2 de julio de 2010

EL COMERCIO MUNDANO


Se pesan amores y desamores en la balanza de la vida. Se marchitan las pasiones con el paso de los años y se añaden gramos de ilusiones rotas y miligramos de ternuras compartidas en horas de otoños y veranos, en primaveras de colores que se adentran en el fondo del alma.
Cuando el frío del invierno azota la cara y se avecinan tormentas, sopesamos si vale la pena embarcarnos en nuevas aventuras o nos dejamos morir con nuestros miedos llenos de inseguridades en el acomodo de los días placenteros al calor del hogar.
Se compran amores sin estrenar, se venden miradas tristes y vacías. Se reparten amaneceres y poesías en las aceras de nuestras calles y miramos al sol para sentir la luz que puede sanar nuestro corazón herido.
Comerciamos con sentimientos humanos aún corriendo el riesgo de maltratar a los demás seres  que conviven con nosotros. Pasamos de largo y evitamos la mirada del que sufre, porque nos sentimos sin fuerzas ante tanto desatino y miseria.
Vamos andando con ligereza, a lo nuestro,a nuestros asuntos, como queriendo arrebatarle a la vida un minuto más.
Al final del dia, comparamos las ganancias, hacemos ostentación de nuestra riqueza para mostrarsela  al mundo.
Las monedas brillan en nuestras manos y engañan nuestro loco y pequeño corazón vacío al caer la tarde.
Nos preguntamos mil veces si existe la esperanza, si nuestras ansias de eternidad pueden hacerse realidad.
Cada noche reposa nuestra cabeza en la blanca almohada, soñando con los días de la infancia en que no conocíamos el mercado del mundo.