12 de septiembre de 2019

LA SILLA COQUETA


Erase una silla tremendamente coqueta, alegre y dicharachera que cumplía su misión en un lugar muy lejano. Tenía un porte elegante y distinguido que la hacía diferente a las demás. Sus dueños a lo largo de muchos años, la trataron muy bien, y hasta le consentían caprichos de vez en cuando.
Marcó tendencia su elegancia en una época concreta y fue la envidia de muchos.
Ella se dejaba mimar por unos y otros, sintiéndose casi una estrella.
En la placidez de aquella peluquería de caballeros, pasó sus mejores años, hasta que sus dueños se hicieron mayores y tuvieron que cerrar el negocio.
Entonces decidieron llevarse con ellos a la coqueta silla. No era cuestión de dejarla desamparada después de los largos años de servicios prestados.
Y siguió otros largos años sirviendo de admiración a todo aquel que se acercaba a visitar a sus propietarios.
Ah, pero llegó un momento que sus dueños se fueron para no volver y se quedó sola.
Por ella también habían pasado los años, y con ellos los deterioros propios de la edad. Su vieja tapicería requería atención, su metal había perdido brillo, y una capa de polvo la envolvía restando así su belleza.
Los herederos de sus dueños, no la prestaron la mínima atención al recibir el legado de sus familiares. Es más, la consideraron un trasto viejo e inútil y la confinaron en un viejo, frío y lúgubre sótano.
Su tristeza era inmensa, recordando su esplendor de antaño y la soledad en la que se encontraba ahora. Pero su espíritu luchador la hacía no dejarse morir ansiando que alguien por fin la rescatara de su encierro y le devolviera a la vida.
Y si...el milagro ocurrió...
Un joven restaurador la descubrió por azar, e hizo lo imposible por comprarla.
Una vez en su poder, comenzó un proceso largo para curar sus viejas heridas de guerra.
Con enorme cuidado fue limpiando la capa de polvo hasta sacar su color natural al exterior. Después con mucha precisión fue deteniéndose en cada una de las piezas para intentar ponerlas al día y que funcionara su mecanismo. Tras unos días de intenso trabajo, llegó la hora del proceso de tapizado. Al final, la silla se miró al espejo y se vio muy guapa.
Había recuperado su belleza y servía de nuevo.
Pero su historia no termina aquí.
Una joven peluquera con cara de niña traviesa y ojos chispeantes de estrellas, se encapricho de ella  e hizo lo imposible por rescatarla de nuevo y darle vida trayéndola  a su trabajo.
Esa joven peluquera de mirada limpia y sonrisa picarona, la ha devuelto la dignidad perdida. Ahora ocupa un puesto de honor en su peluquería unisex. Aguanta estoicamente las posaderas de los clientes que acuden a que su dueña les preste el servicio de un buen corte de pelo, mientras las féminas que también acuden por allí le echan piropos.
Ella es la reina del local. Con su arte vitange es la envidia de las demás sillas del resto de peluquerías del pueblo.
La joven peluquera la trata con mimo, porque es amante apasionada de su profesión que ha querido compartir con ella su local por simple placer de disfrutar de las cosas bellas.
Las manos de esta joven peluquera, mueven la tijera con soltura y precisión. Hasta parece que bailan en sus manos. Iniciando así una obra de arte en cada cabeza que se atreve a pasar por ellas.
Ambas, escuchan las historias de las clientas que llegan una y otra semana a ponerse guapas y comparten las cosas buenas y malas de cada una de ellas. Porque en las peluquerías se crea un clima de confianza mutua, una hermandad de confidencias, un respiro en nuestra vida de duro trabajo, una complicidad entre mujeres, o entre hombres...
Y es bien bonito recuperar viejos objetos cargados de historia y darles vida de nuevo.

P.D. Este relato se lo dedico a mi amiga Maricarmen, la peluquera que me atiende, por ser una magnífica profesional y amiga que desde hace unos años se abierto camino en esta profesión dura, pero necesaria. Además, con él, quiero dar voz a la cantidad de autónomos que las pasan "canutas" en este país a la hora de sacar su negocio a flote sin ayudas de la Administración y poniéndoles trabas una y otra vez.

20 comentarios:

Mari-Pi-R dijo...

Que tu amiga tenga suerte como la historia de la silla y que siempre haya una mano que la ayude.
Una bonita historia, saludos.

Tefi dijo...

Cómo me ha gustado leerte Maripaz, hacía mucho que no entraba en 5u blog.
Una historia bien bonita y con un buen final, el buen servicio de esa bonita silla, realmente preciosa, ojalá sea por muchos, muchos años de su servicio en la peluquería de tu amiga Maricarmen y eso será señal que le va bien su negocio.
Un abrazo fuerte

llorenç Gimenez dijo...

Hola Maripaz.. Sensacional, a mi esas cosas antiguas me encantan, y que alguien se tome la molestia de recuperar esas pequeñas joyas de arte es muy encomiable.. Felicidades a ti por descubrirla y a la peluquera por conservarla..
Un abrazo..

Manuela Fernández dijo...

