17 de marzo de 2023

BARRIO

 


El barrio se llena de vida cuando llega el buen tiempo. 

Los ancianos, después de largos meses viendo pasar el tiempo a través de la ventana salen presurosos de su escondrijo.

Su palidez les delata. 

Pero aún les quedan fuerzas para saborear la vida. Se nota, en sus caras anhelantes, de que alguien les dedique una sonrisa cómplice, un saludo, una mirada afectuosa. 

Un grupo de mujeres realizan unos ejercicios en el parque cercano.

Sus risas, llenan la mañana de una alegría festiva, pues es fin de semana.

Una pequeña niña, se acerca a mi y me regala un caramelo.

Tiene unos rebeldes rizos en su pelo, y su mirada es azul cielo.

Le doy las gracias, mientras doy unos saltitos a su lado para que me sienta cercana.

Luego, me dice adiós con su pequeña manita, donde aflora la generosidad más pura y bella.

Por el parque cercano, salta y corre con sus pequeñas, una joven madre. 

Es casi una niña.

A su lado, un chico joven que parece ser su pareja, le grita:

 ¡Ainara, ya está bien!

¿Cuántas veces te he dicho que tienes que aprender a comportarte?

Ella, se para en seco y con ella las pequeñas niñas. 

Le miran con temor, mientras cabizbajas se alejan. 

¡No podemos hacer nada, siempre nos riñes...!

La queja, el reproche, la rabia, se pierde en la mañana llena de luz y alegría.

Hay gente que  se empeña en tapar el sol con el poso amargo de su alma atormentada.

El hombre, metido en si mismo, con gesto adusto y desapacible, se fija en mi al pasar. 

Sus ojos se fijan en los míos. Creo que perciben mi reproche.

Y de nuevo les grita con malos modos.

A punto estoy de gritarle yo también.

Hasta un pequeño gorrión se sobrecoge y revolotea a su lado, como intentado hacerle entender lo feo de su comportamiento.

Las terrazas arropan a familias enteras, mientras el sol les besa la cara en esta mañana de sábado primaveral.

Un chico muy joven pasa cerca. 

Su andar es seguro, ágil. 

Lleva una rosa en la mano. 

Puedo ver su corazón ilusionado.

Incluso juego a saber quien será la destinataria de esa flor tan bella.

Poesía a pie de calle.

Contrastes de colores. 

Luces y sombras del ser humano.

Dos muchachas están enfrascadas en una conversación muy amena, por lo que puedo comprobar al ver sus gestos. 

Una de ellas lleva dos perros con un arnés. 

El sol aprieta con fuerza, mientras los canes buscan refugio entre la sombra que producen los cuerpos de las dos amigas.

La conversación va para largo. 

Al final, los animalitos se tumban en el suelo.

Entro a tomar un café en una terraza cerrada, con intención de leer la prensa y un libro que llevo dentro del bolso.

Empiezo a rebuscar las gafas y no aparecen por ningún lugar.

¡Buff...me las he dejado en casa!

Tan solo puedo leer las letras grandes de los titulares.

Una mujer bastante joven, lleva a su marido en una silla de ruedas. Intenta meterlo dentro de la terraza, por la rampa que hay, pero no puede.

Me levanto rauda a ayudarle.

La puerta es estrecha y apenas cabe la silla.

La mujer es aparentemente frágil. 

Tiene la mirada triste. 

El hombre, se deja llevar. Hay un halo de resignación en su actitud.

Agradecen mi ayuda.

En una mesa cercana a la puerta, un hombre y una mujer, no se han inmutado al ver el problema de la silla.

Los han visto, pero no iba con ellos.

Quizá yo lo he vivido en carnes propias. Cuidé a mi madre que estuvo largos años en silla de ruedas y tengo más empatía.

Al llegar a casa, en el jardín, veo a una madre con un montón de táper en la mano. Un muchacho joven ha entrado a la vez que yo y me ha saludado.

Es su hijo.

Le mira, le acaricia el pelo, le sonríe, le besa, y le entrega  tan preciada mercancía. 

¡Ay, las madres!

Saludo al pasar, mientras insinúo que me apunto al festín.

Sonríen ambos. 

Yo también.

Esto es barrio.


15 comentarios:

ETF dijo...

Qué bien lo describes, Maripaz, casi lo pintas, dejas ahí las imágenes de muy distintos comportamientos, tan reales, tan naturales y bonitos, algunos, como horribles, otros. Ciertamente el mundo que nos rodea es así, como tú lo pintas, a tu escala, pero es como es a gran escala, también.
Gracias.
Feliz viernes.

A. Javier dijo...

Eres muy observadora Maripaz
Me pasa mucho también, todas esas pequeñas cosas
tan comunes tienen tanta belleza.

Un placer disfrutar de esos momentos que nos regalas.

Un besote.

Tomás B dijo...

En los barrios o en pequeños núcleos rurales al conocernos se producen unos actos que son difíciles de encontrar en otros lugares, aunque siempre hay personas que desentonan.

Saludos.

Macondo dijo...

Qué bonito que nos permitas pasear a tu lado y ver con tus ojos.
Buen fin de semana, Maripaz.
Un abrazo.

CHARO dijo...

Que bien se pasa observando la vida cotidiana.Besicos

diego dijo...

Maripaz, tus paseos escritos siempre los transformo en viñetas animadas. Una delicia leerte.
Un abrazo.

Frases Bonitas dijo...

En la vida hay de todo y en cada casa una vida. Feliz Domingo.

Manuel dijo...

Muy real y bonito tu relato, de un día que ya huele a primavera y que anima a todos a disfrutar de amigos, familia y de la naturaleza que existen en estos parque urbanos.
En cuanto a ese amargado que ni vive y ni deja vivir, el otro día leí en un cartel en un bar de copas, que decía: "Hoy hace un día precioso, pero seguro que viene alguien a joderlo"... ¡La vida!, que como en boticas hay de todo.
Un fuerte abrazo, amiga Maripaz.

Mara dijo...


"Poesía a pie de calle" Maripaz, tú lo has dicho. Le imagen preciosa. No hay nada mejor que la llegada de la primavera para niños y mayores. Besos.

TORO SALVAJE dijo...

Lo escribes tan bien que me ha parecido verlo en directo.

:)

Besos.

Tais Luso de Carvalho dijo...

A foto é linda, alegre, primavera??
E a história da menina...que gracinha, delicada!
Adorei tua crônica, é a primavera chegando aí, enquanto
por aqui é o outono dando suas caras!!
Mas estou contente, o verão foi um forno!
Uma ótima semana,
um beijo, querida Maripaz.

Lu dijo...

He "sentido" tu barrio Maripaz bonita.
Es que tienes ese don para contar que me maravilla cada vez que vengo a visitarte.

Entrañables "imágenes" de las vivencias de tu barrio que, como todos, tiene buenas y malas historias.
Con todas ellas, creo que para cada una de las personas no hay barrio mejor que el propio.

Lo que no poseemos todos y todas es ese exquisito don de observación que tú tienes.
¡Gracias por compartirlo!

Fuerte abrazo y ¡felices días!

Mónica dijo...

Preciosa historia, Maripaz. Que realidad más verdadera. Me he sentido como otro personaje dentro de este bonito cuento.
Buenos días.
Un abrazo muy grande
Mónica

Un poco de todo dijo...

Bonita dama la felicito

Sara O. Durán dijo...

Cuando llega el tiempo, todo el barrio revive al máximo.
Bellas tus imágenes a la par de tus letras.
Besos, Maripaz