Aquella mañana, las pompas de jabón y su fantasía le salieron al encuentro en la avenida.
Últimamente, tan solo escuchaba noticias catastróficas en el telediario y necesitaba evadirse como fuera.
Es más, ya ni escuchaba el telediario, pues le producía una desazón considerable que a veces le impedía casi respirar.
Para ello, se había vestido de Primavera y se había ido a la calle, a saborear la mañana.
Lucía un sol juguetón y cautivador.
Quizá un poco exagerado para la época, pero que no molestaba en exceso.
La belleza y la fantasía de las cosas sencillas, suelen aparecer de repente. Pero para saber disfrutar de ellas, hay que saber mirar.
Hay personas, que arrastran su mirada a ras del suelo.
Van inmersas en sus propios pensamientos, en sus problemas, en su pequeño mundo.
No ven más allá de sus propias narices.
No alcanzan a ver las nubes con sus formas variopintas, ni los pájaros revoloteando a su alrededor, o la sonrisa de un pequeño niño inocente, ni los pasos vacilantes de un anciano al cruzar un semáforo.
La dureza de la vida misma, ha hecho que se olvidaran de mirar.
Mirar y ver a su alrededor.
Por eso, ella, no dejaba de mirar y ver.
La risa cantarina de unas pequeñas niñas le habían devuelto la alegría de vivir.
Trataban de coger en el aíre las pompas de jabón que volaban libres.
Las pompas de colores, por efecto de la interferencia entre las ondas de luz, aunque apenas duran solo unos segundos, alimentan la ilusión de los más pequeños.
Y de los mayores...
Porque la felicidad, son momentos.
Y todos, en mayor o menor medida, tratamos de atrapar esos momentos.
Efímeros, como las pompas de jabón.
La felicidad, es así, se escurre y no se deja atrapar fácilmente.
Pero hay que atreverse a correr tras ella, como las pequeñas niñas.
Gritos, carreras, risas...llenaron la mañana de sueños por cumplir.
Era un espectáculo encantador, que no pasaba desapercibido a los transeúntes deseosos de sonrisas.
También, ella, había acabado sonriendo.
Al fondo, los toros buenos y nobles en el Monumento al Encierro, también parecían sonreír.
Y los mozos, con su pañuelico al cuello.
Se alejó, dejándose besar por los rayos del sol y con una carga de energía positiva.
Y todo ello muy barato.
Tan solo mirar, y mirar...
13 comentarios:
Hermoso!!! Y es verdad hay personas que no ven más allá de sus propias narices y se pierden de disfrutar lo que significa un momento. Saludos
En muchas ocasiones buscamos divertimos con las mas sofisticadas cosas y no somos capaces de ver la diversión en las cosas mas sencillas. Una buena muestra de como con simples pompas de jabón se divierten esas niñas y los mas mayores deseando dejar salir a ese niño que no ha terminado de salir.
Saludos.
«Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad» (Pearl S. Buck).
«La verdadera felicidad cuesta poco; si es cara, no es de buena clase» (François René de Chateaubriand).
Un abrazo.
Cuanta belleza regala tu texto de hoy, Maripaz. Es fácil de imaginar cuando lo veo en esas preciosas imágenes que muestras, pero capto tu mensaje en esa capacidad que tienes para observar la belleza de lo sencillo, de lo que la vida ofrece desde su más humilde presentación ... la vida, sí, la vida es bella, existe y se deja ver, solo tenemos que ser capaces de verla.
Un abrazo, Maripaz.
Se nota que pasaste un rato muy agradable y es que las cosas sencillas pueden resultar maravillosas.Besicos
Qué felicidad tan sencilla la de la infancia.
Besos.
Cuánta felicidad se vive cuando abrimos bien los ojos, hermosa. Gracias por tan especial publicación, es un gran regalo.
Fuerte abrazo.
Pues sí Maripaz. Unas pompas de jabón y nos has dado varios minutos de felicidad contemplando las imágenes sencillas pero que logran sonrisas no sólo en las niñas.
Un beso.
No basta con mirar, Maripaz. Hay que mirar con tus ojos y tu sonrisa.
Un beso.
¡Maripaz, qué tema tan encantador!
Las pompas de jabón, en verdad, son relajantes, son hermosas, te hacen volver a la niñez…
Mil gracias por el momento de relajación. Las fotos hermosas y bellísima la manera como escribes.
Cordiales saludos.
Hola hola mi querida Maripaz.
Voy retornando poquito a poco el fantástico mundillo blogger.
Y acá llego, a otra estupenda, optimista y cálida entrada de tu baúl.
Hermosas fotos acompañan a tu no menos hermoso relato.
Así es amiga, "sólo hay que saber mirar"
Y las pompas...¡adoro! Pura magia y momentos bellos para atesorar.
Fuerte abrazo
Bueno querida Maripaz.
Ya veo que me toca romper una lanza por el gran olvidado... ¿O es que las pompas cayeron del cielo? :))))))
Cierto que la alegría de las niñas fue, y de otros transeuntes, tuya también. Pero...
Sin el "artesano" que las hizo posibles, ¿qué realidad cabría?
Y además...
¿Las creaba por gusto, o por necesidad?
¡Risas y felicidad creó!
¿Alguien satisfizo sus "carencias"?
Gran abrazo amiga, observadora de la vida.
Olá, Maripaz,
mas que crônica doce, leve, maravilhosa.
As fotos adorei, é vida pura que você mostra!
A Alegria das crianças e a felicidade do homem.
É verdade, há muitas pessoas que não sabem olhar, não
se interessam por ver as coisas simples, reais e alegres da vida.
Caminham na tristeza.
Gostei muito, Maripaz, olhas as fotos foi uma delícia!
Um ótimo domingo.
Beijos
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