31 de enero de 2021

EL PRÍNCIPE DESTRONADO.


 Era una mañana repleta de sol recién entrada la Primavera. Volvía de hacer unas compras en el supermercado, cuando de repente, allí estaba él.

Pongamos que se llama Charly,  para poder mejor darle vida a través de mi historia. El nombre es lo que nos identifica a cada cual.

Era un pequeño osito de peluche sentado al lado del contenedor. Se le veía muy triste. Tenía en su mano un pequeño corazón, que a mi se me antojaba era el de su dueño. 

Se negaba a soltarlo, por más que intenté cogerlo entre mis manos, por si aún latía.

Era como el último reducto de posesión afectiva que le quedaba. 

Tenía la mirada perdida, como quien ya no tiene horizonte y se deja morir. 

Me dieron ganas de abrazarlo y llevarlo a casa conmigo.



 No es la primera vez que lo hago. No hace mucho rescaté un ciempiés con el alfabeto entre cada uno de sus anillos.

Un niño, lo llevaba al contenedor con intención de abandonarlo. Al verlo, tan limpio, tan cuidado, con su precioso colorido y su aire de tristeza, se lo pedí para mi gata. 




El crío me agradeció que me quedara con su viejo amigo y lo llevara a casa, en vez de dejarlo en el frío contenedor. Se le veía preocupado. Quizá había intentado convencer una vez más a su madre de guardarlo, aunque fuera en el trastero, pero no hubo suerte. A lo mejor alimentaba la ilusión de que en un futuro, aún un poco lejano, pudiera jugar con él un hijo suyo.

Pero todo esto son suposiciones mías. 

Mi gata no le hizo ni caso, pero lo tengo en el pasillo cercano a mi habitación, como guardián, desde entonces.

También le puse un nombre, para identificarle y darle vida de nuevo. Se llama. Mateo.




Pero volvamos a la historia de Charly.

Junto a Charly, también había abandonado un cambiador de bebé que supuse era de la misma familia.

Estaba impoluto, al igual que Charli en su abandono.

Con mi imaginación calenturienta, enseguida me imaginé quien podía haber sido su dueño. 

Un niño, que un día fue el príncipe de su casa.

Un príncipe al que llenaron de regalos, de mimos y besos a lo largo de los años. 

Entre esos regalos, un día apareció Charly.  

Entre ellos se fue forjando una complicidad enorme y un afecto mutuo. De todos es sabido la importancia de los juguetes en la vida del niño. Les ayudan a explorar la realidad, a desarrollar su imaginación, a activar su curiosidad y los primeros impulsos afectivos a través de su relación con ellos.

Charly, seguro que formó parte de los amigos invisibles de su dueño. Con él , seguro, mantuvo conversaciones que solo ellos comprendían. Incluso era incapaz de dormir sin que Charly, el pequeño oso, suave, dulce y amoroso, se acostara a su lado.

Charly, formaría incluso, parte de sus paseos descubriendo el mundo.

También supo aliviarle en los primeros brotes de dolor: Otitis, Sarampión, Amigdalitis...


Pero el tiempo corre inexorable. 

Queda atrás la infancia, los juegos, los mimos, los días felices...

Poco a poco, Charly se vio relegado a un segundo plano. 

Quizás en una estantería, o en una caja, con los demás juguetes. 

Aquel príncipe y su osito han sido destronados.

Andan vagando sin reino. 


24 comentarios:

Ambar dijo...

Aunque el paso del tiempo convierta en príncipe destronado aquel juguete con el que establecimos, tal vez, la más sincera de las complicidades nunca se nos olvida. Yo todavía lo recuerdo y te aseguro que han pasado muchos años de esa relación.
Besos.

llorenç Gimenez dijo...

Hola Maripaz. Que relato más tierno y al tiempo más realista. Con él me has confirmado lo que siempre pienso y digo, y es que las cosas más sencillas, más cotidianas con un poco de imaginación se puede crear una bonita historia.
Lo lamento por Charly, y me recuerda esas mascotas que se compran por capricho, y cuando molestan o no son útiles son abandonadas en plena montaña, como si fueran un simple peluche.
Un abrazo, amiga..

Arantza G. dijo...

Seguro que l@s niñ@s están encantad@s cuando hablas con ell@s. Eres una cuentacuentos genial. Probablemente, se lo cuente el viernes a mi nieta. La historia de Charly, el príncipe destronado, de Maripaz Brugos. Eres un sol, Maripaz. Tanta ternura....
Besos y cariño

Luz dijo...

Qué hermoso, emocionante.
La imagen de Charly y todo lo que representa.
Y cómo expresas la relación del niño y su peluche a través de tiempo. El niño que fuimos y han sido y son los demás.
Y Mateo...
Esas fotos excelentes y lo que transmiten.
Eres genial!

Mari-Pi-R dijo...

Que bonita historia has sabido crear con una mirada a un contenedor.
Hay muchas cosas que se tiran y que podrían tener otra vida en muchos hogares.
Un abrazo.

jesus alvarez dijo...

Me ha encantado tu creatividad, que bonita historia, me ha encantado esta entrada,saludos amgiga, eres todo sensibilidad.

CHARO dijo...

Que bonito relato Mary Paz aunque me he quedado con la curiosidad de si te lo llevaste a casa algo que yo si lo hubiera hecho. Conservo una muñeca de raza negra que me encontré al lado de un contenedor y me la llevé a casa donde la aseé muy bien y se quedó cómo juguete para una nieta y todavía está por casa.Besicos

Macondo dijo...

