Llevaba una mochila a la espalda, donde guardaba todas las ilusiones, todos los sueños, los fracasos, los secretos, los amores, las alegrías, las penas de toda una vida.
En algún momento la carga se le había hecho muy pesada impidiéndole caminar con ligereza.
Otras, había sido más liviana. Incluso le había llevado a caminar con enorme agilidad. Como si se tratara de una pluma movida por el viento.
Alguna vez, a su mochila y fiel compañera, se le fue el color. El blanco y negro, los tonos grises formaron parte de sus días.
Pero dentro, seguían intactos los sueños por cumplir.
Habían pasado muchos años, desde que en su infancia comenzó a caminar con una mochila a sus espaldas.
La mochila, entonces, era de colores vivos, y con unos enormes ojos de búho que observaban la vida con asombro y sin apenas peso dentro.
Después, los libros y cuadernos se hicieron un hueco en ella.
Con el paso de los años, la fue llenando de vivencias, de historias, de sucesos, de conocimientos, de inquietudes, de deseos, de costumbres...
Quizá para los demás, la mochila era invisible. Hay sensaciones que solo las percibe el interesado.
Pero ella, hasta veía en las espaldas de familiares, amigos, conocidos, y la gente con la que se cruzaba por la calle, enormes mochilas, dependiendo de la edad.
Incluso a través de ellas podía ver el estado de ánimo de los que las portaban.
Porque la mochila era un poco como el interior de cada uno.
Además cabía la posibilidad de cargarla en las espaldas para repartir mejor el peso y seguir caminando.
Ella, acaricia una vez más su vieja mochila como queriendo rescatar retazos de su vida, que de alguna manera están cobijados dentro.
Habían recorrido el mundo juntas y les había llegado la hora de descansar.
22 comentarios:
Hola Maripaz.. La mochila de la vida, todos llevamos a cuestas una mochila, con esas vivencias que tan bien describes, nuestras luces y nuestras sombras, nuestras ilusiones y nuestras decepciones, nuestros recuerdos están ahí dentro.
Un abrazo..
Esa mochila la llevamos todos a nuestras espaldas. Unas veces se hace pesada y otras ligera, dependiendo del momento y el estado de ánimo, pero esa mochila es, ni más ni menos que nuestra vida, y hay que cargar con ella.
Un abrazo
Entrada más reflexiva y profunda, con esa belleza y naturalidad con que sueles contar las historias. Un lujo leerte.
¡Un gran abrazo!
Qué bien expresas es paso por la vida junto a la mochila de nuestras pertenencias más personales e íntimas. Con qué poética manera la acaricias a través de las palabras.Y qué bueno es entrar en lectura cuando recoges estas sensaciones tan profundas como gratas.
Gracias, Maripaz.
Fabulous blog
Please read my post
Quiero seguir llevando mi "mochila" aunque ahora está cargada de penas que pesan mucho aunque hubo tiempos en que su carga era más llevadera..Un escrito precioso.Besicos
Resulta triste, y admirable al mismo, tiempo ser capaz de asumir con esa serenidad que está llegando el final.
Muy bien contado, Maripaz.
Un abrazo.
E quem não acaricia a mochila que
traz consigo a vida inteira, quem?
Um beijo e boa tarde, Maripaz.
Continuo seguindo seu blog.
Mi mochila pesa cada vez más.
Hay días en que me dan ganas de olvidarla.
Besos.
Entre las funciones de una mochila, y todo lo que relatas es cierto, también cabe dejarla a un lado, cuando ya no es necesaria, y proseguir el camino más liviano.
Abrazos Maripaz.
Que bom levar à mochila
O sonho e o sentimento
Por liberdade e ao vento
Na sua alma desfila
Sonhos e sonhos na fila
De planos à execução
De seus projetos que são
Desejos imaginados
Dos seus fracassos passados
Como realização.
Abraço cordial. Laerte.
Hola, Maripaz. Me encanta la historia de la mochila, que es el testigo del monje de todos los eventos del propietario o de ti. Asimismo, mi mochila es leal para acompañarme en muchas actividades.
Saludos de amistad.
Que hermoso relato, Maripaz, con tantas lecturas... Llevo mochila fisicamente sustituyendo al bolso, es una mochila especial para mí pues tiene que tener de todo sin pesar y ser de buena calidad y diseño, es un pequeño lujo que me permito, aunque compensa que me suelen durar bastante, y luego me da penita deshacerme de ellas.
Mi mochila interior ni te cuento, esa está algo desvencijada y es más de tipo práctico, he ido guardando tanto en el camino..., aunque de vez en cuando hago limpieza y me quedo con lo esencial. Eso sí tengo un bolsillo oculto con mis pequeños tesoros de los que no pienso prescindir.
Un abrazo,
Mi maltrecha espalda echa en falta el peso de mi mochila.
El domingo haré cima con ella, Maripaz, y solo pienso en lo descansado que dormiré a la vuelta.
Precioso.
Un abrazo.
Olá, Maripaz, essa sua história da mochila é linda, o que somos carregamos pela vida inteira, às vezes pode tornar-se um pouco pesada, ou muito, dependerá de como manejamos nossos pensamentos, nossas atitudes, nossos sentimentos. Precisa haver as prioridades e o resto...descartar! Bela sua postagem!
Um ótimo fim de semana pra você!
beijo!
La mía creo que es muy grande, porque siempre lo llevo todo a cuestas
Olá, Maripaz, primeiro, quero dizer a você que fiquei muito contente com sua volta aos blogs depois de uma pequena pausa. Quanto a essa sábia crônica fiquei a pensar no peso que cada uma das pessoas leva às suas costas, ao longo de sua caminhada. Pensei também em possíveis injustiças de uma pessoa levar mais peso do que outras. Depois, deixei de lado esse ponto de vista porque todos nós temos esse ou aquele peso que levar: se nascemos ricos o caminho será percorrido com leveza, mas se viermos de uma família pobre teremos muito peso às costas, muitas quedas no caminho, sofrimento e dor. Mas, assim é a vida. Que fazer?
Parabéns querida amiga Maripaz pela bela crônica com fundo filosófico!
Uma boa semana, com saúde!
Abraços.
La mochila de la vida, a veces pesa demasiado, así que aligeremos el peso de todo aquello que nos hace sentir mal y ver las cosas grises, al principio parece complicado pero no lo es tanto.
Cuídate mucho, besines utópico.-
Todos llevamos una mochila a la espalda, tierna Maripaz. Bueno, yo, como tengo una hernia de disco y mis vivencias son tantas que pesan mucho, al final he decidido tener varias mochilas, de modo que cada día lleno una con una serie de recuerdos que no pesen mucho. Y con ella a la espalda salgo cada jornada. Así voy aliviando las penas, administrando las alegrías y... liberando mi columna :)
Un beso.
No importa que a nuestra mochila exterior vaya abandonándole el color.
Lo importante es que la vital, la que lucimos por dentro siga irradiándolos, todos, en focos que lleguen hasta el último rincón de nuestro archipiélago interior.
Ahí sí que debemos cuidarla con mimo, MariPaz. Besazo.
que bella entrada un abrazo inmenso
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