27 de mayo de 2020

ELENA


A Elena últimamente le duele el alma, el corazón, los "adentros"...
A pesar de que, Pablo, su marido le diga una y mil veces que eso no puede ser, que es imposible.
Lo lógico- dice- que te duela la cabeza, el hígado, el estómago, las piernas... ¿ Pero el alma...?
Pero a ella le duele cada día más. 
Y mucho...

Se siente cual pajarillo desvalido, vulnerable y triste, como si  acabase de caer del nido.

De tal manera, que ha perdido el brillo de sus ojos, la fuerza de sus vigorosas manos siempre dispuestas para el trabajo, la luz que siempre irradiaba con su presencia.

Incluso parece que ha cambiado de estatura. Se la ve más pequeña y frágil, un poco encorvada sobre si misma, sin apenas atreverse a levantar la mirada.

Sus pasos, antaño firmes, son vacilantes e inseguros.
Pareciera que tiene temor a tropezar.

 Como si una fuerza imperiosa tirase de ella intentado seducirla.  Esa fuerza se manifiesta desde el interior hacia fuera, con enorme violencia que solo ella es capaz de percibir.

En esos instantes, una tremenda angustia le invade. La congoja parece asfixiarle, le tiembla el pulso y la voz, le abandonan las fuerzas, quisiera gritar y no puede. Las lágrimas acuden a sus ojos a borbotones, mientras sus pies se niegan a andar.

Ella bien sabe que le duele el alma, por mucho que le digan que nadie la ha visto.
Siempre ha tenido un alma muy grande y un corazón mucho más, de ahí que acuse su dolor de esa manera tan intensa.

Pero fiel a si misma, nada más se encuentra un poquito mejor, sonríe a su marido, a sus hijos, a sus nietos...

Retoma de nuevo el mando, cual capitán en ese mar de la vida, sin permitirse desertar de su responsabilidad.

Elena ha llegado a esa edad en que los miedos e inseguridades asoman en el horizonte. Todo su mundo interior parece tambalearse de repente. Como si sintiera la necesidad de hacer balance de todo lo vivido. 

Parece estar pasando una nueva adolescencia donde afianzar la propia personalidad de nuevo.
Un terremoto interior se adueña de su vida anclada en la seguridad desde hace décadas.

Aunque tarde, los que la rodean se percatan de que algo no va bien. 
Está irritable, no se concentra en las cosas, apenas tiene expresión en su rostro.
Se encienden las alarmas y por fin la prestan atención.
Temerosos unos y otros, piensan que puede ser un principio de esa maldita enfermedad que no se atreven ni a nombrar.
O quizá su estado se deba a un pequeño cansancio, o algo más serio como una depresión.

Ella, cual pajarillo herido se deja querer.

Hace mucho tiempo quizá, que se han dado por supuestas las caricias y los besos, por eso su ausencia, ha hecho que su alma, esa que nadie ve, se rebele y salte por los aíres.
Damos por hecho a veces que aquellos a los que amamos lo saben y con eso basta. 
Pero no es verdad.
Quizá, Elena simplemente necesite que los demás sepan que le duele el alma y pongan remedio para aliviarla.

17 comentarios:

llorenç Gimenez dijo...

Hola Maripaz.. Me da que hay y habrá mucha gente que le dolerá el alma, cuando se es joven, quizás se soportara mejor, pero los mayores son su motivo de vida, son la ilusión del cada dia, abrazar a los hijos a los nietos, a los hermanos, o amigos..
Para ese dolor del alma no hay medicamento, no hay vacuna, es como el virus que nos ha enfermado el alma..
Un abrazo..

Macondo dijo...

No sé si será el cariño la medicina que lo cure, pero aliviarlo seguro que sí.
Un abrazo.

Sara O. Durán dijo...

Conforme vamos envejeciendo, nos vamos debilitando y nos vamos sintiendo frágiles y vulnerables y frustra.
Mil besitos de anís.

CHARO dijo...

Tu relato es la vida misma...me he sentido identificada.Besicos

Mara dijo...


