Con estas temperaturas veraniegas, apetecen ya platos fríos. Por eso, he comprado unas cebolletas para picarlas en crudo, con una ensalada de patatas cocidas con atún, aceitunas, huevo duro...
El problema, viene, cuando tienes que hacerlo y empiezas a llorar con desconsuelo...jejeje.
Hace tiempo, me compré unas gafas que alivian bastante este menester. Son bastante eficaces, aunque depende mucho de la calidad de la cebolla. Estas cebollas, tiernas, tienen una fuerza tremenda, y a pesar de las gafas, he terminado llorando a mares...
Me sugería, este afán mío, por evitar las lágrimas, que es un calco de la vida misma. Y mira, que según los expertos, llorar cumple una función de transpiración emocional, y que con ello eliminamos toxinas perjudiciales para el organismo. Pero ni por esas...
Las lágrimas, nos acompañan en nuestra venida al mundo. El llanto, forma parte de la comunicación del niño con la madre en los primeros años de vida.
El sollozo, como respuesta al dolor, forma parte de nuestra vida de adultos, como algo misterioso ligado al mundo de las emociones.
Aunque, también se puede llorar de risa.
¡Me encanta llorar de risa!
Soy propensa a dejarme llevar de la risa contagiosa y reír hasta desternillarme, mientras las lágrimas me impiden ver al que tengo delante.
Por cierto, que me he ido a la Red, para buscar el significado de :"desternillarse" y dice, que hace alusión a las "ternillas" unos cartílagos que se encuentran en diferentes partes del cuerpo humano: orejas, mandíbula...y que debido al movimiento espasmódico y exagerado del que se desternilla, parece que se va a romper.
Las lágrimas, siempre liberan, ya sea de una manera u otra.
Quizá sea, uno de los recursos más baratos para hacerlo.
Es muy normal, que hasta los niños en edades tempranas son llevados al psicólogo, e incluso al psiquiatra.
En fin, que mis cebolletas, han dado para traer aquí los dos extremos de las lágrimas: las del dolor y las de la risa.
Y es que , sobre las lágrimas se puede escribir mucho, pero de momento, os dejo con esta ridícula fotografía mía, para que podáis sonreír a la vida.
¡Felices sonrisas!
11 comentarios:
No veo ninguna fotografía ridícula, solo veo a una chica radiante de felicidad, que tiene muchas ganas de vivir y que es capaz de escribir todo un texto de su post hablando de cebollas y risas para reír y para llorar como solo ella sabe hacerlo.
Eres magnífica, Maripaz.
Feliz tarde y noche.
A mí las cebollas me hacen también llorar a lágrima viva y además me dejan tremendo escozor de ojos.Besicos
Recuerdo cuando era pequeño usábamos los cascos de la cebolla como cuchara quitando la película que tienen entre cascos.
Saludos.
Yo también lloro cuando río a gusto. Lo he heredado de mi padre.
Te vistes a juego con las gafas, o viceversa. Qué coquetas sois las mujeres.
Un abrazo.
Maripaz, todas las lágrimas que tan bien describes son sinceras, salen del alma (incluso las que provocan las cebollas :)) Nada que ver con las lágrimas de cocodrilo... :))
Un abrazo.
Lo que te has comío, es en toda regla unas riquísimas "papas aliñá" con todos sus avíos, y como no has dejao ni una gota de aceite en el plato, nos pones una fotografía con esas gafas antilloronas, que por cierto con ellas luces espléndida y rebosante de felicidad... pero, pá la próxima ya sabes... hecha un fotito antes de comértelo... jeje.
Un fuerte abrazo, Maripaz.
Jajaja, Manuel, como me ha gustado lo de las "papas aliñá"con todos sus avios. Me retrotrae a mis tiempos en Sevilla.
El sur, forma parte de mis bellos recuerdos.
Un abrazo inmenso.
Hay que ver el juego que dan unas cebolletas y unas gafas especiales... :)))))
Muy acorde todo con tu talante desenfadado y alegre!
Abrazos Maripaz.
Hola, guapa.
A mí me has hecho reír con tu entrada, porque yo también me disfrazo con unas gafas profesionales, de esas con protección lateral para impedir el llanto.
Un abrazo.
"desternillarse" Me encanta la palabra Maripaz, me lleva a mi infancia.
Besos y a desternillarse de risa que las lágrimas es mejor que sean de la cebolla o de la risa.
Un beso.
Me he leído toda la entrada con una sonrisa, Mari Paz, y tu foto con el manojo de cebolletas genial.
Soy de las que lloro de risa, de pena, de emoción, cuando algo me conmueve, cuando algo es tan bello que la única reacción de mi cuerpo son las lágrimas... La canción favorita de mi nieta Nora, que ya tiene diez años, es "La llorona" que le cantaba con sentimiento exgerado para consolarla, y suavecito para dormirla.
Dicen que llorar es de humanos, pero yo vi llorar a un caballo que murio de viejo mientras lo acariciaba y nunca lo he olvidado.
El caballo soltó una sóla lágrima antes de expirar recostado sobre la hierba y yo lloré tres horas seguidas sin parar por cómo me había conmovido.
Es hora de hacer una ensalada de esas ricas, Mari Paz, pero para mí con poquita cebolla, y algo de pimiento verde y rojo picadito.
Abrazos
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