Cuentan que una tarde cuando el sol se estaba escondiendo, apareció por el camino cercano al cementerio, un caballero que cubría su cabeza con un sombrero y se guardaba del frío envuelto en una vieja capa.
Su caminar era apresurado y el ruido de sus botas se escuchaba retumbando por las callejuelas. Sus huesudas manos eran finas y cuidadas, y los cabellos que asomaban por debajo de su sombrero,tenían un color grisáceo.
Portaba a sus espaldas un macuto y se apoyaba en un viejo bastón. Sus ojos de mirar penetrante se iban cruzando con las miradas de las gentes que volvían a sus casas.
Al llegar a la altura de la calle principal, se detuvo delante de la casa más señorial del lugar. Suspiró aliviado cuando le abríeron la puerta de la entrada.
De su garganta salió una expresión muy particular, cuando Daniela, la vieja sirvienta le estrechó entre sus brazos.
¡ Mi niño! gritó la anciana!
Sus ojos miraban interrogantes a los de aquella buena mujer que le había criado, como queriendo obtener una respuesta satisfactoria.
Apresuradamente se acercó a una estancia donde yacía en la cama una mujer con los ojos cerrados. Estaba muy pálida y su precioso pelo le caía sobre la almohada .
Se arrodilló despacio y le cogió sus manos con inmensa ternura. Al sentir el contacto con las de él, abrió despacio los ojos y sonrió levemente.
¡Por fín has vuelto! le susurró
Las lágrimas de él brotaban de sus ojos sin ningún reparo. Apoyó su cabeza al lado de la moribunda, sintiendo que se le escapaba el gran amor de su vida dando rienda suelta a su inmenso dolor.
Recordó que tiempo atrás,una mañana envuelta en bruma, se alejó de su lado, prometiendo volver muy pronto.Pasaron largos años en los que ella, cada atardecer, subía a esperarle a la hora en que se ocultaba el sol.
Nunca perdió la esperanza de volverle a ver, pero la nostalgia se adueñó de su corazón y poco a poco, se fue marchitando.
Demasiado dolor acumulado, aunque su amor seguía intacto.
Siempre le esperó, siempre le amó...
Su caminar era apresurado y el ruido de sus botas se escuchaba retumbando por las callejuelas. Sus huesudas manos eran finas y cuidadas, y los cabellos que asomaban por debajo de su sombrero,tenían un color grisáceo.
Portaba a sus espaldas un macuto y se apoyaba en un viejo bastón. Sus ojos de mirar penetrante se iban cruzando con las miradas de las gentes que volvían a sus casas.
Al llegar a la altura de la calle principal, se detuvo delante de la casa más señorial del lugar. Suspiró aliviado cuando le abríeron la puerta de la entrada.
De su garganta salió una expresión muy particular, cuando Daniela, la vieja sirvienta le estrechó entre sus brazos.
¡ Mi niño! gritó la anciana!
Sus ojos miraban interrogantes a los de aquella buena mujer que le había criado, como queriendo obtener una respuesta satisfactoria.
Apresuradamente se acercó a una estancia donde yacía en la cama una mujer con los ojos cerrados. Estaba muy pálida y su precioso pelo le caía sobre la almohada .
Se arrodilló despacio y le cogió sus manos con inmensa ternura. Al sentir el contacto con las de él, abrió despacio los ojos y sonrió levemente.
¡Por fín has vuelto! le susurró
Las lágrimas de él brotaban de sus ojos sin ningún reparo. Apoyó su cabeza al lado de la moribunda, sintiendo que se le escapaba el gran amor de su vida dando rienda suelta a su inmenso dolor.
Recordó que tiempo atrás,una mañana envuelta en bruma, se alejó de su lado, prometiendo volver muy pronto.Pasaron largos años en los que ella, cada atardecer, subía a esperarle a la hora en que se ocultaba el sol.
Nunca perdió la esperanza de volverle a ver, pero la nostalgia se adueñó de su corazón y poco a poco, se fue marchitando.
Demasiado dolor acumulado, aunque su amor seguía intacto.
Siempre le esperó, siempre le amó...
11 comentarios:
Paz, qué relato más bello de amor y tristeza. Pero es lo que tiene el amor, caminos paralelos de felicidad, nostalgia, tristeza,decepción....
Me encanta esta prosa.
Besos,amiga.
Bonita historia. Reencuentro final aunque tardío.
Bésix
Así de grande, así de inmenso es el amor. Y eso no hay quien se lo robe. Nosotros nos encargamos a veces con nuestras acciones, de ensombrecer toda esa grandeza, toda esa inmensidad.
Precioso relato Maripaz.
Un placer leer tus letras.
Hay algunos hombres que se empeñan en llegar tarde a las citas, pero éste...se pasó.
Bonito texto, pero Penélope sigue en el banco de la estación esperando..., espero que no sea su triste final.
Saludos, me gustó mucho.
¡Ohh! Me ha encantado tu historia de amor.
Un abrazo
Según se ve su nombre es sinónimo de paz por eso la pusieron Maripaz.
Sus relatos preciosos son, donde se ve que el amor nunca se marchita siempre en el corazón esta´y nuca esa llama se apagará
Por mi muro tuvo la gentileza de dejar su tarjeta de visita, gracias
Muy bonito y muy triste, dos vidas perdidas, es la realidad que tanto se repite, un beso amiga
qué relato más bonito...
El amor está presente en esta historia que cuentas de desencuentros y un encuentro final que, aunque tarde, por fin se produjo. Puede ser fruto de tu imaginacion, casi seguro, pero responde a muchos realidades.
Cariños
Aunque fue al final cuando se volvieron a ver, lo importante es todo lo que se amaron en el tiempo y la distancia. El amor es amor , el amor no se cuestinona ni nos cuestiona, surge como por arte de magia y cuando entra en uno , es muy dificil de sacar ese veneno.
un beso, me ha recordado a esa historias de amor de siempre.
Publicar un comentario