Hoy Día Mundial del Gato, os voy a contar la historia de mi gata Leticia.
A Leticia la recogí una tarde de Otoño cuando comenzaba a hacer frío. Salí a pasear con mi perra, Laika y de repente me la encontré en unos jardines cerca del Hogar del Pensionista.
Era pequeña, suave, peluda...como Platero. Estaba sola y perdida y la gente la miraba con asombro y pena, pero sin ánimo de hacer nada por ella.
Tan solo una chica hizo ademán de llevársela a casa, pero su madre se lo impidió.
Al final, después de un largo rato tan solo quedamos, mi perra, ella y yo.
Maullaba con insistencia y no pude hacer oídos sordos ante su desamparo. La tomé en mis brazos, y aunque al principio se resistía, su pequeño cuerpo se acurrucó en mi pecho hasta llegar a casa. Latía su corazón al unísono del mío desatando en mi un sentimiento de compasión que percibí como algo muy especial.
Pedí una caja de zapatos para que hiciera de cuna para pasar la noche, pero ella con mucha determinación se fue a la cama de Laika buscando su calor y su amparo. Tenía hambre, mucha hambre... Una vez que hubiera saciado su apetito se quedó dormida, pues estaba exhausta.
A la mañana siguiente comenzó a ir de acá para allá recorriendo la casa con esa curiosidad innata de los felinos. Laika la observaba con enorme recelo .
No pensaba yo tener un gato en mi vida. Desconocía a esos enigmáticos seres y no me llamaban la atención para nada. Por eso pensé dejarla al cuidado de Petra, una gata callejera que acababa de parir y amamantaba a sus gatitos. Pero ella la rechazó y no tuve corazón para dejarla en la calle de nuevo.
Tenía muy claro que no me iba a quedar con ella, por lo que decidí darla en adopción.
Pero pasaron los días y aquel simpático ser se metió en mi vida sin apenas darme cuenta.
Laika empezó a jugar con ella y se llenó la casa con sus travesuras.
Por entonces mi madre pasaba largos ratos en la cama y en la silla de ruedas. Al principio no dijo nada, pero al ver que arañaba los muebles y era un torbellino, no le hacía gracia alguna. Nunca llegaron a conectar. Su predilecta era Laika sin duda alguna. Juntas las tres recorríamos las calles y plazas. Me hubiera gustado llevarme también a Leticia, pero era imposible. Nada más ve a alguien se esconde y lógicamente en la calle se hubiera escapado lejos.
Leticia y Laika se convirtieron en grandes amigas.
Compartían la mesa camilla de la terraza aprovechando los primeros rayos de sol de la mañana.
Laika con una paciencia enorme, pues ya tenía una edad, se acopló a su nueva compañera y a sus juegos y travesuras.
Laika ejerció de hermana mayor con Leticia. Para nada se cumplió que eso de que "se llevan como el perro y el gato..."
Los bellos ojos azules de Leticia nos habían hechizado para siempre. Ella, sabiendo que era muy guapa no paraba una y otra vez de mirarse al espejo.
Les encantaba asomarse a la terraza y cotillear lo que ocurría en el barrio.
Leticia tuvo su minuto de gloria en Twitter, porque Roberto Brasero retwiteo un Tweet donde se la veía atenta a sus explicaciones del tiempo. Le hizo mucha gracia.
Han pasado trece años y han ocurrido muchas cosas. Mi madre falleció hace unos años y Laika también.
Leticia es mi fiel compañera desde entonces con la que tengo una enorme complicidad y alegra mis días.
20 comentarios:
Enternecedor relato. Así como trata una persona a los animales es esa persona y este relato dice mucho de ti.
SAludos.
Yo también tengo un gato y es el rey de la casa. Un beso
Madre mía, Maripaz. Conmovedora historia la de Leticia. Mira que tenía yo ganas de saber su historia, alguna vez mencionaste que te la habías encontrado en la calle.
Trece años...y los que le quedan. Son muuuy longevos, cuando se les quiere tanto. Ver a Laika y a ella juntas, esas fotos mirándose al espejo y el recuerdo de tu madre...
