Ariadna se enfundó el abrigo y se fue en busca de los secretos de la noche.
Hacía un intenso frío que calaba hasta los huesos y el alma, pero enseguida se sintió aliviada arropada por su bufanda de colores.
Aligeró el paso por las calles desiertas. Necesitaba mover sus pies entumecidos por las largas horas de reposo.
Un gato callejero cruzó muy cerca de ella aunque apenas logró verle. Huidizo corrió a refugiarse en el seto de un jardín cercano.
Allá a lo lejos, unos jóvenes cruzaban la plaza en plan de marcha.
Iban hablando a gritos.
Al pasar cerca de ella le invitaron a sumarse a la fiesta.
Ella no aceptó.
Tenía una cita más allá de las estrellas.
Se perdió por una calleja cantando una canción.
Tan solo el eco de sus botas al pasar, y su sombra, le acompañaban en su paseo.
Iba muy segura de saber hacía donde quería llegar.
La plaza solitaria coqueteaba con la hermosa luna, mientras el tintineo de las gotas de agua de la fuente cercana marcaban el compás.
Ariadna contempló a la luna extasiada de placer.
Después, se soltó el pelo y descalza comenzó una danza apasionada.
Sus menudos pies volaban una y otra vez al son de una música imaginaria.
Su fina cintura se cimbreaba como una contorsionista al ritmo de sus caderas.
Así estuvo largo hasta que vencida por el cansancio dejo caer sus brazos y sus pies suspendieron el frenético baile.
Seguidamente se sentó en el suelo y comenzó a llorar con desconsuelo.
Así la recogió Manuel que la había seguido desde que salió de casa.
Él la sigue siempre cada noche de luna llena.
No ha vuelto a ser la misma desde que regresó de la clínica donde estuvo internada después de perder a su hijo.
17 comentarios:
Una historia muy triste pero llena de una belleza increíble. Preciosa.
Un beso grande
Qué bien narrado, Maripaz. Me ha gustado mucho tu historia.
Besos.
Es un bello e interesante relato que me atrapo desde el inicio quedando totalmente sorprendida con el final, estos son los finales que me gustan.
Y así es, la vida nos cambia cuando perdemos un hijo/a :(
Saludos.
El relato está magistralmente desarrollado...
La causa del mismo... ¡Avatares de la vida!
Que para la misma Vida, tienen igual trascendencia que el nacimiento.
Solo el ser humano crea, en su imaginación, la alegría y la tristeza.
Gran abrazo Maripaz.
Triste relato y maravillosamente escrito.Besicos
Me has encantado con esta entrada tan llena de vos
abrazos siempre
Oh qué tristeza y qué bonito lo has contado. He imaginado a esa madre danzando con la luna.
Besos
Uf, madre mía, que golpe en mis tripas T_T
Me ha estremecido tu relato.
Intrigada, seguía a Ariadna en su deambular en busca de la Luna, deseando un final feliz al final del hilo que ella misma estaba tejiendo con sus pasos pero...
No debe de haber pena más grande que la de perder a un hijo.
En tu historia tan bien contada, quizás consuela un poco pensar que no está sola y que Manuel podrá sacarla de su laberinto doloroso...
Un gran abrazo, amiga.
Ay Dios, qué pena...
Pobre mujer, qué puede haber peor que eso????
Besos.
Excelente relato. Me ha gustado mucho leerlo.
Escribes muy bello.
Un beso.
Bello y triste relato a la vez. Sensibiliza.
Solo tú con esa magistral y sencilla manera de contarnos algo, puedes hacer que sea así. Gracias, Maripaz.
Un abrazo y feliz día cargado de amores.
Repito, entré como Karyn:
Bello y triste relato a la vez. Sensibiliza.
Solo tú con esa magistral y sencilla manera de contarnos algo, puedes hacer que sea así. Gracias, Maripaz.
Un abrazo y feliz día cargado de amores.
Hola!!! Madre mía, tengo el vello de punta! Sólo las que hemos perdido un hijo entendemos todo el trasfondo de este relato! Me ha encantado! Te remueve mucho! Por cierto, mi hija se llama Luna! Ah, soy nueva seguidora, si te apetece pasarte por mi blog estaré encantada, y si te gusta lo que ves y quieres suscribirte, genial!
Gostei muitíssimo desta sua crônica, minha amiga Maripaz.Aliás, tão boa como outras crônicas suas que li.
Penso que o final da crônica diz muito, razão pela qual faço a sua transcrição:
“No ha vuelto a ser la misma desde que regresó de la clínica donde estuvo internada después de perder a su hijo.”
Desejo a você um domingo muito alegre, Maripaz.
Beijo.
Pedro
Guau
Parecía una noche loca de jovenzuelos
y termina con un final duro que deja al lector
herido casi de muerte
un placer Maripaz
Besos.
No hay dolor comparable al de una madre que sobrevive a un hijo.
Triste, hermoso como lo relatas, Mari Paz y muy bello visualmente: La luna, el baile, Ariadna y Manuel... conjurando la ausencia.
Un abrazo,
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