11 de mayo de 2010

LA LOCURA



Caminaba con un  ligero  balanceo que hacia enigmática su figura cuando se le veía aparecer por las esquinas. Mas de uno pensaba que se había tomado unas copas de más, o que se había fumado unos canutos.
Su vestimenta dejaba mucho que desear: descuidado, melena al viento,sin asearse... Solía llevar una gorra de cuadros que era como su seña de identidad. 
Siempre iba, solo, absorto en sus propios pensamientos, ignorando al resto de la humanidad.
Al cruzarse con él, las gentes le huían la mirada, y pasaban precipitadamente de su lado con temor de que que se parase y se dirigiese a ellos.
Para las personas seguras de su cordura, él, era un estorbo para el resto de la humanidad. 
No soportaban ver la locura en sus ojos y en su comportamiento. Quizá le juzgaban con una severidad extrema. La mayoría de las veces se limitaba a vivir la vida como él la concebía, sin prejuicios que coartaban su libertad.
No le pasaban  inadvertidas las miradas furtivas de sus vecinos e incluso el temor que producía su presencia, y creaba a su alrededor una barrera protectora que le aislaba de una sociedad que controla el alma de los seres que se diferencian en algo y se rebelan ante la doble moral.

En su interior siempre se preguntaba: ¿ Quien está mas loco ellos, o yo ? 
Se conformaba pensando que todos en mayor o menor medida, tenemos algún grado de locura en nuestro comportamiento habitual, que nadie es poseedor de la verdad plena, que los límites están presentes en nuestro vivir diario.
Lo que no soportaba era la falta de humanidad de los guardianes de las buenas costumbres que ponen por encima del ser humano, doctrinas manipuladoras y las adornan con un cúmulo de normas asfixiantes  para ganarse el buen nombre de los poderosos.
La elección que ha hecho, se acentúa con el paso de los años en su ir y venir con su balanceo poco garboso.
 Vive la vida como quiere, aunque los demás se inventen que está un poco loco.