14 de enero de 2013

NIEVE


La nieve nos ha visitado de nuevo. Esta fotografía esta tomada de ayer por la mañana. Una amiga la ha colgado en Facebook y me he permitido compartirla. Cuando me levanté ayer nevaba con fuerza. Mientras desayunaba, veía caer los copos de nieve lentamente y los recuerdos infantiles acudían a mi mente de manera muy particular. La nieve siempre esta presente cuando la añoranza se acurruca en mi regazo.


A Letícia le encanta mirar por la ventana. Cuando nieva se que queda extasiada y pude permanecer así largo rato viendo caer los blancos copos que acarician las calles.



Cuando terminé de desayunar, no pude reprimir mi deseo de vivir un ritual que forma parte de mis recuerdos. Pisar la nieve cuando nadie la ha pisado todavía. Me encaminé al parque cercano y aunque no era la primera, si que mis pisadas fueron de las primeras en pisar su inmaculada blancura. Casi no me atrevía a poner mi pie, mancillando la belleza pura de la naturaleza. Pero puede en mi la sensación única de experimentar esa belleza por unos instantes.



Cerca, una familia disfrutaba de las delicias de la nieve. Esas niñas al igual que yo, una vez más, recordaran para siempre esos momentos mágicos que vivieron al lado de sus padres y su perro.
Para los habitantes de estas zonas, los recuerdos infantiles están ligados a la blanca nieve.
En mi época de niña, las nevadas eran tremendas, no como ahora. Recuerdo que los hombres tenían que abrir caminos con palas para poder transitar por las calles del pueblo. Los niños ni íbamos a la escuela, y recuerdo de manera especial quedarnos en al cama toda la mañana acurrucadas al calor de las mantas y mirando por la ventana. Incluso coger nieve y comerla cuando no nos veían nuestros padres.


Otro recuerdo de mi infancia es cuando hacíamos muñecos de nieve por las plazas. ¡Una gozada!
Era todo un arte, y la mayoría de las veces participaban los padres y familiares . Así esta familia de amigos, Mercedes, Fernando, y Daniela, no faltan  a su cita cada vez que nieva. Sus muñecos son magníficos por su creatividad. Daniela llevará sin duda en su corazón estos momentos entrañables con sus padres que formarán parte de sus más preciosos recuerdos.

Mi deseo de perpetuar esos momentos me lleva a grabar mis vídeos cuando deja de nevar. Aunque es bonito hacerlo mientras nieva, no quería arriesgar mi nueva cámara.
El bolero de Rabel ha acentuado la belleza del mismo.


Muy temprano, habían sido muchos los que dejaron el confortable calor de su casa y salieron a pasear. Entre ellos, Ana y Moises. Y allí estaba yo con mi cámara que todo, todo, lo ve...
La nieve, tiene la suavidad de las caricias de las madres. Por unos instantes el silencio lo embarga todo y parece que se detiene el tiempo con una blancura esperanzadora. Como si quisiera aliviarnos de tantos sinsabores por los que el ser humano tiene que pasar a lo largo de sus días.
También la nieve tiene sus detractores, sobre todo porque las carreteras se vuelven intransitables, las calles se hielan, y es muy peligroso caminar por ellas...no existe la belleza completa.