblo.



Celebré el Día del Peregrino con enorme ilusión.

Las actividades para ese día, fueron excepcionales.

Ricardo Pardo, académico de honor, Academia Xacobea, Investigador, Caballero de la Orden del camino de Santiago, Octavio Rodriguez, periodista y el grupo, Luar Na Lubre en concierto, fueron los encargados de amenizarnos la velada. Todo ello gracias a la colaboración del Consistorio junto a Andrés Vázquez que presentó el evento e Isabel Quiñones, periodista, de la Comisión de Turismo, Comercio, Comunicación e imagen Corporativa Municipal del Ayuntamiento.




Estuve largos ratos a orilla de mi querido río Carrión. Y recordé de manera especial a mi amigo, Rein, un pescador con alma de niño, que me descubrió un día un árbol con cara de búho. Una rama ha nacido en su tronco, que de alguna manera es el alma de mi amigo que vaga por la orilla del río.





No puede faltar a la cita cada verano, Ana y sus mascotas.

Ya es un clásico en mis fotografías veraniegas.


Ni mi amigo, Pipe, del XL con su sonrisa y su buen hacer profesional.


Y por supuesto, mi muy querido amigo, Toño, al que le encanta posar para mi y conmigo.


Las sonrisas de las gentes de Guardo, son maravillosas.


Y las charlas con Peque, tomando un mosto y un pincho de tortilla en el Montañés.


No quiero dejar de contaros una vez más las maravillas de mi querido río Carrión.



Cada verano mis pies descalzos gozan de las frías aguas cristalinas de mi querido río.



Y el mercado de los viernes, con gran afluencia de gente.


También quise dejar constancia de las obras de arte que José Castrillo haciéndome una foto junto a su obra.

Me despido aquí, para no hacer interminable mi crónica.

Quedan muchas otras cosas por contar, pero será para otra ocasión.


Os dejo uno de los últimos murales con estos preciosos gatos.


Pero no os perdáis otro vídeo de los chozos de la Peña.



Os dejo con la maravillosa música de mi amigo, Oscar Pascasio y un poema de una joven poeta, Andrea.

Como colofón, os dejo este vídeo de las ruinas del Monasterio de San Román de Entrepeñas, reivindicando que las autoridades hagan algo por poner en valor este lugar cargado de historia y que forma parte del patrimonio de la zona de Santibáñez de la Peña, y que acusa un enorme deterioro.

7 de octubre de 2024

REGRESO A LA BLOGOSFERA

 


Anoche dormí a trompicones. 

Entre duermevela y algún rato sueño profundo.

Hoy hace una semana que he vuelto de mis vacaciones en Guardo y regreso a la blogosfera.

Estoy un poco perezosa para escribir.

¡Y mira que tengo cosas que contaros...!

Pero estos días he estado liada recogiendo la ropa de verano y organizando la de la nueva temporada.

Para comenzar en este rinconcito donde nos reunimos a charlar y a leernos, tan solo voy a saludaros a cada uno.

Luego, las musas irán viniendo.

Os prometo contar mis aventuras a orilla del río Carrión. Ese maravilloso río al que extraño enormemente.

Ha sido un verano intenso de actividades culturales y lúdicas, gracias a la enorme oferta que Guardo ofrece en verano y a lo largo de todo el año.

De pasar ratos con amigos y asistir a conciertos.

De terrazas y tapas.

De conversaciones largas, sin prisa alguna.

De nuevas amistades que el azar ha puesto en mi camino.

Y de tantas y tantas cosas...

Os saludo y os abrazo a cada uno, esperando que os encontréis bien y podamos seguir comunicándonos por este medio.

24 de julio de 2024

VERANO

 


Arde el asfalto.

El monte se quema.

Los corazones temerosos auguran un futuro incierto.

La gente alivia sue penas en playas y piscinas.

Algunos prefieren no ver los telediarios.

Esconden la cabeza bajo el ala hasta la llegada del fin de los tiempos.

¡Vamos a morir todos!

¿¡Esto es el infierno! 

Escucho una y otra vez.

Mientras tanto, los políticos a lo suyo...

Luchas y peleas por el poder.

A río revuelto, ganancias de pescadores.

Aunque ya es difícil creer en sus engaños.

La gente protesta y abuchea a los que gobiernan y a los que no.

¡Fuera, fuera...!

No se libra nadie. 

Gritos, descontento, pobreza...

Ya no se conforman con migajas.

Muertos, abrasados por las voraces llamas.

Culpas y más culpas.

La realidad es tan cruel, que es casi imposible evadirse de ella.