Muchas gracias por compartirla, de verdad. Todos deberían tener la suerte de saber lo que un amor así.
Un beso enorme...y otro a Leti;)
El relato es clarificador, dice mucho de lo que guarda un corazón tan enorme como el tuyo, Maripaz.
Un beso.
Ella te hace compañía ahora.
Bonito relato, un abrazo.
Bonita historia, de la historia de tu perrina me acuerdo, es que ya llevamos años siguiéndonos la pista, nosotros tambien tenemos una perrina que se llama Duda que acaba de cumplir 17 años y un gato que se llama Ubuntu, lo adoptamos hace unos meses, estos digamos que se llevan pero a Duda no le cae nada pero nada bien.
Besines utópicos, Irma.-
Hola Maripaz.. Así que el día del gato.. Leticia es un buen nombre para una gata, me encanta y quien sabe si le gusta tanto la TV, igual llega a Reina, no seria la primera...jeje.
Un abrazo..
Me ha encntado tu historia y relación con letizia pero me ha dado pena que su amiga Laika falleciera.Me encantan los gatos pero no puedo tener.Besicos
Jo... cuanta ternura... y al final me has emocionado.
Un abrazo gigante.
Ow, es una bonita historia ♥
Yo también soy más de perros, aunque los gatos también sean capaces de conquistar tu cariño.
Me ha gustado mucho, las fotos preciosas.
Que tengas buena semana
Qué historia tan sencilla, tan vital y humana, tan sensacional, Maripaz. Me encantó esa honradez de alma, esa sensibilidad sin apaño, esa fresca dicha de leerte.
Un fuerte abrazo.
Bonito relato Maripaz. Simpática convivencia!
Abrazos.
Pois é, Maripaz, esta sua postastagem, em homenagem ao DIA MUNDIAL DO GATO, está simplemente fantástica. Aí estão, entre textos os gatos, e também seus cães amigos. Entre esses bichanos, gatos e cães, encontrei a sua foto, que está ótima. Pode ter post melhor? Parabéns, querida amiga Maripaz!
Beijo.
Pedro
Maravilloso, genial, increíble, asombroso, todo lo que se pueda decir de bueno sobre un relato, has removido con el tuyo, los hilos de mi alma. ¡Qué historia tan linda! es humana y llena de ternura al mismo tiempo, cuanta compañía nos dan los animales...
Yo tengo a mi Luna, una Yorkshie chiquitina, pesa un kilo 200 gramos y es la que me está sacando adelante de una operación de columna.
Maripaz, me alegro mucho por tener esa linda compañía... Besos con mi cariño.
A ver como escribimos un comentario cuando lo que se lee tiene tanto calado, nos enseña tantas cosas...
El amor, como una estrella, expande sus brazos. Desde el paisaje a la garrilla que posa en nuestra pierna escondiendo las uñas para poder acariciarnos, todo puede envolvernos para hacernos sentir mejores. Un beso para las dos.
Tierno y muy entrañable Maripaz, qué bonitas esas fotos y cuántos recuerdos.
Besos
Maripaz, es magnífico este reportaje-experiencia que nos regalas con tanta cercanía, como intenso mimo viajero. Son vivencias preciosas, de las que no se olvidan. Y las fotos y los vídeos... ¡Qué más podemos pedir, verdad?
Muchísimas gracias por compartirlo de manera tan bella y natural. Me ha encantado.
Un abrazo.
Teo.
Como he disfrutado con este post, Maripaz, qué ternura de relato, y qué buenas las fotos.
Sé como te sientes, porque los tres gatos que he tenido son recogidos de la calle, y parece que eso les da un plus especial para hacerse querer.
Eres sin duda una persona que irradias luz, Maripaz, se ve en tu cara, en tu sonrisa y en tu manera de contar y compartir.
Leticia es muy guapa, no me extraña que le gusten los espejos. Y qué decir de Laika tan achuchable y amorosa.
Un abrazo,
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