Era un hombre serio, taciturno, de mirada huidiza. Caminaba siempre cabizbajo, como si temiera tropezar. Jamás saludaba a nadie al pasar. Era como una sombra sin voz ni nombre.
Su poco atractivo físico, tampoco ayudaba mucho. Tenía una vulgar cara llena de granos enrojecida y una incipiente calva. Nunca se le vio sonreír. Alguna vez se adivinaba en su rostro una mueca burlona, un rictus con un halo de misterio.
Al cruzarte con él, daba la sensación de que quería pasar desapercibido dando muestras de incomodarse cuando gentilmente intentabas ser próximo y cercano.
Bien podía pasar por tímido o antipático a la hora de definir su carácter.
Era uno de esos hombres que forman parte del paisaje urbano y con los que te relacionas en tus rutinas diarias.
Uno de tantos seres que vagan por las calles de ciudades y pueblos, con su particular manera de ser, con un pasado a sus espaldas, con sus miedos e inseguridades.
Pero una noche de fiesta, las notas de una guitarra fusionadas con el bajo y la batería, le vieron dando palmas al compás. Se había trasformado en otro ser. Su cara resplandecía a la luz de la la farola cercana , su boca reía de contento, sus ojos habían tomado vida y manifestaban su estado interior de una manera sorprendente. Incluso se atrevió a dar unos pasos de baile certeros, nada improvisados.
Y es que... las apariencias engañan y hay que atreverse a vivir la aventura del conocimiento del otro.
Hay que intentar rescatar del interior aquello que desconocemos y sin duda existe.
15 comentarios:
Una sabia reflexión... Pues así suele ser la vida. Y no siempre lo que "creemos" que es!
Abrazos Maripaz.
Bonita historia. Un Beso
Hola Maripaz.. No se si me he perdido alguna otra entrada tuya pues estos últimos días no puedo dedicarme a los Blogs y a los amigos/as. Me ha encantado la historia de ese hombre gris, que no brilla de día, que se esconde, que pasa desapercibido, pero que en el fondo siempre se lleva una llama dentro que cuando menos te lo esperas explosiona..
Un abrazo..
Llorenc, no se que te ocurre, pero te envío un abrazo muy fuerte. Gracias por tu fidelidad en mi blog.
Muy bien relatado, Maripaz. Me ha gustado mucho.
Besos.
Me alegro de hayas pasado por mi blog. Te dejo un cariñoso abrazo. Me he paseado por tus entradas y me gustan todas😍 Buen finde ´Buen finde 😘
Qué bonita reflexión nos traes Maripaz sobre la importancia de saber mirar en el otro.
Besos
!Qué bonito relato! No me extraña que con le baile se transformara, yo en el baile me crecen alas como en el anuncio. Un beso.
Dentro de cada uno de nosotros hay muchas sorpresas, verdad?
Besos.
Sin duda que existe. La música, el baile, en este caso, nos mostró a un ser completamente nuevo, transformado, capaz de romper los moldes en los que sus conciudadanos le habían envuelto. UN escrito valiente, necesario, muy bien planteado, amiga Maripaz.
Gracias por tus paseos por mi rincón.
Un agradecido abrazo.
Teo
Gostei muito, amiga Maripaz, desta interessante narrativa sobre esse homem taciturno, que andava de cabeça baixa. Interessante, também, foi a transformação do homem quando ouvia música e aplaudia, contrariando a sua maneira de ser.
Parabéns. Uma boa semana.
Beijo
Pedro
Pues sí... las apariencias engañan a veces y por ello es bueno acercarse para descubrir esta chispa buena que existe en cada uno. Nacemos todos con la misma página en blanco y creo que siempre hay una explicación para esta coraza como la que tenía este hombre de tu relato...las malas experiencias pasadas se la habrían forjado. Y sólo la música consiguió quitársela.
Me ha gustado cómo los has contado. Y las fotos que lo ilustran.
Un abrazo y una sonrisa para ti que sabes mirar. :)
La verdadera personalidad no siempre se muestra a la primera. A veces alguien transmite una apariencia pedante o altanera, cuando en realidad sólo sucede que es profundamente tímido.
Besos, MariPaz
Muy sugerente ese juego con las farolas y el relato, Maripaz. Y muy bien narrado con ese giro final lleno de luz.
Y tal y como dices, no hay que precipitarse con las personas. A mí me encanta observarlas con detenimiento, siempre hay algún gesto, algún tic que te da una pista más sobre la esencia más secreta de quien apenas conoces.
En una persona de apariencia taciturna, me fijo en como mueve sus manos, en sus ojos, en el tono de la voz, en como camina... no soy de precipitarme, porque sé que donde hay sombras también tiene que haber luz.
Un abrazo, guapa, me encanta pasar por aquí ver tus fotos y leerte.
Me quedo con este párrafo:
Hay que intentar rescatar del interior aquello que desconocemos y sin duda existe.
Un abrazo artista. 💚😍✔
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