Ayer tuve la suerte de conocer a Rodolfo, una de esas personas especiales que lamentas no haber conocido antes por la huella que deja en ti y la riqueza interior que descubres al hablar con ellas.
De casualidad me enteré que en el Colegio Amor de Dios (mi colegio) hacían una cena solidaria para ayudar a Chile y allí me presenté a las cinco de la tarde para ver de que se trataba.
Nada mas entrar me cole donde estaban preparando una exposición de objetos antiguos de labranza. Pedí permiso para hacer fotografías y como conocen mi afición no tuve muchos problemas. Solo descubrí una mirada que me observaba con curiosidad especial y que su cara no me era conocida. Era Rodolfo. Me presenté a él y empezamos una conversación donde quería satisfacer todas mis curiosidades.
Me quede tan impresionada del valor de aquellas piezas allí expuestas que quise saber de donde procedían.
Una vez terminada la tarea de montar las piezas, Rodolfo me invitó a tomar un café. Jesús, un profesor del colegio, le había invitado a colaborar trayendo para la ocasión alguno de sus tesoros. Tambien Jesús, familiar mio, había traído el viejo trillo de su abuelo José, y varios enseres de labranza que guarda como un verdadero tesoro.Como no podía atender a Rodolfo, pues sobre el caía la responsabilidad de organizar y estar pendiente del evento, me pidió le acompañara yo.
Llovía con fuerza cuando salimos y nos refugiamos en un bar cercano. Nuestra conversación giraba en torno a lo mismo"sus viejos tesoros". A los pocos minutos de estar con él, era como si fuéramos viejos amigos por la sintonia afectiva que teniamos al hablarme de su museo.
Tiene una mirada serena, habla despacio, como paladeando lo que dice y una capacidad inmensa de comunicar su entusiasmo por recuperar la memoria de sus antepasados labradores, mimando a estas piezas con especial ternura.
Rodolfo nació en Boadilla del Camino, pero vive en Frómista desde hace tiempo y es donde tiene su museo personal. Como estos pueblos están en la ruta del Camino de Santiago, se cuentan por miles las visitas.
Esta zona se le conoce como" Tierra de Campos" rica por su agricultura cuando la gente vivía de ella.
Rodolfo proviene de una familia de labradores, padres, abuelos, bisabuelos...Vivió y amo la tierra, como solo un hombre del campo sabe hacerlo durante muchos años.
Con el declive de las tareas agrícolas, y con cincuenta años, pasó la peor racha de su vida. Tiene cinco hijas y por entonces estaban estudiando todas.
Cuando me está contando esto, sus ojos claros brillan emocionados, pero con una dignidad que estremece. Es la sabiduría y la filosofía de vida que tiene lo que me cautiva.
En sus peores momentos y para no venirse abajo, decidió comprar a los vecinos de los pueblos vecinos los aperos de labranza que guardaban llenos de polvo en las cuadras. Siempre había querido hacerlo, era una de sus pasiones, recuperar estas viejas piezas y darles vida. Así tendría una ilusión ademas de buscarse la vida, para seguir viviendo y no venirse abajo ante la adversidad.
Rodolfo Puebla Manrique, él sólo desde hace años, ha construido con dinero de su propio bolsillo, sin ninguna subvención de la Comunidad Autónoma, un Museo de Arte Etnografico, donde están representados todos los oficios a través de objetos que él ha rescatado del olvido.
Ha utilizado, ladrillos árabes, forja, vigas antiguas de derribos de la zona. El suelo de canto rodado como las calzadas romanas, le da al lugar una prestancia única.
No, no lo conozco personalmente, solo a través de los ojos de Rodolfo...pero mi visita y su invitación, serán uno de mis proyectos este verano.
¿Que le ha llevado a hacer este museo? el amor a sus raíces, a sus ancestros, a la tierra que le vio nacer y le dio la posibilidad de alimentar a su familia.
Muy ufano me decía el apoyo que ha tenido de su mujer y sus hijas en esta labor. De tal manera que hay un pacto establecido entre ellos, para cuando no este entre las personas queridas, su obra permanezca. Me decía: "es como si una pulsera de inmenso valor se vendieran por separado cada una de sus piezas". Su sueño es que estas piezas que con tanto amor y dedicación ha ido juntando, se conserven unidas como un legado de valor incalculable.
