24 de octubre de 2013

JUEGOS DE NUBES


Caía la tarde y en el cielo unas nubes un poco alocadas jugaban a disfrazarse de humanos. Una de ellas quería ser poeta para captar la belleza que se esconde en un instante. Otra quería ser muy rica, tener mucho dinero, posesiones, infinidad de dinero contante y sonante...


La más temida de todos por su fuerte carácter, soñaba con poder gobernar la tierra de parte a parte, y que  con solo mover un dedo a sus subordinados se cumplieran sus órdenes de inmediato.
Una de apariencia muy frágil se envalentonaba pensando en ser famosa algún día y reconocida en el mundo entero.


Las mas joven de ellas, siempre quiso obtener sabiduría sin tener que poner demasiado esfuerzo.
Casi en un segundo plano asomaba su nariz la menos agraciada de todas, que desde pequeña quiso poseer la belleza.
En medio de todas, se podía ver una muy vanidosa haciendo piruetas para llamar la atención y ser escuchada utilizando su mal humor y sus malas maneras.Quería ponerse el disfraz de ladrón y aguafiestas de vidas ajenas.
Una muy tímida, se esforzaba por no ser vista queriendo ponerse el disfraz de la bondad, mientras las demás la ignoraban.


Pero entre ellas se encontraba una sencilla nube que siempre había soñado con ser libre, porque le parecía que siendo libre lo podía abarcar todo...
Tan solo eran unas nubes juguetonas que se habían despertado de la siesta y les entro ganas de jugar.
A mi, que contemplaba embobada la escena, se me ocurrió pensar mientras les fotografiaba, que los juegos de las nubes eren muy parecidos a los de los humanos.


Anochecía, y el horizonte se tiñó de rojo.


De repente, un impetuoso tren se cruzó en su camino, llevándose sus sueños de golpe.

22 de octubre de 2013

OTOÑO


Aquel otoño se quedaría grabado para siempre en el alma de aquella niña. Su abuela, su adorada e idolatrada abuela se había ido para siempre casi sin despedirse.
Era difícil conciliar desde entonces el sueño, porque se le venían imágenes de los años pasados en su compañía constantemente. Quizá no estaba aún preparada para su marcha ¡Tenia tantos sueños por vivir con ella!
Siempre le gustaba presumir de las bufandas tan preciosas que le hacia cada invierno. Cuando alguna vez había invitado a alguna amiga a casa comer, sus ojos se iluminaban al ver la cara de asombro y placer que ponía cuando degustaba los macarrones de su abuela. ¡Nadie los hacía mejor!


Con ella de la mano aprendió a amar a los animales y la naturaleza, dando grandes paseos por el campo. Las abuelas -pensaba ella- poseen toda la sabiduría del mundo encerrada en su corazón y la van desparramando a manos llenas en el camino de  aquellos que aman.


Jamás podrá olvidar aquella niña herida por la ausencia de su abuela querida, la primera vez que viajó con ella a la capital en aquel sencillo tren que todas las mañanas cruzaba el puente de hierro. Apenas pudo dormir de la emoción. Sus ganas de aventuras se hacían realidad con aquel viaje, y mientras lentamente observaba el paisaje asomada a la ventanilla, sus sueños bailaban a su alrededor mientras los prados, las nubes y las montañas le sonreían.


El río estuvo siempre muy presente en la vida de su abuela y en la suya, de tal manera que siempre pensaba que allá en el fondo de sus aguas guardaba todos los secretos de ambas.
Mas de una vez sus pies descalzos, jugaron a atardecer con la corriente, como pretendiendo escaparse con él por esos mundos caminando al unísono. Y es que al lado de su abuela, aprendió a amar la vida apasionadamente.



Aquel otoño se quedará grabado para siempre y nada volverá a ser igual. Dicen que las personas que se van para siempre, siguen vivas en la memoria de los seres amados. Esa querida niña, guardará como el mejor tesoro los momentos vividos a su lado, mientras pasea su pena por los lugares amados de las dos.

P.D. Este relato, me lo ha inspirado la mirada inocente de una niña amiga mía, que acaba de perder a su querida abuela, y he querido traerlo aquí, como homenaje a su abuela y a todas las abuelas del mundo que cualquier otoño de la vida nos dejan.

14 de octubre de 2013

LA MIRADA


Me gusta mirar con profundidad lo que veo. Alguna veces me acompaño de mi cámara e intento plasmar con ella instantes, rescatar encuentros, robar secretos...
Todo depende de la mirada.
Uno puede pasar una y mil veces por un lugar y no descubrir nada nuevo porque sus pasos llevan pegados a sus zapatos la indiferencia de la monotonía.
Caminamos a veces con pesos reales que nos asfixian y cargan nuestras espaldas de pesimismo. Pero la mayoría de las veces es nuestra actitud ante la vida lo que nos corta las alas y nos impide respirar intensamente.
Hay personas que son un "luto" como suelen decir en Sevilla, donde he pasado muchos años de mi vida. La persona "luto" todo lo ve negro, como la palabra indica. Ya puede lucir el sol, o ser un día de fiesta, o estar rodeada de familiares y amigos, ella siempre ve negrura y pesimismo en mayor o menor grado. Sus días se consumen con la inercia de la supervivencia y el sentido del deber que ahoga los sueños.
Huyo de esas personas, porque me roban apenas unos instantes con ellas, la alegría de vivir.
No, tampoco me agradan los optimistas de cartón piedra, de maneras infantiles, y el coco lleno de miel de flores.
El optimismo tiene que fundamentarse en la realidad de la vida.
Muchas veces es genético y aprendido en el comportamiento de nuestros padres en nuestros primeros años de infancia. Actitudes, maneras de enfrentarse a los problemas, nos marcan para siempre.
El alma infantil, recoge todo aquello que ve y lo hace suyo como un legado de futuro de la manera mas natural.
Por eso es tan importante la mirada desde que abrimos los ojos a la razón.Esa mirada nos acompañará siempre a lo largo de nuestra vida y hará que descubramos la belleza de los días uno  a uno.
Nuestros ojos son el medio por el que nos llegan las imágenes que acompañan nuestros años. Unas veces nos muestran la dureza, el egoísmo, otras la esperanza, la belleza...
Es muy importante saber mirar para captar lo que encierra un instante, lo que trasmite una mirada, los sentimientos que despiertan al amor, el horizonte de posibilidades que  abarca el universo, los momentos en que fuimos amados, el amor que fuimos capaces de dar.
A veces es verdad que hace falta ponerse unas gafas de colores desde bien temprano. No es bonito lo que vemos, ni agradable, ni nos motiva, ni nos alegra...pero no nos queda mas remedio que seguir en la brecha y saborear la vida lo mejor que podamos.