Aún así, la gente se aferra a la vida, intentando llenar la el carro de la compra como buenamente puede.

Supervivencia pura y dura.

Y al mismo tiempo, intentamos tomarnos un respiro, unas vacaciones, aunque sean más cortitas, con menos caprichos.

¡Esto se nos va de las manos!

Este invierno no vamos a poder poner la calefacción. 

No llego a fin de mes.

No puedo poner el aíre acondicionado por el alto precio de la electricidad!

¡Ah, nuestros padres y abuelos...!

Ellos, ellos, si que lo pasaron mal...

Voces que escucho en mi andar pregrino.

Como siempre, a unos les va mejor que a otros.

Simpre ha habido diferencias.

Y las seguirá habiendo.

Quejas, gritos, descontento...

Y un calor que derrite las ideas.

¡Por Dios, que venga la lluvia!

Que limpie, que empape, que cauterice y sane heridas.

P.D. Esto lo escribí el 21 de Julio de 2022. Facebook me lo ha recordado. 

Bien podía ser la actualidad.

Como me han abandonado las letras y apenas entro en los blogs amigos, suelo tirar de relatos ya publicados.

Estoy veraneando en Guardo.

Lugar maravilloso para pasar el verano. Fresquito, a orilla del Carrión.

¡Feliz Verano!


4 de julio de 2024

TARDE DE TOROS


 Bullía de gente la Plaza el Castillo hoy.

Una Feria de Artesanía formaba parte de su paisaje, donde se podían ver expuestos al público trabajos artesanos muy variados hechos por artistas con verdadero ingenio.

Ya se adivina la fiesta por la capital navarra.

Por la calle Estafeta, una txaranga hacía su recorrido llenando con sus compases alegres y bullangeros los rincones.

Preludio de lo que se avecina y como para ir abriendo boca...


De repente, aparece en la plaza una furgoneta donde se puede leer: "Traslado de animales"

Aparca delante de mi, y rápidamente saco el móvil para inmortalizar la escena.

Veo por el enrejado de un ventanuco los cuernos de un toro.

Me acerco con curiosidad y con temor.

¡No puede ser que vaya a salir un toro en este mismo instante! (pienso para mis adentros)

El corazón me late con fuerza.

Me pongo lo más cerca posible con la intención de hacer una buena instantánea.

Se arremolina la gente con enorme curiosidad y expectación.

Es tal mi emoción, que hasta me parece escuchar el jadeo del pobre animal muy cerca de mi.


Por fin, se abre la puerta y puedo ver de cerca sus pitones.

Es manso, muy manso...

Estático, me mira de frente con cara de bonachón.


A mi lado, un crío muy pequeño, se siente valiente al ver tan cerca el enorme morlaco y le pregunta a su madre con ingenuidad infantil: ¿Pero es de verdad?

Esa misma pregunta me la hice yo cuando vi aparecer la furgoneta y divisé sus pitones.

Cada vez son más los viandantes que se paran curiosos contemplando la escena.

El pequeño niño, hasta se atreve a tocarlo, cuando pasa a su lado, ayudado por dos hombres que lo llevan calle abajo con sus ruedas hechas para la ocasión.

También, yo, me vengo arriba, y me lanzo a grabarlo en su camino, no sé muy bien hacia donde, con una valentía taurina y amor al arte con mi cámara como capote.

La tarde se ilumina en aquel coso improvisado y  mi faena, mientras el público allí congregado rompe en aplausos.


El animal, disecado, con cara de bueno, de estirpe valiente y enormes pitones, se pierde por una calle cercana, bajo la atenta mirada de los transeúntes, que una vez repuestos de su sorpresa y temor, sonríen aliviados.

Quizá vaya rumbo a la Calle Estafeta a una tienda de souvenir , donde por el módico precio de tres euros, puedes fotografiarte con él, como si estuvieras corriendo en el encierro.

El próximo día 6 de Julio, en la misma calle, serán sus compañeros de carne y hueso, los que correrán despavoridos y atemorizados en el asfalto, ante una muchedumbre que les grita y vapulea sin cesar.

Dicen que es la tradición, que hay que conservar, y tal, y tal...

Allá, a lo lejos, diviso hasta que se pierde por una esquina, aquel torito, casi de paja, que apareció una calurosa tarde de verano, en la que me atreví a torear con mi cámara, inventado una nueva manera menos cruenta de crear arte.


Este es el vídeo que te puedes hacer con las fotografías.

P.D. El vídeo que grabé, fue en directo y lo he perdido. El otro día apareció en mi Facebook.