Una tarde preciosa la que pasé ayer, un nuevo amigo que vale la pena conservar y el descubrimiento de un Museo que visitaré próximamente.
De casualidad me enteré que en el Colegio Amor de Dios (mi colegio) hacían una cena solidaria para ayudar a Chile y allí me presenté a las cinco de la tarde para ver de que se trataba.
Nada mas entrar me cole donde estaban preparando una exposición de objetos antiguos de labranza. Pedí permiso para hacer fotografías y como conocen mi afición no tuve muchos problemas. Solo descubrí una mirada que me observaba con curiosidad especial y que su cara no me era conocida. Era Rodolfo. Me presenté a él y empezamos una conversación donde quería satisfacer todas mis curiosidades.
Me quede tan impresionada del valor de aquellas piezas allí expuestas que quise saber de donde procedían.
Una vez terminada la tarea de montar las piezas, Rodolfo me invitó a tomar un café. Jesús, un profesor del colegio, le había invitado a colaborar trayendo para la ocasión alguno de sus tesoros. Tambien Jesús, familiar mio, había traído el viejo trillo de su abuelo José, y varios enseres de labranza que guarda como un verdadero tesoro.Como no podía atender a Rodolfo, pues sobre el caía la responsabilidad de organizar y estar pendiente del evento, me pidió le acompañara yo.
Llovía con fuerza cuando salimos y nos refugiamos en un bar cercano. Nuestra conversación giraba en torno a lo mismo"sus viejos tesoros". A los pocos minutos de estar con él, era como si fuéramos viejos amigos por la sintonia afectiva que teniamos al hablarme de su museo.
Tiene una mirada serena, habla despacio, como paladeando lo que dice y una capacidad inmensa de comunicar su entusiasmo por recuperar la memoria de sus antepasados labradores, mimando a estas piezas con especial ternura.
Rodolfo nació en Boadilla del Camino, pero vive en Frómista desde hace tiempo y es donde tiene su museo personal. Como estos pueblos están en la ruta del Camino de Santiago, se cuentan por miles las visitas.
Esta zona se le conoce como" Tierra de Campos" rica por su agricultura cuando la gente vivía de ella.
Rodolfo proviene de una familia de labradores, padres, abuelos, bisabuelos...Vivió y amo la tierra, como solo un hombre del campo sabe hacerlo durante muchos años.
Con el declive de las tareas agrícolas, y con cincuenta años, pasó la peor racha de su vida. Tiene cinco hijas y por entonces estaban estudiando todas.
Cuando me está contando esto, sus ojos claros brillan emocionados, pero con una dignidad que estremece. Es la sabiduría y la filosofía de vida que tiene lo que me cautiva.
En sus peores momentos y para no venirse abajo, decidió comprar a los vecinos de los pueblos vecinos los aperos de labranza que guardaban llenos de polvo en las cuadras. Siempre había querido hacerlo, era una de sus pasiones, recuperar estas viejas piezas y darles vida. Así tendría una ilusión ademas de buscarse la vida, para seguir viviendo y no venirse abajo ante la adversidad.
Rodolfo Puebla Manrique, él sólo desde hace años, ha construido con dinero de su propio bolsillo, sin ninguna subvención de la Comunidad Autónoma, un Museo de Arte Etnografico, donde están representados todos los oficios a través de objetos que él ha rescatado del olvido.
Ha utilizado, ladrillos árabes, forja, vigas antiguas de derribos de la zona. El suelo de canto rodado como las calzadas romanas, le da al lugar una prestancia única.
No, no lo conozco personalmente, solo a través de los ojos de Rodolfo...pero mi visita y su invitación, serán uno de mis proyectos este verano.
¿Que le ha llevado a hacer este museo? el amor a sus raíces, a sus ancestros, a la tierra que le vio nacer y le dio la posibilidad de alimentar a su familia.
