25 de noviembre de 2017

FESTIVIDAD DE SAN ANDRÉS


Como bien sabéis los que me leéis habitualmente, me gustan los reportajes donde os muestro lo que mis ojos ven. Como me acabo de mudar a Zizur Mayor a cinco kilómetros de Pamplona, al enterarme que celebraban la fiesta de San Andrés patrón de la localidad, allí me fui a grabar unos vídeos y hacer unas fotos.



Al verme llegar, un simpático cabezudo vino a mi encuentro para darme la bienvenida.


Y esta bella señorita me dedicó una sonrisa


Después vino el chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento.




Y la plaza se llenó de la alegría de la fiesta.


Amenazaba lluvia, pero familias enteras estaban con sus pequeños bailando y riendo


Allí estaban los de la Charanga Delirium deleitándonos con su música.


Me presenté a ellos prometiendo darles mucha caña, como dicen ahora...


Después, las notas musicales me llevaron a un coro maravilloso acompañado de un acordeón.



Me uní a ellos largo rato y entablé conversación con una señora del grupo. Al comentarle que venía de Palencía y concretamente de Guardo, me hizo saber que tiene familiares allí y que ha estado alguna vez.




Mañana festiva con alegre pasacalle con sus danzas .


Un chaval bailaba si parar imitando a los mayores.




Por la tarde había más actividades, pero ya no salí.



La mañana del Domingo tuvo lugar la celebración de la Santa Misa en la Parroquia de San Andrés y el recorrido de Comparsas de Gigantes y Cabezudos acompañados de la Corporación Municipal y la Banda de Música de Zizur Mayor por el casco antiguo.








16 de noviembre de 2017

LA CAJA DE LOS BESOS


Desde hace ocho días resido en mi nueva ciudad. Hace tiempo que lo venía anunciando como algo muy lejano y que no tenía ninguna gana de que se hiciera realidad, pero el tiempo pasa volando y aquí estoy, en Pamplona.
Cuando se tiene una edad como la mía, uno es más reacio a cambiar sus rutinas, amigos, lugares...
Por eso he de confesaros que me ha costado un poco el cambio.
En estos días apenas he tenido tiempo de tener "morriña". Entre acondicionar mi nueva casa y hacerme con la zona, se me ha pasado el tiempo. Bien es verdad que todo ha sido muy llevadero con la valiosa colaboración de mi hermana y su familia.
He vivido en diferentes regiones españolas, pero sobre todo en Sevilla y Málaga. Hace veinte años regresé a mis raíces y he sido muy feliz en Guardo, un pueblo de la provincia de Palencia.
Allí he dejado amigos y conocidos y vivencias maravillosas. Mi idea es volver cada primavera a ese lugar donde he sido tan feliz a lo largo de estos años.
Conmigo me he traído objetos de valor afectivo, como la caja que os muestro. Esta preciosa caja me la regaló la pequeña, Lía de la mano de sus abuelos llena de exquisitos chocolates. Aún recuerdo como si fuera hoy, los latidos del corazón de la niña cuando me la entregó. Su cara irradiaba felicidad y sus manitas casi temblaban de la emoción. Fueron unos instantes mágicos donde toda la belleza del universo de concentró en aquel instante. Como premio la besé con toda la ternura de que fui capaz. Y es que la capacidad de ilusión de un niño, es infinita. Ese sentimiento de generosidad genuino, sin contaminar, estará siempre presente en mis más bellos recuerdos.
Después, con el paso del tiempo la caja se quedó vacía de chocolates y la fui llenado de besos. Los besos que ella me fue dando.
Mejor dicho la fuimos llenando de besos, porque así lo convinimos las dos.
Cada beso que me daba, lo guardábamos corriendo para que el viento no se lo llevara lejos. Así ahora puedo abrirla y sentir uno a uno los maravillosos besos de la pequeña, Lía y hacer más llevadero mi nuevo destino.