14 de julio de 2014

IN MEMORIAM


Querido Raúl: se cumple el segundo aniversario de tu marcha y no he querido faltar a nuestra cita.
Esta mañana te compré una rosa para llevártela a tu tumba. Es como un ritual que emprendo cada aniversario para de alguna manera en este día tenerte más presente.
Las montañas serenas y majestuosas te acompañan en tu sueño eterno. Los campos llenos de vida te susurran al caer la tarde un canto de eternidad. Yo, voy despacio, en soledad, a nuestro encuentro mientras mi corazón late con fuerza.
Es como si hubiera hecho un pacto contigo y necesito acudir sola para vivirlo en la intimidad.


Vuelvo a recordar aquella triste tarde en tu funeral en la Iglesia de Santa Bárbara. Estaba abarrotada de gente. Familiares, amigos, vecinos, nos habíamos congregado allí para darte el último adiós. La tristeza nos embargaba  a todos y los cánticos de despedida hacían mas emotivo el encuentro.
Yo, me encontraba en un lateral muy cercano al altar y a tu ataúd, cuando de repente, vi desprenderse una rosa de una de las coronas que allí habían depositado manos amadas. Y rota por el dolor quise pensar que me la enviabas tu para consolarme. Una vez terminada la misa del funeral me acerque y la recogí. Quise llevármela de recuerdo y aún la conservo. De tal manera que se ha convertido en una costumbre acudir  a tu tumba y llevarte una rosa cada aniversario intentando devolverte la que tu me enviaste.


Brillaba hoy el sol con intensidad después de un verano más bien frío. Caía la tarde y un silencio lo invadía todo. Allí, en el camposanto, se experimenta una misteriosa paz, y uno se da cuenta como nunca de su propia indigencia.
Vivimos demasiado atareados con nuestras cosas sin apenas detenernos a pensar en nada trascendental. Es una manera de refugiarnos y evadirnos de los misterios que se escapan a nuestra razón, como es la muerte. Nos asusta aquello que no podemos controlar.
Quise repasar tu vida, lo poco que yo conocía de ti, y me emocioné .  En confidencia te conté mis secretos  como siempre. Ya sabes que mi alma conectó con tu alma joven y de alguna manera me trasmitiste tu riqueza interior.
 Tu recuerdo sigue muy vivo en aquellos que te amaron.
Tus padres aún tienen su herida muy abierta, pero son muchos los amigos que les arropan haciéndoselo más llevadero.
Tu pequeña sobrina está preciosa. Es toda una señorita ya...
Tus amigos, por ahí les veo llenos de alegría intentando vivir su vida no exenta de problemas y dificultades.
Son "mis niños" como me gusta llamarles.
De alguna manera siempre estás tu ahí presente en cada uno y me gusta cuando les veo, sonreirles, por que es como  si te sonriera  a ti.


Te extrañamos mucho. Yo, personalmente te recuerdo en lugares concretos, en rincones particulares que están impregnados de tu presencia.
Estás en el corazón de los que te aman, en la naturaleza, en las calles, en los amigos, en el paisaje...
¡Te queremos! 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres un ejemplar a seguir Raúl allí donde estes viéndonos tienes q estar orgulloso xq nadie te olvida y menos tu familia tk primo

Arantza G. dijo...

Bonito homenaje, Maripaz.
Besos

Darío dijo...

Qué duro, a pesar del tiempo que pasa... Sólo te abrazo.