Muy ufano me decía el apoyo que ha tenido de su mujer y sus hijas en esta labor. De tal manera que hay un pacto establecido entre ellos, para cuando no este entre las personas queridas, su obra permanezca. Me decía: "es como si una pulsera de inmenso valor se vendieran por separado cada una de sus piezas". Su sueño es que estas piezas que con tanto amor y dedicación ha ido juntando, se conserven unidas como un legado de valor incalculable.
Una tarde preciosa la que pasé ayer, un nuevo amigo que vale la pena conservar y el descubrimiento de un Museo que visitaré próximamente.
18 comentarios:
Es imprescindible recordar y amar el pasado para conservar las raíces. Buen trabajo, Maripaz. A ti por divulgarlo y a él por trabajarlo de esa forma.
Una mirada la de Rodolfo que refleja muy bien ese amor y esa pasión por la tierra y el terruño. Una mirada de autenticidad. ¡Esas sí que se disfrutan cuando se ven! Gracias por compartirla. Abrazo azul.
Rodolfo es una de esas personas que aman su trabajo y a la que la tierra le estará siempre agradecida por su entrega y su fervor.
Un reportaje excelente Maripaz.
La reportera no sólo captando las gráficas como siempre sino las almas. Me parece que este verano irás a ese museo con tu nuevo amigo. Disfrútalo, porque no muchas veces se da con personas así, al menos no es mi caso.
Bésix
Muy bonita la colección y muy valiosa, debemos amar todo lo antiguo, todo lo que nos ayudó a vivir en otros tiempos, muy buenas fotos también, gracias por traerlo aquí
Un beso amiga
Preciosa colección.
Pero lo mejor, lo insuperable es que has hecho un amigo, eso no se paga con nada Maripaz, alimenta y conserva esta amistad incipiente.
Buen finde!
Besos!
Curiosas piezas, todo un tesoro.
Está bien conocer el pasado a través de los objetos de cada época.
Un beso.
Es bueno sacar a relucir la labor de Rodolfo, hay muchos "Rodolfos" desconocidos que hacen un trabajo encomiable por el bien de la comunidad y gracias a ti como reportera y cronista de tu cormarca, un saludo.
Si comprendo lo dificil que es algunas veces recordar el pasado y hacerse con cosas de antes,es todo un logro y tiene que ser un museo muy interesante. Espero nos informes el día que lo visites.
Un abrazo
Esas son las pequeñas cosas que hacen magnífica la vida, y también, a este mundo virtual. Jamás sabríamos de la existencia de Rodolfo, de su historia, de su mirada o de su arte, si no fuese por tu relato precioso. Un abrazo.
Genail Rodolfo, y geniales tus fotos y comentario...
Esto es lo que tenemos que pregonar a los cuatro vientos, personas positivas, con ganas de vivir.
Enhorabuena por haberle conocido y habernoslo dado a conocer.
Un beso, preciosa.
Me encanta esa inquietud, totalmente además. Hay una cena y para allá que te vas. Con la cámara. Dispuesta a conocer gente y ser más sabia. ¿Sabes una cosa? Esa, la curiosidad, es la receta secreta para no ser nunca viejo.
gracias por traernos a rodolfo; he vivido tu narración
besotes
Buen reportaje, está muy bien que estas cosas no se pierdan :)
Maripaz,
Los caminos estos son increíbles,me ra ir por ahi, en Amajuela de abajo,
Tal vez seamos vecinos.
Un abrazo
Es encantador conocer gentes que tienen algo que mostrar, que decir...pues nos enriquece...y si es una persona que le gusta lo que hace eso...se transmite.
Eres una reportera estupenda, cámara en mano y compartiendo crónicas...
Gracias.
Es una labor muy positiva y a la vez muy cultural el saber que gente como Rodolfo aun intenta rescatar de su pasado trabajos que ya casi son olvidados. Pero las gracias se la devemos a ti en particular por publicar y emitir su trabajo e información. Asi que felicidades por tu crónica informativa.
Un beso.
Estos objetos antiguos, herramientas, útiles que ya no se utilizan, forman parte de nuestra historia y conviene preservarlos de su desaparición. Buen trabajo el de Rodolfo y el de todas esas personas que los conservan como si fuesen (porque lo son) un tesoro.
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