Poseía una sonrisa tan llena de luz, que era capaz de iluminar con ella los más negros nubarrones de cualquier paisaje de la vida.
Sus ojos se posaban en los tuyos con la vehemencia propia del que se toma interés en profundizar en tu interior.
A su lado siempre se estaba bien porque era de esas personas de corazón cálido y afectuoso imprescindibles a la hora de compartir secretos.
Me llamaba la atención su gusto por los zapatos originales, curiosos, incluso divertidos y con un puntito de fantasía.
Me gustaban mucho unos zapatos de charol con unos lazos de lunares blancos. Se me antojaba a mi que aquellos zapatos eran capaces de subir a las nubes y desde allí lanzar al universo entero un reto. El reto de saber volar por encima de nuestra rutinaria y pobre vida llenándola de pequeños poemas echos de fantasía en las cosas más insignificantes y que normalmente apenas valoramos.
Aquellos zapatos y su dueña caminaban por los mismos lugares que cualquier ser humano, y quizá se perdían entre el asfalto de las grandes ciudades o las callejas de un pequeño pueblo en anonimato constante. Solo quien era capaz de conectar con su sencilla fantasía tenía la posibilidad de mirar desde arriba y saborear la belleza que se encierra en las alturas.
Apenas unos pocos eran capaces de descubrir el secreto,porque normalmente caminamos cabizbajos asolados por problemas diarios que nos impiden mirar más allá.
Solo los locos y los niños son capaces de hallar la fantasía por los rincones y hacerla vida de su vida viviendo en un mundo ficticio y lleno de encantos.
El mundo o los que componemos el mundo en general, es sórdido, lleno de conflictos, donde reina la competición más feroz para ver quien es el mejor, el más sabio, el más rico, el más guapo...
Muy pocos son los que se resisten a sus encantos,acabando atrapados en sus redes sin apenas darse cuenta de que se les escapa la vida en minucias sin importancia que les absorben sin encontrar jamás un pequeño instante de fantasía que les lleve como los zapatos de mi historia a gozar de las nubes.
11 comentarios:
Imagino unos zapatos con alas para poder volar y si me convierto en la mujer invisible, ya ni te cuento....
Qué gozada. Por ahora, con la imaginación me basta.
Muy bonito, Maripaz.
Besos, cuídate
No perdamos nunca la fantasía, Maripaz. Su mirada nos mantiene jóvenes e ilusionados, al margen de las miserias de la vida.
Hermoso texto.
Un grandísimo abrazo.
Pues sí Maripaz, sólo los locos y los niños....
Muy feliz semana:))
Un beso
Eres afortunada de tener esos zapatos y esa maravillosa fantasía.
Vivir así la vida es más bonito.
Sigue siendo como eres.
Un abrazo
Maite
¡geniales! Además son combinables con otros colores ¿no?
un abrazo.
Esos zapatos hablan mucho y bien de quien los lleva.
Besos.
Miniatura, no son mis zapatos. Son de una amiga. Cuando se los vi, me encantaron y pensé hacerles una pequeña historia porque me parecieron estar llenos de fantasía.
Siempre es bueno volar entre la Nubes y desarrollar nuestra imaginación e incentivar nuestra inocencia.
Maravillosa Historia, personificada en estos zapatos que son pura ternura y dulzura y que trasladan a un Mundo de Fantasía, que jamás debía faltar en nuestra existencia, que tiene caducidad para ser lo más Feliz posible, sin liarnos en cosas que no merecen la pena.
Abrazos y Besines.
Me has hecho imaginar con esos zapato y cada una de las letras de tu relato, tan bien hilvanado.
Muchos besitos de anís.
Si dejáramos de lado la fantasía, nuestra vida muy triste sería.
Un abrazo.
Hace mucho que no me doi una vuelta por los blog,pero prometo ponerme al día.Tienes razón ,solo los locos y los niños tienen ese don de la fantasía. Pero¿ que seria del mundo sin ellos?.Un abrazo
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