18 de enero de 2024

NOCHES DE INSOMNIO

 


Una mañana muy temprano, me encontré conmigo misma y no me reconocí.

Quizá fuera porque me había rondado el insomnio y mis fuerzas flaqueaban para dar comienzo a vivir un nuevo día.

Pero también podía ser, porque hay días en que uno no se reconoce a si mismo por la complejidad que comporta, aún con el paso de los años.

No es fácil conocerse y aceptarse.

Tarea que conforma toda una vida.

Pero bueno, hay que simplificar.

Tampoco pretendamos sacar petróleo.

Entre el precio del aceite y el petróleo, se nos van los ahorros.

No conviene tomarse a uno demasiado en serio.

Y como la vida es breve, vivamos sin más afán que lo que cada día la vida misma nos regala.

Una amiga me preguntó hace poco si tenía miedo a la muerte.

Miedo, no...pánico...( le contesté inmediatamente)

Miedo, y pánico a dar el salto rumbo a lo desconocido.

Además, eso de marchar y no volver nunca más, con lo que yo amo la vida...

Esa frase la solía decir mi madre en los últimos años a mi lado.

Mi madre amaba la vida tanto como yo. 

Mi amiga, cuando solíamos hablar de la muerte, al comentarle yo mi miedo, solía repetir que ella carecía de él. Esperaba la muerte con una enorme tranquilidad.

Hasta que no hace mucho, una enfermedad con la que no contaba, la tuvo sumida en un estado cercano a la mismísima muerte.

Al tener que enfrentarse a ella de manera tan inesperada, con todo lo que comporta, cambió su percepción y ahora la tiene un enorme respeto.

A lo que yo tengo miedo, es al dolor, a la enfermedad que te limita hasta circunstancias desconocidas.

Al no poder valerte por si misma, al deterioro de todas mis capacidades más elementales.

Y un miedo añadido. Dada mi claustrofobia, me da pánico una agonía lenta donde no pueda respirar.

Por lo demás, tengo perfectamente asimilado, que mi vida es finita, y espero cuando me llegue la hora sobrellevarlo dignamente.

Solemos escuchar, que la muerte forma parte de la vida, pero no somos capaces de que esa idea forme parte de nuestros pensamientos de manera natural.

Es cultural. 

Desde la más tierna infancia se nos esconde la muerte de los seres queridos con mentiras piadosas que alivien una cruda realidad.

No somos dueños de nuestro destino.

Tan solo nos queda la aceptación.

Últimamente, se están marchando muchos famosos de setenta, y setenta y pico.

Hombres casi todos.

Las mujeres somos más longevas.

Espero llegar al próximo día 24, que cumplo 76...jejeje.

Una vez, le escuché a una pequeña niña preguntarle a su papá si le gustaría vivir para siempre.

Su progenitor, muy sorprendido, le contestó, qué entonces no íbamos a caber en el mundo.

Y ella, con cara pícara, le respondió, que lo estupendo sería que no naciese más gente, y que nos pudiéramos quedar  los que ya estamos viviendo para siempre.

¡Anda con la peque...!

Yo me apunto con ella...jejeje.


12 comentarios:

DUTA dijo...

The picture's very lively: vivid colors of the leaves, cars on the road, young people walking, elderly people sitting on a bench etc.. in contrast to the topic of your post - fear of pain, death, claustrophobia .
Happy Birthday on the 24th!

Sara O. Durán dijo...

Será muy hermoso tu cumpleaños y seguirás por muchísimos años más, tan sana, feliz y motivada como hasta hoy. ¡Felicidades, Maripaz!
Un gran abrazo!!!

Macondo dijo...

Los cambios de decena siempre me hacen pensar en la muerte y con el de los setenta me ha ocurrido especialmente. Además, como dices, al ser hombre mi esperanza de vida es inferior. Mi edad se va a acercando a la habitual en las esquelas.
Un abrazo.

Enrique TF dijo...

Magníficas y compartidas reflexiones, Maripaz, yo estoy con la "peque", no entiendo, a veces, porque nos han mandado aquí.
Feliz viernes.

CHARO dijo...

Ese insomnio te inspira unos bonitos y agradables escritos. Vaya con la pequeñaja, nos ha salido muy espabilada y es que los niños de hoy en día nos superan en todo. Pronto me vas a alcanzar en edad y tendremos la misma hasta agosto que yo cumpliré uno más. Besicos

Lu dijo...

Empiezo por el final.
¡Me encantó la respuesta de esa niña!
Tengo la certeza de que en estos tiempos, uno/una puede empezar a pensar cuánto tiempo le queda a partir de los 90.
A menos, claro está, que se tenga un serio problema de salud. Pero...¡eso pasa a cualquier edad!
Debo decir en favor de mi argumento, que mi madre tiene 98 años, que una de mis tías ha fallecido con 94, que unas tías "postizas"- gemelas ellas- han fallecido una dos meses antes de cumplir 99 y la otra dos meses antes de cumplir 100, que una "segunda mamá" falleció con 91 y otra tía, hermana de mi madre, tiene 92 años. ¡Y absolutamente bien de "cuerpo y mente"!
Y, lamentablemente, también tengo experiencias muy dolorosas de primos, primas y amigas que han partido muy jóvenes. Desde los 19 años, hasta apenas cumplido los 50. Al menos 6 personas podría mencionar.
Así que...¡nada de qué preocuparse que cuando tenga que ser, la parca, llegará sin previo aviso!
Eso sí, acuerdo contigo en que lo que no quiero es sufrir. Prefiero morirme sin enterarme.
beso ¡disfruta del finde!

TORO SALVAJE dijo...

Yo le voy perdiendo el miedo a la muerte.
Más miedo me da convertirme en un incordio que necesita ayuda para casi todo y ser una carga para los demás.
Si ha de ser así prefiero morirme antes.

Besos.

diego dijo...

Yo no le temo a la muerte, porque el estado natural del hombre es estar muerto, no existir. La vida es lo excepcional. Dura poco. Por eso hay que aprovecharla a tope, sacándole todo el jugo que se pueda. Y tú lo haces, eres la imagen de la alegría :)
Un abrazo, Maripaz.

Tais Luso de Carvalho dijo...

rssss, também adorei a resposta da garota!
O mundo deveria ter limite morrem 1000... nascem 1000!
Gostei muito da sua postagem, não tenho medo de morrer,
tenho medo de como vou morrer, se muito sofrimento, ou com
mais tranquilidade, num vapt-vupt (num ligeirão!)
Gosto muito de ler você, Maripaz!
Uma linda e feliz semana!
Beijos!

Tomás B dijo...

La pitufa seguro que no quería crecer y creo que con esa respuesta deja a cualquiera fuera de juego.
También creo que lo peor de la muerte a la hora de enfrentarnos a ello es el sufrimiento y creo pensaríamos diferente si un día nos acostamos y no volvemos a despertar.

Saludos.

Manuel dijo...

Yo también me apunto a lo que dice la pequeña, pero como eso es imposible tenemos que aceptar lo único que todos tenemos claro en la vida desde que nacemos, y eso es, que algún día nos llegará la muerte, cosa en lo que yo he pensado algunas veces, y creo que lo tengo asumido, porque no me queda otra, ya que si hubiera la más mínima posibilidad de romper ese ciclo me agarraría hasta un palo ardiendo.
un fuerte abrazo, amiga.

Mara dijo...


Maripaz como decía Santa Teresa: "Bástale a cada día su afán".
¡Vaya con la niña! ¿Quedarnos los que ya estamos? y seguiríamos envejeciendo, No, por favor, sería un espectáculo muy triste.
Besos.