19 de abril de 2015

BRUNO- IN MEMORIAM



Querido amigo Bruno: Ayer me notificaban que te habías ido para siempre y las lágrimas acudían a mis ojos mientras un dolor agudo me taladraba el alma. Es verdad que las últimas noticias sobre tu salud no eran buenas, pero en mi corazón albergaba la esperanza de que pronto volviéramos a verte con tu eterna sonrisa por las calles del pueblo.
Me resistía a pensar que eran tus últimos días y que tu marcha era eminente.
No sabes como me hubiera gustado despedirme de ti en estos últimos momentos. Me queda el consuelo de tu saludo no hace mucho con ese :"¡Ciao, bella!" tan peculiar en ti.


Apenas recién llegada de Sevilla te conocí de verte por la calle. Eras un hombre educado, jovial, caballeroso, con un pronunciado aíre de galán, que siempre saludabas con un "ciao", por lo que deduje que eras italiano. Más tarde me confirmaron algunos conocidos tu procedencia.
No se muy bien como llegaste a este rincón de la Montaña Palentina. Quizá por amor.
Con el tiempo te vi un día con una preciosa perrita llamada Sila, y mi afecto por ti se agrandó, pues soy amante de los animales como lo eras tu.



Síla, era entrañable, y cuando te veía con ella no podía reprimir mi deseo de acercarme a acariciarla.
Fue así como nuestra amistad se fue afianzando.  Las personas que nos gustan los animales solemos entablar hermosas amistades por medio de ellos. Aun recuerdo tu dolor cuando tu querida Sila se murió cuando menos lo esperabas. Como pude te consolé pues no hacía mucho que había pasado por la muerte de mi perra Laika.


Me encantaba verte sentado en la Cafetería Aro con tu móvil en la mano.


 Cuando me acercaba a saludarte siempre me recibías con esa sonrisa tan característica tuya y me comentabas con complicidad: "¡Que bien vives, Maripaz!"
Yo, con el mismo buen humor te respondía: "Eso procuro, Bruno. La vida son dos días..."

Amabas la vida, la gente, las flores, los atardeceres, la música...creo que tenías un precioso don que repartías a manos llenas con todo aquel que se cruzaba en tu camino.


Siempre tenías para todos una palabra amable y cariñosa. Personas mayores, de mediana edad, jóvenes y niños, eran los depositarios de tu sonrisa y tu buen hacer.
Has dejado una huella perenne en cada uno. De alguna manera tus pasos por las calles de Guardo se han quedado grabados para siempre ya sea en el asfalto o los alrededores en la naturaleza, por la cual te gustaba perderte.
Eras un encantador italiano que se había hecho guardense...


Te gustaba hacer fotos de maravillosas puestas de sol y compartirlas con tus amigos del Facebook. Ese" tramonto bellisimo" que veías cada atardecer y que magníficamente plasmabas en tus instantáneas como queriendo atrapar el más allá.

Ayer, en mi paseo habitual me acordé de ti al contemplar las nubes. El cielo tenía un halo de tristeza y nostalgia...
Mas tarde me entere que a la misma hora que tu te despedías de la vida, esas mismas nubes lloraban tu marcha con una impresionante tormenta.
Me cobije en unos soportales cercanos a tu casa y volví a recordarte. Como en comunión contigo, tuve el presentimiento de tu marcha, mientras mis lágrimas se mezclaban con la lluvia.



Quiero que vean tu imagen y tu sonrisa a través de este vídeo que hice hace tiempo y el que se te puede ver pasear por la nieve.



Bruno, esta es la última fotografía que te hice este invierno...
¡No me imaginaba que sería la última!
Pero eso si, tu imagen la llevaremos siempre en el corazón que es donde se guardan las cosas bellas de la vida y las personas amadas.

¡Hasta siempre, Bruno, querido amigo!