3 de febrero de 2019

NIEVE


Esta mañana al levantar la persiana me encontré con un manto blanco por los tejados. Uff...que emoción...


Llevaba ya varios días con una enorme envidia al ver las calles de Guardo cubiertas de nieve y tenía muchas ganas de verla, pisarla, disfrutarla...


Bien es verdad que no ha nevado tanto como en Guardo, pero me ha bastado para probarla este año.
Cuando me visita la nieve, me olvido de todo. Con mi cámara recorro los lugares tratando de rescatar la belleza de un instante.




Las plazas se llenan de las risas y juegos de los niños.


Los trineos suelen ser muy socorridos para tirarse con ellos por la ladera.


Los perros disfrutan tanto como los niños. Corren, se revuelcan y no hay quien les lleve a casa.


La magia puede encontrarse en el lugar menos pensado.


Como ha coincidido que era Domingo, los chiquillos han disfrutado de lo lindo...



Los muñecos de nieve son lo mejor para que puedan dar rienda suelta a su creatividad.



A mi me encanta hacerme fotos con ellos. Este le habían hecho una familia de Colombia a los que pude saludar.


Nada más sale un poco el sol, la nieve se derrite rápidamente.  Por eso me faltan manos para poder grabar y hacer fotos antes de que la belleza se esfume.


Guardo siempre está en mi corazón.


El Ayuntamiento lucía así de bonito, aunque ya unas huellas habían llegado antes que las mías. Me encanta pisar la nieve inmaculada.


Estos locos muñecos que me salen al encuentro, me fascinan. Por unas horas parecen tener vida propia.



Me gusta rescatar la belleza escondida en los rincones.



Así ha transcurrido una preciosa mañana de Domingo.