Aquella tarde negros nubarrones se cernían sobre su alma. Miró al cielo y apenas una tenue luz se divisaba en el horizonte. Pero la luz estaba allí y aunque poco, aún alumbraba.
Había recibido una noticia que cambiaría en un instante su cómoda y relajada vida. En su ir y venir apenas divisaba a los demás transeúntes que con paso ligero ansiaban llegar a su casa después de un estresante día de trabajo.
Le pareció adivinar a lo lejos un rostro conocido y apresuró el paso para llegar cuanto antes a su encuentro. Cuando estaba a su altura, se dio cuenta de que no era la persona que pensaba y el desencanto le llevó a hacer una triste mueca, que no pasó inadvertida para la persona que ella había confundido.
Vagando entre miles de rostros desconocidos, se vio envuelta en una maraña de sensaciones y miedos y de nuevo alzó su vista al cielo para tratar de encontrar en el infinito un poco de calor humano.
Se desabrochó el abrigo con ligereza. Sentía un nudo en la garganta que le oprimía el pecho. Aspiró con fuerza el viento que acariciaba su pelo y sintió alívio cuando le besó la cara
Poco a poco, se fue serenando. Caía la tarde y la noche empezaba a hacer su aparición. En el cielo, los nubarrones, habían desaparecido.
Otra vez, los nubarrones, pensó, cuando aprenderé...y se perdió por una calleja, cercana a su casa.
Había recibido una noticia que cambiaría en un instante su cómoda y relajada vida. En su ir y venir apenas divisaba a los demás transeúntes que con paso ligero ansiaban llegar a su casa después de un estresante día de trabajo.
Le pareció adivinar a lo lejos un rostro conocido y apresuró el paso para llegar cuanto antes a su encuentro. Cuando estaba a su altura, se dio cuenta de que no era la persona que pensaba y el desencanto le llevó a hacer una triste mueca, que no pasó inadvertida para la persona que ella había confundido.
Vagando entre miles de rostros desconocidos, se vio envuelta en una maraña de sensaciones y miedos y de nuevo alzó su vista al cielo para tratar de encontrar en el infinito un poco de calor humano.
Se desabrochó el abrigo con ligereza. Sentía un nudo en la garganta que le oprimía el pecho. Aspiró con fuerza el viento que acariciaba su pelo y sintió alívio cuando le besó la cara
Poco a poco, se fue serenando. Caía la tarde y la noche empezaba a hacer su aparición. En el cielo, los nubarrones, habían desaparecido.
Otra vez, los nubarrones, pensó, cuando aprenderé...y se perdió por una calleja, cercana a su casa.
18 comentarios:
Yo nunca veo llegar los nubarrones, siempre me pilla el caparrón desprevenida. No sé qué será mejor.
Hola Maripaz.
Bonito texto. Al final siempre desaparecen los nubarrones tarde o temprano, acaban por desaparecer.
Un beso.
Bello relato. Esos nubarrones que aparecen pero que cuando el viento llega los lleva lejos.
Soplemos todos para que pasen antes.
Un abrazo.
¿Tenía que ser una tarde de negros nubarrones? No podía ser una tarde de sol, es que estamos de lluvia un "poquito" cansados... un saludo pasado por agua.
Muy bueno, sí señora. Además no puede ser de más actualidad.
Un abrazo.
No le bastaba el calor de su abrigo, bufanda y guantes...por qué tenia el corazón aterido de frio.
Me ha encantado este relato MªPaz
Buen fin de semana
Abrazos!
¿Quién se libra del asedio de los negros nubarrones? Llegan y nos golpean con su oscuridad. En ocasiones, se marchan dejándonos más sabios.
Maripaz, me ha gustado muchísimo esta honda reflexión tuya. Expresas un sentir universal bajo tu sensible y humano prisma. Muy bonito.
Besicos.
Nubarrones de tristeza en el alma.
Deseo que tengas un buen fin de semana.
Un beso.
La mente humana, qué gran prodigio, que nos permite adentrarnos en una espesa tormenta y salir de ella cuando nos lo permiten.
Te deseo muchos momentos de sol y luz
Un beso.
Buenas tardes amiga espero estes bien paso a dejarte mi saludo, te dejo un verso muy bonito..
( El mundo necesita rosas y no espinas , puentes y no muros, unir y no dividir
amor y no odio, paz y no guerra , amistad y no enemistad, pero de lo que mas necesita el mundo, es de Vos para hacer la diferencia )
Que tengas un bello fin de semana abrazosss y besosss
Sandra.
El aire fresco que trae la lluvia, a veces, refresca hasta el alma.
Besicos.
Quien mira hacia dentro muchas veces no se da cuenta de lo que hay fuera. Y por eso nos pilla el toro. (Bueno, el toro no, que soy antitaurino... mejor decirlo como tú: entonces nos pilla el nubarrón). Besos.
Bueno, tarde o temprano, el Sol siempre les puede :)
me encanta el intimismo de tus letras...
un besazo amiga y buen finde
Encuentro una gran belleza en tus poemas siempre, es un placer acercarse a tu delicado espacio.
Gracias por compartirlo.
Cálido abrazo.
Qué malo son esos nubarrones negros que ensombrecen nuestra alma, pero llegará la luz y reinará la calma en nuestro espíritu.
Un abrazo.
Juan Antonio
Cuentas unas historias preciosas, llenas de sentimiento. No sé si son autobiográficas o no, pero en todo caso denotan que eres una gran persona.
Un beso grande, amiga.
Bonito relato Maripaz. Feliz seana. Un beso
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