1 de febrero de 2011

INSTANTES DE VIDA

La mañana era soleada.  Un tímido sol de primavera se asomaba por las calles de aquel recóndito barrio. Sus moradores hacía unas horas que se habían desperezado silenciosamente y reinaba una paz que sorprendió a aquella persona ajena al lugar.
Muy despacio fue recorriendo las calles, sin prisa...se había propuesto saborear la mañana como si ese instante fuera el único de su día.
Últimamente había tomado la decisión de vivir el momento mas inmediato, cada minuto y segundo que la vida le brindaba. No es que no tuviera proyectos, no, era que su instinto de supervivencia le había enseñado que lo que realmente es importante se encuentra en ese instante presente. Todo lo demás, se diluye en el tiempo, el pasado, el futuro...
Las posibilidades de ser feliz, de saborear la vida, los seres amados,la naturaleza, los hijos, los padres...se condensa en esos minutos presentes que tenemos cada dia.
De repente, descubrió en una ventana una estampa que le llamo la atención. Unas sencillas y bonitas flores compartían los rayos del sol con un cansado escobón. Allí, en aquel preciso momento, encontró la poesía asomada a la calle.
Contemplo en silencio a aquellos objetos. Si contemplo...porque la mayoría de las veces no nos atrevemos a contemplar. En nuestro ir y venir apresurado, perdemos la visión de la belleza de la vida y nos volvemos taciturnos, malhumorados...nuestra angustia vital corroe las entretelas del alma y nos dejamos morir poco a poco.
No se trata de construir un mundo idílico y refugiarse en él, hay que atreverse a asomarse a la ventana, y tratar de compaginar la belleza de las flores con la vida arrastrada del escobón para luego poder disfrutar del incipiente sol con la paz necesaria. Hizo la fotografía como si de una obra de arte se tratara, guardo su cámara en el bolso y se alejo despacio, muy despacio...