El viejo candil, era sabio por las vivencias que tenía. Ahora adornaba las paredes de una casa de turismo rural que la dueña regentaba. La gente cuando lo observaba rompía en exclamaciones de admiración como para homenajearle después de su vida útil.
Era un objeto que con el paso de los años habia ganado en valor. Valor material y valor sentimental Quizá el valor sentimental era el mas importante, sobre todo para la dueña que le venia a la memoria la mirada llena de ternura de su abuela cada vez que lo observaba.
El viejo candil, guardaba dentro de sí, retazos de vida familiares,buenos y malos momentos, penurias, anhelos, sueños, dolor, alegría...
Todavia se podia adivinar al tocarlo, las manos de sus antiguos dueños que tantas y tantas veces lo acariciaron.
Despues de toda una vida de servicio, colgaba de una pared, como una reliquia, con la sensación maravillosa de haber servido para alumbrar.
Era un objeto que con el paso de los años habia ganado en valor. Valor material y valor sentimental Quizá el valor sentimental era el mas importante, sobre todo para la dueña que le venia a la memoria la mirada llena de ternura de su abuela cada vez que lo observaba.
El viejo candil, guardaba dentro de sí, retazos de vida familiares,buenos y malos momentos, penurias, anhelos, sueños, dolor, alegría...
Todavia se podia adivinar al tocarlo, las manos de sus antiguos dueños que tantas y tantas veces lo acariciaron.
Despues de toda una vida de servicio, colgaba de una pared, como una reliquia, con la sensación maravillosa de haber servido para alumbrar.
22 comentarios:
Todo lo que nos libra de las tinieblas es digno de amor y cuidado.
Amiga Maripaz, cuando yo tenía siete años, mi madre me llevaba a una finca de labor en la que mi abuelo Anastasio, ejercía de capataz. Durante los tres meses de verano, olvidando las tareas escolares disfrutaba de la vida del campo. Ayudaba a los labradores a espigar, a trillar, y a los pastores en sus salidas diarias con las ovejas. Iba con mi abuela Candelas al gallinero a recoger los huevos a diario y echaba de comer a las gallinas. Y por la noche, cuando se hacía la oscuridad, encendíamos los candiles (varios para alumbrar toda la estancia) y de ese modo nos recogíamos al amor de la lumbre y contaban los mayores sus historias que yo almacenaba en mi memoria para luego escribirlas en mi cuaderno.
Me has traído, como veras un buen retazo de mi infancia, gracias por ello y gracias por tus textos.
Un saludo
Que conmovedora entrada Maripaz. Por más que se trate de un objeto, son esos objetos que tantas veces significan tanto... Que hermosura.
Cariños!
Bonito relato, supongo que vivido en tu realidad.
Aún recuerdo la casa de mi abuela, lo tenía en la cocina y de críos le pedíamos que lo encendiera...
Recuerdos que vuelven.
Un abrazo.
Me has transportado a mi niñez, te lo agradezco.
Mi madre me llevaba a casa de una anciana cuando me hacía algún esguince. Aquella señora mayor calentaba el aceite en el candíl para luego darme masajes con ese ungüento.
Me encantan los instrumentos antiguos.
Tu relato es muy bonito, Paz
Un beso.
El candil y el aceite, que han dado luz varias generaciones de españoles que no contaban con luz eléctrica, en los años de la posguerra e incluso más recientemente. Ahora el candil es un objeto decorativo que sirve además para que no se borre de la memoria esa dura historia.
Uy, me has recordado la casa de mis abuelos, llena de objetos de aquella época maravillosa de mi niñez.
Un beso.
¡¡Si los candiles hablasen!!
Tambien me has recordado mi niñez, recuerdo que en casa los había hasta que metieron la electricidad, tendría unos 5 ó 6 años.
Bonitos recuerdos junto a la mesa camilla rezando el rosario o desgranando judias.
Gracias amiga!!
De pequeño viví en el campo, y allí no teníamos luz eléctrica y nos alumbramos con el "quinque" de petroleo, mi abuela le decía "el mineral", y así pasamos muchas noches entre el "quinque y la copa de cisco" que recuerdos, casi todos buenos apesar de todo, un saludo de los antiguos,
Los objetos, Mari Paz, que se impregnan de las personas, y parecen querer hablarnos de nosotros mismos.
Maripaz, tu sensibilidad es especial y exquisita.
Tienes mirada de poeta y dotas a los objetos de maravillosas historias.
Me gusta mucho venir a tu casa.
Un fuerte abrazo.
Es curioso como se están rescatando todos esos objetos que antíguamente eran de servicio y ahora se han convertido en parte de la decoración.
Una manera de no olvidar de dónde venimos.
Besos
Esos viejos objetos llenos de historia cuanto los apreciamos......ojalá a las personas cuando se hacen viejas se las valorara de la misma manera, no crees? me encanta todo lo antiguo, besitos amiga
Me has emocionado porque en mi pueblo tenemos candiles semejantes. Adoro los objetos antiguos, pero los que tienen historia. Los que están colgados de las paredes y son amados. No los de los puestos de antigüedades, porque me parecen cadáveres limpios y embalsamados. En cambio los originales, los de mi pueblo, los del tuyo, me hablan de gentes, de antepasados, y los hacen presentes. Hermosa entrada.
MªJesus,preciosa frase que refleja tu valioso interior.
Luis, que bonitos recuerdos nos has contado...esas vivencias infantiles, las solemos guardar en el fondo del álma, porque nos hicieron felices, al lado de personas amadas...
Sol, que alegria verte por aquí de nuevo. Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones, luego pasaré a leerte
Emilio, esta foto, la saqué el otro dia que fuí a comer al restaurante de una casa de turismo rural, para celebrar mi cumpleaños.La dueña, nos enseñó toda las estancias de la casa y en cada ricón, habia pequeños tesoros familiares.No te puedes imaginar, con que cariño y orgullo, nos los mostraba.
Le he querido hacer un pequeño homenaje.
Emibel,imagino tu cara llena de asombro mirando la luz del candil.
Arobos, es verdad que el candil sirvió para alumbrar durante muchos años, a generaciones de españoles, que vivian a veces, miserablemente. Otros quizá no tanto. Bien se merece el candil unos elogios...
Elena,los recuerdos infantiles, nos transportan al mundo idilico de la niñez, y siempre son alegres.
Esther, acabo de pasarme por tu precioso blog, y me ha encantado...anímo a los blogeros aquí presentes, os deis una vuelta por él. Merece la pena....
Mamé, que recuerdos entrañables guardamos de las abuelas...
Alfonso, tu comentario tan acertado como siempre.Me ha gustado eso de que los objetos se impregnan de las personas...de alguna manera, conservan algo de su álma.
Isabel, muchas gracias por tus piropos.Me has hecho poner colorada y todo...
Los acepto porque vienen de tí.
Arantza, si es verdad, que esos objetos forman parte de nuestras raices.De alguna manera, es como la necesidad de sentirnos vivos, a través de ellos.
Jose Ignacio,un comentario que expresa de una manera muy bella, lo que representa el viejo candil.Algo peculiar en tí al escribír.
Rita, profunda reflexión la que haces...
Aquí se trata de tener humanidad, la esencia del ser humano. Aunque a veces...
Eastrive, se bienvenido a este rincón.
Me ha gustado de manera especial tu comentario.
Precioso lo de los objetos que tienen historia, que son amados...
De eso se trata, de amar nuestra propia historia a través de ellos.
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