También había descubierto un hongo comestible que que se llamaba" Lactarius indígo" cuyas láminas y carne eran de color azul.
Se solía pavonear de que su color era como el de la sangre de las familias aristocráticas e incluso de los reyes. Ella también creía tener en sus venas "sangre azul" y miraba con desdén al resto de lo mortales.
Su color tampoco estaba exento de lucir en banderas y demás ideologías políticas con las que los humanos suelen expresar sus ideas.
De lo que más orgullosa se sentía era de que tenia el mismo color del cielo y soñaba despierta con maravillosas aventuras por el espacio.
Tenia una particularidad que no tenían las demás cafeteras. Cada vez que su dueña servia un café a sus invitados, de su interior salía una hermosa melodía. Era entonces cuando su engreimiento llegaba a límites insospechados; se ponía todo lo azul de que era capaz y lucía todos sus encantos ante la mirada atónita de los comensales.
Un día, un ladrón se coló en la casa de su dueña mientras dormía. Sin hacer ruido fue lentamente rebuscando los armarios, y de repente, allí estaba ella...iluminado la estancia con su color azul.
Al principio la ignoro pensando que no tenia valor alguno. Ella se puso todo lo azul de que era capaz como cuando se lucia en la mesa, para captar la atención del delincuente. El "caco" la cogió por el asa sin ningún miramiento y ella intentó defenderse con su preciosa melodía, depertando así a la dueña y a su esposo que ahuyentaron al ladrón que corría desesperado.
Desde entonces los humos se le subieron todavía más a la cabeza, pues sus dueños no paraban de contar su hazaña. Pero en su interior se decía "siempre es tiempo de aprender a dejar la vanidad de lado y experimentar nuevas sensaciones" Quizá su monótona vida entre café y café se le había quedado pequeña.
11 comentarios:
Y siempre nos queda pequeña...lo mejor es aprender día a día, que somos pequeños, eternamente.
Vaya, habrá que conseguir una cafetera de esas, con la cantidad de cacos que andan sueltos en estos tiempos, seguro que será de mucha utilidad tenerla en casa.
Bicos
Jo, la mía es blanca y no sale de su interior ninguna melodía.
Tendré que comprarme una azul.
Besos Maripaz.
Desde luego me ha parecido un relato muy bueno y original, Maripaz y muy bien contado.
biquiños,
Creo que hay muchas "Cafeteras" como esas merodeando por ahí, esperemos que alguien les baje los "humos", un saludo.
Me he divertido con tu narración, querida Maripaz.
Dejando al margen posibles símbolos, me ha parecido un relato fresco, lleno de chispa, muy imaginativo incluso.
Gracias por el buen rato, y es que cada vez escribes mejor, amiga.
Un beso con todo mi cariño.
Simpática historia la de la cafetera.
Y ademas sirve de alarma, en verdad es toda una joya.
QUE BONITOO
Hay con las cafeteras ,es que se creen que solo ellas tienen melodia en su interior,cuando a veces las sileciosas tienen más cafelito dentro,pero al fin reflexión saludos
Gracias por un blog con una cafetera! Bienvenidos a mi blog, don Gerardo de Suecia donde hay un poco de todo, anécdotas, humor, naturaleza y mucho, mucho más.
Cordiales saludos desde Suecia!
Me gusta tu sencilla y directa manera de escribir, creo que este cuento haría las delicias de los más pequeños.
Por cierto, mi color preferido es el azul.
Toca visitar a los amigos, y aquí me tienes.
Un abrazo, querida Maripaz.
Publicar un comentario