15 de julio de 2012

MI AMIGO RAÚL


Hoy, muy cerca de la hora en que muere la tarde, lo hacia también mi amigo Raúl. Tenia tan solo 31 años.
Mientras subía al tanatorio para despedirme de él y acompañar a su familia, la pena me invadía. Me parecía que las calles que tantas veces le vieron pasear con sus amigos, se habían vestido de tristeza por su muerte.



Conocí a Raúl porque era muy amigo de mi vecino Julian y solía esperarle en la esquina de mi casa. Al principio, le saludaba y él me respondía educadamente.  Con el paso del tiempo me animé a tomarle el pelo por la tardanza de su amigo mientras sonreía divertido.


 Un día, con la ilusión reflejada en su rostro, me contó en confidencia que había resultado ganador del concurso del cartel de las fiestas de San Antonio. Aquí surgió nuestra complicidad a pesar de la diferencia de edad. Hablamos de la creatividad, del arte, de literatura...
Había conectado con mi alma inquieta y me aportaba la frescura de su juventud.
Desde entonces  mi joven amigo Raúl y yo, nos solíamos ver en aquella esquina con frecuencia, mientras esperaba a su amigo .



Con el paso del tiempo conocí a varios de sus amigos. Unos chavales con una alegría sana y una inquietud enorme, que me contagiaban sus ganas de vivir cuando les veía. Juntos formaban parte de la Asociación Cultural Candajo Pispajo y desde el primer momento me involucré en promocionar sus actividades con mis vídeos y fotografías. Cada año organizan un concurso de graffitis que ha hecho que me aficione a ese arte de calle.
 Allí estaba siempre Raúl con su enorme vitalidad y alegría, siendo el primero en participar y colaborar en todo.


Pero ademas Raúl participaba con muy buena mano en las ludotecas con los más pequeños que le adoraban. Juegos, risas, carreras...formaban parte de las actividades de Raúl con los chavales cuando las clases habían terminado . Recuerdo verles en la plaza, en el parque..
Esta fotografía se la hice un día de esos y se le puede ver con su amiga Silvia.


También bailaba en los Coros y Danzas de la localidad y le encantaba ponerse el traje popular con todos sus complementos. Esta foto se la hice en la Feria de Carmen y esta al lado de su amigo Julian. Precisamente mañana es el día de la Virgen del Carmen y pensaba subir a la romería, a ella le encomendaré su joven y hermoso corazón.


Raúl, amaba la vida, la alegría, la fiesta, la amistad...le encantaba disfrazarse junto con sus amigos en el Carnaval y sus trajes siempre eran los más vistosos, los más elaborados con exquisita artesanía. Han cosechado muchos premios a lo largo de estos años.


Esta es la última foto que le hice el pasado Carnaval. Me lleve una alegría enorme verle participar cuando estaba grabando el desfile. Hay un vídeo que se me escucha jalearle al verle pasar.
Y es que, a pesar de que la maldita enfermedad de moda, le quería ganar la batalla, él se agarraba fuertemente a la vida y a sus amigos. Con las huellas de la enfermedad en su su cuerpo jamás se rindió e intentó salir adelante como fuera.


Poco a poco fui conociendo a su madre, a su hermana, a su padre ...y un día muy emocionado me presentó a su pequeña sobrina. Era su pasión, se adoraban.
Desde su sillita me sonríe siempre cuando voy de paseo y me la cruzo. El recuerdo de Raúl siempre me acompañara cada vez que la vea.
Solía últimamente pasear con sus padres. A veces con su madre y su hermana. Cuando le veía me acercaba a darle un beso. Hace unas semanas me lo encontré. Sus padres con inmensa ternura, uno a cada lado, le mostraban su amor incondicional y su protección como haciendo guardia.  Se le veía sereno, cariñoso como siempre, aunque le vi un poco desmejorado. Le di mi beso, sin saber que era el último.
Esta tarde en el tanatorio, sus padres y su hermana estaban rotos de dolor. He llorado en silencio muy cerca de él. Mis lágrimas y las de los allí presentes eran serenas, al mismo tiempo que la impotencia se asomaba al horizonte de cada uno.
He abrazado a su madre, a su padre,a su hermana, tratando de aliviar su pena con mi cariño inmenso.
Al rato ha llegado un grupo de sus fieles amigos. Nos hemos abrazado en silencio, porque las palabras no existen en esos duros momentos. Como tantas veces se juntaban en cuadrilla para disfrutar de su amistad, una vez más, allí estaban todos.
Raúl, siempre te recordare en ese rincón donde nos conocimos, porque los amigos como tu merecen ser recordados siempre.

In Memoriam.