Una noche, con sus ojos cargados de sueño, al entrar en su habitación sintió un sobresalto al encontrar la ropa que cuidadosamente guardaba en el armario desparramada por el suelo. Miró con recelo a su alrededor y con el temor en el cuerpo se atrevió a levantar una esquina de la colcha que cubría la cama por ver si se encontraba allí el causante de tamaño desorden.
Fue recorriendo las habitaciones del resto de la casa tratando de cerciorarse que las ventanas y la puerta de la calle estaban bien cerradas. Con un leve síntoma de miedo, se arrebujó entre las mantas y cerró los ojos fuertemente por si el espíritu que alegremente la había revuelto sus cosas estaba cercano.
A los pocos días el suceso se volvió a repetir. Esta vez, con más virulencia. El armario no cerraba bien porque se había roto la cerradura y no se encontraba una para reemplazarla. Estaba entornado simplemente.
De nuevo sintió un escalofrío en el cuerpo y con la cara descompuesta volvió a repetir la escena de la noche pasada.
La tercera noche que ocurrió lo mismo, su cara palideció y no se atrevió siquiera a salir de la habitación. Un sudor frío recorría su frente, el corazón le latía fuertemente, sus ojos miraban asombrados unos seres delgaduchos y feos que se reían de ella y cuchicheaban entre sí...
De repente, un grito lastimero rompió el silencio de la noche . Abrió bien los ojos, respiró fuertemente y, sentándose encima de la cama se dio cuenta de que se había sugestionado y que allí dentro tan solo estaba ella y su traviesa gata que en ese preciso momento la miraba con ojos de curiosidad.
La sonrisa primero y la carcajada después, llenaba la estancia .
Salió corriendo detrás del animal repitiendo : "¡traviesa, mas que traviesa, tu eras la causante de los misterios nocturnos, si te pillo..."
Fue recorriendo las habitaciones del resto de la casa tratando de cerciorarse que las ventanas y la puerta de la calle estaban bien cerradas. Con un leve síntoma de miedo, se arrebujó entre las mantas y cerró los ojos fuertemente por si el espíritu que alegremente la había revuelto sus cosas estaba cercano.
A los pocos días el suceso se volvió a repetir. Esta vez, con más virulencia. El armario no cerraba bien porque se había roto la cerradura y no se encontraba una para reemplazarla. Estaba entornado simplemente.
De nuevo sintió un escalofrío en el cuerpo y con la cara descompuesta volvió a repetir la escena de la noche pasada.
La tercera noche que ocurrió lo mismo, su cara palideció y no se atrevió siquiera a salir de la habitación. Un sudor frío recorría su frente, el corazón le latía fuertemente, sus ojos miraban asombrados unos seres delgaduchos y feos que se reían de ella y cuchicheaban entre sí...
De repente, un grito lastimero rompió el silencio de la noche . Abrió bien los ojos, respiró fuertemente y, sentándose encima de la cama se dio cuenta de que se había sugestionado y que allí dentro tan solo estaba ella y su traviesa gata que en ese preciso momento la miraba con ojos de curiosidad.
La sonrisa primero y la carcajada después, llenaba la estancia .
Salió corriendo detrás del animal repitiendo : "¡traviesa, mas que traviesa, tu eras la causante de los misterios nocturnos, si te pillo..."
19 comentarios:
Muy bueno.
Suelen suceder esas cosas, el cansancio a veces nos pone quisquillosos, imaginamos más de lo que vemos.
mariarosa
jajaja, delicioso... me gusta la foto que has puesto de tu perfil
buen día y un besote
Me ha gustado y me he reído. ¿Qué más puede pedirse? Un beso grande.
Estos felinos que provocan tantos sentimientos y todos bellos en nosotros, excepto el tuyo tan perfectamente contado.
Es muy agradable leerte.
Un beso para tí y para esa gatita tan preciosa.
Echo de menos a Happy, mi gata, ya nadie se mete en el armario.
Una convivencia de este tipo debe ser sobre todo divertida y enriquecedora. Un saludo
Siempre he sido amante e os gatos y casi siempre he tenido uno en casa(ahora mismo no)asi que estoy acostumbrado a sus travesuras que a veces es cierto que te sacan de tus casillas pero otras son sencillamente maravillosas.Un beso
Jajajaja..., y yo que me lo veía venir.
La gata tenía ganas de juerga y tú pensando en fantasmas...¡ay, Maripaz!
Un beso.
En casi todas las historias de miedo aparecen los gatos, seran por lo sigilosos que son. Un saludo uuhhhhhhhhhh.
Vengo a dejarte un beso amiga.
jajaja Vaya sustos por las travesuras de la gata. Por cierto preciosa gata.
Un abrazo.
Bueno, te dio el susto la gata. El miedo es muchas veces pura sugestión.
Un beso.
jajajajaja... Pero el susto no se lo quita nadie.
Un placer leerte. Saludos.
Uffffff
Un cálido abrazo para ti desde el sol de Cantabria, un poquito escaso por las nubes que acechan por acá.
Un bello post el que nos acercas, gracias por compartirlo.
Ay la gata! A veces querés matarla, pero otra cosa aparte de amarlas uno no puede hacer!
BESOTES, BUEN FINDE Y HASTA EL LUNES!!
Muy bueno, Mari Paz.
Los gatos son esos animales delgaduchos aunque no feos que nos observan y seguramente se rien de nosotros.
Ya lo dice el refra.Hace menos ruido que un gato bebiendo agua, en una teja, pero los sustos te los dan...Un saludo TONY
¡Qué hermoso relato! Me ha pasado muuuuuchas veces, cuando vemos el revoltijo que estos seres divinos nos dejan en nuestra ropa, quisiéramos matarlos, pero luego lo que hacemos es matarlos a besos (por lo menos, eso me pasa a mí)
Un cariño inmenso, Maripaz.
Mi gatita también sacaba la ropa de los estantes...
Recuerdos que me traes, tristes para mí.
Un placer leerte.
Abrazos.
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