Qué historia más bonita y qué real. Hay mucha gente que no valora lo antiguo, yo no lo entiendo, a mí me encantan las cosas con historia.
BEsis

Ikana dijo...

Hay muchas cosas que se pueden arreglar y terminan en mal lugar

Recomenzar dijo...

Qué bonito
que sabias palabras
un sillón de barbero
teñido de rojo amando el cielo

Ernesto. dijo...

Buen día.

La imagen de la silla es impactante! Y merecedora de todos los cumplidos que le dedicas. Realidades más bien!

Reconocido el gusto de esa joven por esta singular silla. Y, desde luego, me consta que realza ese espacio de trabajo, y encuentro entre clientes.

Fuerte abrazo Maripaz. Transmítele otro a la encantadora peluquera.

Tesa Medina dijo...

Preciosa silla, Maripaz, me encanta, y qué bien restaurada.

Y hermoso el relato que se inspira en la coqueta silla, con sus glorias, avatares y ese final feliz.

El final que le deseo a tu peluquera y, como dices, a todos los autónomos, que con mucho trabajo, esfuerzo y más ilusión que facilidades consiguen hacernos la vida más fácil a muchos y sacar adelante sus sueños y, encima, vivir, de ellos.

Un abrazo,

AMALIA dijo...

Muchas gracias por tu visita tan amable.
Un placer llegar hasta aquí y leer tan bonito relato. A mí me encanta todo lo antiguo y es hermoso reconocer su valor sentimental.
Mucha suerte para tu peluquera .
Un abrazo, Mari paz.

TORO SALVAJE dijo...

Qué dulzura tienes y qué corazón.
Tu amiga estará encantada con este regalo tan bonito.

Besos.

Teo Revilla Bravo dijo...

Siempre es agradable visitarte, leerte, encontrar estas líneas cargadas de acierto y sensibilidad, Maripaz.
A provecho para decirte que sentí una gran alegría volver a reencontrarnos tras estos meses de verano en mi blog. Nosotros lo hemos pasado también por la querida Montaña Palentina recorriendo sus frescos y bellos lugares. Que sigas disfrutando hasta tu regreso a Navarra.
Gracias por el hermoso comentario que me dejaste referente al poema. Siempre es de agradecer que te visiten.
Fuerte abrazo.
Teo.

Bienaventurada dijo...

Linda silla, buena historia y no me cabe duda, tu amiga debe ser una artista, los peluqueros hacen arte con sus manos y es verdad muchas veces son confidentes de buenos y malos momentos. Un abrazo

Pedro Luso de Carvalho dijo...

Olá, Maripaz!
Uma história que diz bem do talento da escritora. Uma narrativa sensível, escrita com maestria. Claro que não exagero, querida amiga, pois a personagem é uma velha cadeira que foi “abandona” pelos então proprietários. Mais tarde recuperada em sua utilidade e beleza, a cadeira volta a ser usada pelos frequentadores do Salão, e por todos admirada. Um conto da melhor qualidade – repito-me. Parabéns.
Uma ótima semana, Maripaz.
Beijo.
Pedro

Framboise dijo...

Esta bonita silla de historia larga bien se merecía ser rescatada y mimada. Creo que ha caído en buenas manos cariñosas...y tu cabellera también :) Por sus amigos los conoceréis ;)
Un abrazote de vuelta de la playa.
PS da la casualidad que fui a la peluquería ayer para reparar los daños de días de agua de mar...pero las sillas de mi peluquería son insulsas :D

La utopía de Irma dijo...

Bonita historia la de la silla, hay tantas sillas abandonadas en el olvido y esos pobres autónomos que ponen todas sus fuerzas para sacar sus negocios adelante son asfixiados día a día, solo se acuerdan de ellos a la hora de ir a votar, bueno al igual que de el resto de mortales.

Larga vida para esas preciosas sillas y para lxs autónomxs que trabajan codo con codo con ellas.

Besines utópicos, Irma.-

Ana Mª Ferrin dijo...

Qué crónica tan conmovedora.
Qué digo crónica... Has escrito toda una biografía, la de una vida que pasó dando felicidad a los hombres, y a los niños, que salían de allí con ese olor a mentolado que guardaban las barberías de antaño.
Cuando vuelvas a verla hazle una caricia de mi parte. Pasa tu mano por sus contornos y dale recuerdos.
Y conserva tu mirada curiosa, guapetona.

Manuel dijo...

La silla es una maravilla, y me encanta lo bien restaurada que está. Y en cuanto a tu relato, aparte de ese bonito homenaje que haces a tu amiga, dices un verdad como un templo con lo del desamparo por parte del Estado, que siempre han tenido, y siguen teniendo, los autónomos.
Una preciosa entrada, Maripaz.
Un fuerte abrazo.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Lo cual demuestra que no por ser viejo se es inútil... bien por la silla coqueta.

Un abrazo.

Mara dijo...


¡Qué maravilla de restauración! Tu homenaje a Maricarmen no puede ser más bonito y original. Un beso.

Ángeles dijo...

Me ha encantado la entrada,lo que vienen muy bien, para recordar que no por viejo o deteriorado que estemos, o estén los objetos, no se pueden recomponer. Una bella entrada para reflexionar.

Un abrazo con cariño.