Ella camina despacio, sin prisa alguna.
Hace tiempo que vive sus días lentamente, como saboreando cada instante.
Ha sabido encontrar el equilibrio necesario entre el sentimiento y la razón y ahí se mueve con soltura.
No teme a nada y está abierta a todo lo que la vida le ofrece.
Él, es un pobre hombre de mente poco despierta al que la sociedad ignora y considera un pobre diablo. Muchas veces es objeto de burlas e incluso de bromas pesadas.
Perdido en su pequeño mundo mendiga una mirada, un poco de afecto, un gesto que le haga percibir que no es invisible.
Ella hace tiempo que se ha dado cuenta de sus miradas mientras le escudriña el alma.
Pero ayer se atrevió a abordarla, mientras sentada en un banco del parque deja que el sol le bese la cara.
-¡Que guapa estabas esta mañana vestida de rojo! (le dice con timidez a lo lejos)
Como ella no se da por aludida, insiste una y otra vez hasta obtener una respuesta.
- ¡Que bonito peinado te has hecho hoy!, le susurra (mientras se acerca un poquito más)
-Que precioso está el río, que bien canta ese pájaro desde la rama, que bonito color van tomando los árboles! ( intenta una vez más hacerse oír)
Ella por fin levanta sus ojos, le mira con inmensa ternura y le da las gracias despacio, muy despacio...
Como con miedo a romper la magia de aquel instante en que su admirador ha dejado de ser invisible.
10 comentarios:
Una historia muy tierna. Un beso
Un hallazgo donde menos lo esperaba, como en la vida misma.
Un abrazo.
Sí, una entrañable historia de esos "invisibles" que nos rodean a lo largo de la vida.
Nosotros mismos ayer... o, tal vez, "mañana"...
Abrazo Maripaz.
Una pareja que cada uno vive su vida lo mejor posible, tranquila y a su ritmo.
Un abrazo.
Hola Maripaz.. Que tal estas, siempre observante del devenir humano en las calles y plazas.. Sabes te contare una cosa, una vez a un pobre mendigo que siempre veía acompañado de su fiel perro y su carro de cosas inútiles que va recogiendo, le di una pequeña propina, porque le mire a los ojos y vi la ternura hundida en sus pupilas casi secas, probablemente de tanto llorar, aunque no sabremos nunca de que.. El me miro y con una cierta reverencia me dijo "Gracias señor, por dejar de ser invisible a los ojos de los demás, gracias por devolverme la visibilidad y la vida"....
Un abrazo...
Una historia muy tierna, y cuantas personas así existen y apenas vemos.
Un abrazo grande
Has relatado una bonita y muy real historia; me ha gustado y te seguiré. Un abrazo amiga
:)
Ojalá les vaya muy bien!!!
Besos.
Hay mucha sensibilidad en tu relato, Maripaz, brilla con luz propia esa atractiva de contar la vida, de mostrar sentimientos, de hacer una reflexión ante la incomunicación y emociones.
Aprovecho a agradecerte tus vistas y comentarios por mi blog, así como la amistad que ello desprende.
Lejos de nuestra querida Montaña Palentina, un abrazo.
Teo.
Hola Maripaz leí hace unos días este emotivo relato pero hasta hoy no me he podido poner con el ordenador y comentarte, disculpa por el retraso.
Me pareció muy emotivo, tierno y me has hecho pensar en el bien que se hace cuando se reconoce al otro, cuando no se lo ignora aunque cueste ver el sufrimiento y la tristeza en el otro, tu protagonista lo hace y se siente recompensada.
Besos
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