19 de septiembre de 2021

LAS MIRADAS

 


De repente, les vi pasar delante de mi.

Un hombre rudo increpaba de malas maneras a su mujer .

Ella, intentaba hacerle entrar en un bar cercano, donde estaba alguien conocido, pues parecía querer decirle algo.

Imposible que el hombre cediera a a su amable requerimiento.

Tan solo recibió de nuevo un exabrupto como respuesta.

Con la cara descompuesta de rabia, volvió sobre sus pasos, y le faltó poco para empujarla.

Los ojos de aquella sumisa mujer, se posaron en los míos por un instante.

Después, bajó la mirada avergonzada y siguió su camino.

Se me encogió el corazón y estuve al borde de las lágrimas.

Su mirada penetró en mi alma, causándome una herida interior.

Por un momento, pude imaginar su calvario y me llené de tristeza.

Era una mañana soleada, y me encontraba saludando a unas amigas. Nos habíamos reunido allí saboreando la belleza del encuentro, cuando fui testigo de tamaña injusticia.

Tuve la tentación de coger de la mano a la mujer y salvarla de aquel energúmeno. Invitarla con nosotras, y que sonriera, dando un salto a la libertad. 

Pero se perdió a lo lejos con su amargura, sin darme tiempo de rescatarla.

Cerca, en unos matorrales, vi una mariposa libando el néctar de unas flores que acababan de nacer. Volaba libre, sin ataduras, mientras yo la observaba extasiada.

Y volví a recordar a a aquella mujer de mirada triste que soportaba el peso de su prisión.

¡Como me hubiera gustado hablar con ella!

Aliviar su pena, intentar cambiar su situación.

Pero tan solo fue un instante en el que nuestras miradas se cruzaron.

9 comentarios:

CHARO dijo...

Que triste relato y que mal te tuviste que sentir al presenciar algo tan desagradable. Nadie tiene derecho a tratar mal a otra persona ni en privado ni en público.La foto está genial.Besicos

Rita dijo...

Es un relato estremecedor. Según lo iba leyendo imaginaba la escena y se me ha puesto en vello de punta de la impresión. ¡Cuántas mujeres viven situaciones semejantes! Es una pena, una verdadera pena.
Es un relato muy bueno
Besos

Macondo dijo...

Ojalá hubiera sido un relato fruto de tu imaginación, pero me temo que no. Y aunque así hubiera sido, otras mujeres reales estarían por el mundo recibiendo vejaciones semajantes.
Entiendo la sensación que se te quedó en el cuerpo, de rabia, asco e impotencia.

El tejón dijo...

Una realidad tristísima.
Hay que seguir desenmascarando los discursos del odio.
No entiendo que haya tanta falta de empatía y que tengan voz donde no tenían que tenerla.
Un abrazo, cabreado.

Tais Luso de Carvalho dijo...

Olá, Maripaz, tão bem escrita tua crônica!!
Que coisa triste, também fiquei com pena, se eu estivesse lá e visto o que você viu, ficaria com vontade de dar um apoio, conversar com ela...
Situação que existe muito nesse mundo, que loucura...
Uma feliz semana, Maripaz, cuide-se,
beijinho!

Enrique TF dijo...

Magistral relato, es como si hubiera estado ahí en tu lugar. Quizás suceda que habré vivido, a mi edad, alguna situación parecida a esa. Lo has contado de un modo, como siempre, entrañable, atrapas.
Un abrazo, Maripaz.

eli mendez dijo...

Cuantas veces la vida nos pone en esa situacion de observar algo que a nuestros ojos resulta incomprensible...y sin embargo es moneda corriente...y nos quedamos ahi con nuestra impotencia que a veces hace surgir una hermosura de texto, como este..
Un abrazo grande Maripaz.

TORO SALVAJE dijo...

No soporto esas situaciones.
Solo con leerlo ya me pongo malo.

Besos.

diego dijo...

Todos hemos vivido situaciones parecidas, Maripaz, y luego nos hemos arrepentido de no haber intervenido de alguna manera.
Un fuerte abrazo, amiga.