¡Ay Maripaz! Qué recuerdos me has traído. Mi padre cuando tenía una preocupación muy profunda nos decía que le dolía el alma. Me ha emocionado tu relato. Un beso.

Ernesto. dijo...

Muy cierta tu reflexión... Y muy a tener en cuenta! Tomo nota de ella, la tengo también como tema a "resolver".

Trataré, antes que el paso del tiempo "encorsete" las formas, que mis nietas tengan siempre presente esta circunstancia. Se les servirá, sin duda, para muchos otros aspectos en sus vidas.

Fuerte abrazo Maripaz.

Ernesto. dijo...

...les servirá...

TORO SALVAJE dijo...

En este tiempo de confinamiento hay mucho dolor de alma, de falta de besos, abrazos y caricias.

Sí.

Besos.

Tesa Medina dijo...

Tengo que decirle a Elena, que la entiendo, que conozco de primera mano ese dolor del alma, que no se puede comparar con ningún otro dolor, aunque tiene cura, y es dejar que te quieran, pero como tú quieres que te quieran, y por supuesto unas fuerte dosis de abrazos, besos y risas compartidas....

Una vez aplicado el remedio, el alma necesita digerirlo, y mientras lo hace, podemos hacer una pequeña lista de deseos, sentar a toda la familia y decirles:

Mi alma también necesita un poco de dedicación por mi parte, así que espero que os apañéis de vez en cuando sin mí, pero no os vais a librar de mis besos y abrazos.

Deseo de corazón esta sugerencia de almas gemelas le sirva a Elena.

Una delicia siempre pasar por tu blog, Maripaz, disfrutar de tus relatos que son vida a trocitos y de tus fotos como ese tierno pajarillo entre las mieses.

Un abrazo,

Framboise dijo...

"Damos por hecho a veces que aquellos a los que amamos lo saben y con eso basta.
Pero no es verdad."
No, en efecto no es verdad... Todos en un momento dado nos sentimos como Elena. Por pudor nos callamos muchas veces el dolor del alma. Y nos corroe...
Hay que tener mucha fuerza interior para hacerle frente... pero a veces se consigue curar, lo sé.
Un abrazo, que vale más que mil palabras.

Ana Mª Ferrin dijo...

Pocas cosas hay más dolorosas que ese hambre de piel que puede acongojar, hambre de alma.
Cada día estás más sabia, MariPaz.

Alexander Strauffon dijo...

Le diste el nombre femenino que es mi favorito. Así también tuve un personaje en cosas que llegué a escribir.

Manuel dijo...

Bellísimo como lo has contado, aunque yo siempre he creído que alma no duele, siempre he sido consciente que detrás hay una gran depresión, como también he vivido lo difícil que es ayudar a esa persona que no acepta ni consejos, ni ayudas de ningún tipo, solamente se llega a su alma escuhándola con atención, y regalándole mucho amor y cariño.
Querida amiga, es un placer siempre leerte.
Un beso.

jesus alvarez dijo...

Me ha encantado esta entrada, aunque un poco triste es precioso el texto, espero tu y tu familia os encontreis bien,saludos, la imagen tambien es muy bonita.

Ikana dijo...

Nunca está de más recordarle a esa persona cuánto la queremos :)

Teo Revilla Bravo dijo...

Emocionas. Concentras sensaciones, miras y recuerdos, que atrapan. Quizás por vividos y sentidos en profundidad. Por otro lado esas fotografías nos hablan de que la vida, pese a todo, nos sale al paso. ¡Qué fotos tan luminosas y vivas!
Un abrazo, hacía tiempo que no te saludaba, me alegra mucho saber que estás bien.
teo.

Teo Revilla Bravo dijo...

Maripaz, regreso contento de haber recibido tu saludo en mi blog. Y también para desearte un buen verano. Nosotros partimos para Barruelo ya, dentro de unos días si nos dejan, lo necesitamos. Sentir la naturaleza de nuestra magnífica Montaña Palentina, andarla, respirarla, se me hace más necesario que nunca.
Deseo que te vaya bien.
Un abrazo grande.