26 de septiembre de 2016

ENCUENTROS


Atardecía de regreso a casa, cuando a lo lejos divise un horizonte rojo que me invitaba a acercarme.
Una vez al lado del puente, al pasar al lado de dos personas que mantenían una conversación muy animada, pude escuchar que filosofaban sobre la vida mientras nombraban a Platón, y me llamó la atención.
Les conocía de verles por ahí y de haber hablado alguna vez con uno de ellos. Por su aspecto, nadie diría que eran grandes pensadores, pero las apariencias a veces engañan...
La sabiduría se esconde en las personas más inesperadas y suele hermanarse con la humildad.


Como llevábamos el mismo rumbo (contemplar la puesta de sol) sin apenas darme cuenta me vi metida de lleno en su conversación.
Fue algo natural. Como si los tres hubiéramos quedado citados en aquella hora y en aquel lugar.
En unos instantes, se obro la magia del conocimiento, y fue como si el destino nos tuviera reservado aquel encuentro desde siempre.
Se estableció una conexión entre nosotros muy particular, mientras hablábamos y hablábamos exponiendo nuestros puntos de vista.
Se podía casi palpar la sintonia de nuestras almas.
Si alguien nos hubiera observado, no hubiera imaginado que podíamos tener nada en común, por aquello de los prejuicios.


De repente, apareció el tren con enorme rapidez, y de alguna manera se me antojo que que se llevaba consigo nuestras palabras y nuestros sueños, lejos, para hacerlos realidad.
Porque hay que atreverse a soñar una y otra vez, sin caer en la monotonía que asfixia la luz de la vida.
Terminaba el día, y el sol con un guiño de complicidad,nos observaba a los tres, que seguíamos enfrascados en una interesante conversación, porque acabábamos de descubrir que hablábamos el mismo" idioma"
Al otro lado del puente, unos niños apuraban la tarde antes de regresar a casa, ensimismados en sus cosas. De generación en generación, ese lugar ha ejercido una fascinación notoria entre los chavales.
Allí se reúnen una y otra vez, escuchando la llamada del río.
De alguna manera, el Carrión, es su confidente mientras aprenden el difícil arte de ser hombres y le cuentan sus cuitas.
Lentamente me aleje del lugar, con un tintineo musical en mis pasos, feliz de aquel encuentro fortuito, donde comprobé una vez más que lo importante se encuentra en el interior y merece la pena emprender esa aventura tan enriquecedora del conocimiento del otro.

20 de septiembre de 2016

PUEBLO





Pueblo,
raíces,
besos, infancia
ternura de madre
al rayar el alba.


Pueblo
 rincones
callejas
impregnadas
de primeros amores.


Pueblo
recuerdos
juegos, amigos
 testigos
las montañas
y el río.


Pueblo
pasos indecisos
prendidos en mis dedos
tus sueños y los míos.

Pueblo
plaza, fuente
balón, muñeca
secretos al oído
cosas que se inventan


Pueblo
lugar donde volver
curando viejas heridas
del camino de la vida.

M.Paz.



3 de septiembre de 2016

LA TABERNIKA PAMPLONA


Acaba de comenzar Septiembre y cumplo mi promesa de volver a publicar en el blog, aunque yo sigo de vacaciones...
Estoy pasando unos días en Pamplona y hasta dentro de unos días no regresaré de nuevo a mi rincón.
Pero vayamos con lo que os quiero contar en esta entrada y la foto que adjunto.
Os presento a Hadriel, el dueño de la Tabernika de Pamplona. Le conocía solo de internet, y el año pasado que también estuve unos días aquí, quede en ir a visitarle, pero luego al final no cumplí mi promesa con el consiguiente desencanto de él. Pero una noche que estaba haciendo fotos en Guardo, al pasar por un paso de cebra, me pitaron desde un coche mientras escuchaba una voz que me saludaba con enorme entusiasmo al mismo tiempo que me reprochaba con muy buen humor no haber acudido a la cita. Y entonces conocí a Hadriel.
Prometí, que si volvía de nuevo a la capital Navarra iría a visitarle sin falta.
Y el otro día me persone sin decirle nada para darle la sorpresa.


Llegue a una hora punta, donde con la buena temperatura estival, la gente pasaba la tarde en animada charla en la terraza.  Hadriel estaba solo atendiendo a la barra con enorme rapidez y casi a la vez la terraza. Me senté en una banqueta cercana, y él, sin apenas levantar los ojos de lo que estaba haciendo, no se percató de mi presencia, hasta que se acercó a preguntarme que iba a tomar.
Fue entonces cuando se oyó una exclamación de regocijo por todo el bar mientras se acercaba a abrazarme.
Había logrado sorprenderle y cumplir mi promesa.




Hadriel, es un chaval entusiasta y alegre, que tiene una sonrisa cautivadora. Buen profesional, sabe tratar a sus clientes con enorme solicitud y siempre en un tono alegre. En el rato que estuve allí percibí el afecto que le tienen sus parroquianos.


En las paredes de la taberna, se pueden ver dedicatorias de cantantes y artistas que han pasado por allí.


De manera muy particular conserva la de alguno de sus paisanos, como Javier Castrillo y Kodro. También a mi me hizo una enorme ilusión.


Kodro, ha dejado su camiseta en una de las paredes de la taberna, con una dedicatoria encendida como símbolo de su amistad y afecto.


Amante de su tierra, lleva a Guardo en su corazón y siente nostalgia de sus raíces.
En este vídeo que le hice, se le puede escuchar animado por mi voz, un ¡aúpa Guardo! que le sale del alma.
Tiene una mirada sincera y abierta que deja al descubierto la grandeza de su alma.
Mientras charlábamos, me contó uno a uno sus sueños, sus inquietudes, sus anhelos...
Me ha cautivado para siempre este chaval encantador.




Pasamos una tarde estupenda acompañados de sus padres y unos amigos también de Guardo, que se reunieron con nosotros.


Como ya se el lugar donde se encuentra, espero volver más veces a visitarle.
Desde aquí darle las gracias por su atención y desearle toda la suerte del mundo.