Así de repente, sin esperarlo me encontré con Katia.
Una vez repuesta de mi sorpresa, me acerqué curiosa para ver de cerca aquel personaje que reclamaba mi atención al pasar por allí.
Hola, me llamo Katia.
-Eres muy guapa. ( le dije bajito para no llamar la atención de los demás transeúntes)
Ella me miró con sus preciosos ojos azules y tímidamente sonrió.
- Sabes, me acaban de poner de patitas en la calle. He pensado que quizá me quieras llevar contigo.
-Uf, no se...
-No te voy a dar nada de lata...soy buena, alegre, cariñosa, divertida, generosa...
Mi perplejidad y mi duda se reflejaban en mi rostro mientras ella cambiaba de postura una y mil veces tratando de agradarme.
- Por favor, no te vayas...me decia con insistencia.
-No te preocupes, estoy aquí, te escucho.
-Mira, soy una muñeca muy frágil. No podré resistir el frío de la noche. Estoy acostumbrada a la buena vida, mi dueña siempre me ha tratado muy bien. He sido muy feliz a su lado, por eso tengo el corazón roto por la tristeza. No te arrepentirás...
- Aunque soy un poco grande, en cualquier rincón de tu casa me puedes tener. A cambio seremos amigas.
- Bueno, me has convencido, espero que mi gata Leticia te acepte, es muy especial...
-
Mira,- le dije para calmarle- nos vamos a hacer una fotografía juntas para para sellar nuestro pacto y mi compromiso contigo.
Aceptó encantada y sonreía feliz.
- Tengo que ir urgente al supermercado, ahora mismo vuelvo y te llevo conmigo.
Me alejé presurosa para volver cuanto antes a por ella.
No habían pasado veinte minutos, cuando volví de nuevo al contenedor.
¡Oh, no estaba!
Pregunté una y otra vez pero nadie la había visto.
Una anciana que cruzaba la calle se acercó y como en secreta confidencia me contó que Katia iba a ser muy feliz al lado de su nieta Maria, una niña muy alegre y necesitada de juguetes. La buena mujer había pasado por allí después de marcharme y se quedó prendada de Katia.
Katia, trató de explicarle, pero en un plís plás se la llevó en volandas por las calles casi a la fuerza.
Aquella mujer había sabido aprovechar mejor que yo el momento de hacer el bien. Y es que las cosas importantes pasan por la vida en un instante que hay que saber aprovechar.
Katia es feliz con su nueva dueña. Un buen baño, y ropa limpia, le han devuelto la dignidad perdida.
11 comentarios:
Qué historia más bonita, Maripaz. Está llena de imaginación, ternura, sabiduría de la vida... Mi enhorabuena, querida amiga.
Es una pena que Katia no acabara contigo, aunque presumo contigo que va a estar muy bien atendida por esa peque.
Un abrazo grandísimo.
Parece un bonito cuento de navidad. Tierno y con moraleja.
Un beso.
Preciosa alegoría de la infancia que nunca debemos olvidar. Hay que ir al rescate de Katia,naturalmente. Precioso y aleccionador.
Si abriéramos los ojos y el corazón, cuántas Katias encontraríamos por ahí...Un abrazo.
Dice el refrán que “no hay mal que por bien no venga” igual la prisa por ir al súper, sirvió para que esa niña tuviera un regalo de reyes por adelantado…Un saludo…TONTY
¿Habrá crecido quién la abandonó?
una historia sencilla, tierna... sí que es verdad que hay que vivir el momento porque igual, si nos retrasadmos, ya es demasiado tarde.
biquiños,
Maripaz
En estos días tan especiales llegue a ti mi cariño con el deseo:
Que siempre tengas palabras cálidas en un frío anochecer,
Una luna llena en una noche oscura,
Y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que los problemas te abandonen, los ángeles te protejan, y que la luz te cubra acunándote.
Para ti y seres queridos Feliz Nochebuena...Feliz Navidad!!!!!
Una bonita historia para estas fechas.Seguro que Katia sera feliz al lado de esa niña.Felices fiestas.
El espíritu de la Navidad ha entrado en mi casa a través de la tuya :)
en el loco he creado una entrada "especial fiestas" para ti y todos los amigos, por si quieres verla.
Un abrazo grande ahora y todos los días
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