13 de febrero de 2009

Historia de Ariadna ( capitulo segundo )

Todas las mañanas observaba como su abuela despues de hervir leche  recien ordeñada,  llenaba un enorme tazon blanco y le migaba pan. Ella, solia llamarlo, "sopas de leche "
Mientras este proceso era llevado a cabo, su abuela montaba guardia al lado del puchero. En el menor descuido, la leche como si tuviera alas al alcanzar la ebullición, salia con premura hasta acabar por los suelos.

Luego, más tarde, se dejaba enfriar en la ventana de la cocina. Por entonces  no había nevera, y a la tarde, a la hora de la merienda quitaba cuidadosamente  la capa de la nata y con primor de abuela cortaba una rebanada de pan de la hogaza y untaba generosamente  aquel preciado alimento espolvoreando azúcar por encima como si de un paisaje nevado se tratara. Como por arte de magia, aquel momento se convertía  en uno de los mas deliciosos del día.

 Aquel olor a pan, a nata, a azucar, a las manos de la abuela ...la acompañarian siempre, porque a lo largo de la vida volvemos con el pensamiento a los lugares donde vivimos momentos felices. Los olores, los sabores, los instantes, se graban en nuestra memoria y nos refugiamos en ellos cuando lo necesitamos.

Desde la ventana de la cocina se divisaba un pequeño huerto donde se cultivaban tomates, cebollas, patatas ...

Un olor a vida, a tierra, acompañaba la mirada  por aquel pequeño ventanal.

Muy cerca, los chopos se cimbreaban por el viento mientras se escuchaba el rumor del agua que bajaba cantarina de la montaña  fresca y transparente en el río cercano.

Al atardecer, el sol brillaba y jugaba a esconderse con sus guiños llenos de complicidad.  Ella, vivio las más bella historias de amor en aquellos atardeceres ...
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Historia de Ariadna

Los antepasados de Ariadna eran de un pueblecito de la zona montañosa de Leon . Había oído contar a su abuelo cuando era niña , que en las noches invernales se oía con bastante nitidez  el aullido de los lobos que bajaban bastante cerca del pueblo para alimentarse.

Le habian puesto de nombre Ariadna, porque  a sus padres  les habia gustado, dado que por entoces estaba  de moda una cantante que asi se llamaba . Su abuela muchas veces no acertaba ni a llamarle, le sonaba raro ...a ella le hubiera gustado que se llamara Maria simplemente.

Hubo una época  que en la católica España  todos los nombres femeninos  iban precedidos del nombre de la Virgen Maria como signo de identidad mariana . Por eso a su abuela aquel nombre le parecía que sonaba a sacrilegio ...

Ariadna, tenia unos preciosos ojos color verde  que recordaban al romero que crecía al pie de las montañas e iba inundando  el valle que la veía aparecer cada verano cuando terminadas las clases del colegio podía refugiarse en los brazos de sus cariñosos abuelos que la adoraban.

Alli, cada nuevo amanecer se despertaba con el canto del gallo  que picoteaba a diario por el corral de la casa.

Al escuchar el kikiriki , sentía en su interior un regusto de libertad, mientras perezosamente se apretujaba contra las sabanas  queriendo robar unos minutos más al amanecer.

Toda su vida  recordaría Ariadna  el canto del gallo y lo uniría a momentos felices, vivencias de amor, paisajes serenos, besos auténticos,  vivencias eternas, risas compartidas, olor a pan recién hecho, amaneceres únicos, sentimientos a flor de piel.

Cuantos recuerdos acudian a su mente  cuando recordaba  los maravillosos dias del verano en casa de su abuela Maria y su abuelo Antonio

Le gustaba observar  las enormes vacas en su ir y venir por los prados.  El tintineo de sus cencerros  le sonaba a musica celestial.

Hace unos dias escuchaba una noticia en una television local en la que un ganadero se quejaba  de que habia tenido que poner una cinta aislante al cencerro de sus vacas por la queja de los vecinos  que vivian en la ciudad y se habian comprado una casa en el pueblo para pasar los fines de semana . Por lo visto les molestaba  el tintineo  para su descanso dominical  y les habian denunciado ...

El ganadero muy enfadado  protestaba  por la finura de oido de los "urbanitas " que soportaban , estoicamente los ruidos mas infernales en la capital  y los fines de semana  querian cambiar las costumbres de los hombres del campo.

Ariadna, suspiraba en un rincon, habian pasado los años y la vida ... pero no, sus recuerdos que permanecian intactos
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