Con ese corazón que tienes pronto vas a tener cambiarte a una casa más grande, sobre todo si cunde la noticia entre los niños de que adoptas esos juguetes que no les gustaría abandonar y se ven obligados a hacerlo.
Un abrazo.

Carmela dijo...

Qué dulce y tierno el relato que has creado a partir de ese osito, Charly, en un contenedor. Y que hermoso tu gesto con el gusanito. Eres un encanto.

Un beso emocionado.

diego dijo...

Hola, Maripaz! Tierna historia. Me ha recordado a mi nieto de cuatro años. Desde hace dos tiene un osito de peluche que lo acompaña en sus alegrías y tristezas, siempre están juntos, duerme abrazado a él y seguro que se cuentan historias antes de dormirse. Espero que su final no sea como el de Charly... Un beso.

Ikana dijo...

Pobrecillo ;_; Ganas de adoptarlo T_T

Berta Martín Delaparte dijo...

Un relato lleno de ternura y de verdades.
Yo tengo todavía en mi poder, lo guardo como un tesoro, un osito de peluche , que regalé a mi hijo cuando era pequeño. Mi hijo al entrar en la adolescencia, me propuso tirarlo a la basura. Yo le dije , ¡ni se te ocurra!
¡Un abrazo guapa!😘

El tejón dijo...

Cuantas veces habrá servido de consuelo y se lo agradecen así, dejándolo abandonado y tirado en el frío suelo.
Muy tierna la entrada.
Un abrazo.

Siby dijo...



Cuanta ternura y belleza, el osito Charly tal vez dio
todo su amor cuando lo tuvieron, ahora que esta con
un poco de anos encima, lo tiran, que tristeza me ha
conmovido lo que escribiste, pero asi sucede en muchos
casos, un gusto apreciar tus letras.

Besitos dulces

Siby

Mi nombre es Mucha dijo...

que maravilla que eres Yo hubiera hecho lo mismo

Pedro Luso de Carvalho dijo...

Olá, Maripaz,
gostei muito dessa sua narrativa envolvente, que trata de aspectos importantes relativos às lembranças da infância, quando se tem grande apego por animais de estimação e por brinquedos que são eleitos desde a nossa mais tenra infância.
Parabéns, um bom final de semana, com saúde.
Beijo

silvioafonso dijo...

Você sabe escrever bonito, hein!
Um beijo e, te espero lá em casa,
na minha casa(blog).

silvioafonso dijo...

Uau!, cada coisa linda que você
faz, minha amiga.
Beijos.

Manuel dijo...

Querida amiga Maripaz, cada día me gusta más como escribes, y lo bien que se te da el contar cuentos; como ejemplo, este hermoso cuento de hoy, del que pienso que Charly estaba ahí, esperando a que pasara alguien como tu, de buen corazón, y le diera una segunda oportunidad, cosa que has hecho con esa bonita narrativa a la que nos tienes acostumbrados.
Tu entrada es una preciosidad.
Un fuerte abrazo.

Ernesto. dijo...

Un texto vivo y realista. El ciempiés tuvo mejor suerte que el "príncipe"...

Abrazos Maripaz.

Rud dijo...

¡Qué relato tan tierno, Mari Paz!
Para escribir algo hermoso, nada mejor que la sencillez y la dulzura.
Un abrazo

Justcherry dijo...

Qué mal un lindo y lindo oso de peluche rosa. ¿Por qué un niño podría tirarlo y tirarlo?
Por suerte, la odisea de Charly acaba en tus manos. Lo recogiste con amor y trajiste a Charly a casa. Ahora Charly puede sentir la calidez del hogar de gente amable como tú.
Que tengas una buena semana
Saludos

Teo Revilla Bravo dijo...

Qué gratificante es pasear contigo y sentir tu voz contando todo lo que recoge tu mirada con esa devoción de sentir la vida con intensidad, en cualquier rincón... Maravilloso.
Gracias Maripaz también, por compartir el pots dedicado a la lectura. No digo nada nuevo, pero sí creo que sigue siendo importante insistir sobre lo bien que nos hace leer en cuanto que adquirimos conocimientos y también maneras de entender mejor la vida y la relación con las personas. Lo que dices sobre las librerías, la magia de los libros, etc..., lo comparto plenamente porque me sucedió otro tanto.
Te dejo un abrazo emocionado por tus visitas. Compartir ayuda mucho.

Tesa Medina dijo...

Tienes un don para relatar la vida con chispa y ternura, siempre me quedo encandilada con tus historias y las fotos que las ilustran, en la primera veo toda la tristeza de Charly... sin duda, auntes de sentirla en tus palabras. Me encanta como lo haces, Maripaz. Tus post siempre destilan humanidad y empatia a raudales.

Y hablando de ositos, mi hijo que tiene 42 años, ha sido incapaz de tirar un oso roñoso que tiene desde niño, deslucido su rosa original de tantos lavados y achuchones.

"El Mosito" todavía anda por algún lugar en la casa de mi hijo, aunque no lo tiene a la vista, lo imagino sonriendo a escondidas cuando se lo topa en algún armario.

Un día te contaré mi amor y debilidad por Mickey Mouse, hablo por él y hablo con él.

Un abrazo y gracias por hacerme disfrutar tanto.