17 de diciembre de 2008

LA VIEJA ESCUELA


La vieja escuela donde aprendí a leer en los días felices de la niñez.

Aunque recuerdo que me negaba a acudir cada mañana ...

Tenia que ser una prima de mi madre, que vivía con nosotros , la que me cogía en sus brazos y aunque pataleaba y chillaba con todas mis fuerzas , no lograba soltarme y salir corriendo

No recuerdo por qué  no quería ir. Quizá por el miedo a lo desconocido.

Era una niña muy pequeña cabezota e independiente y aquellas rabietas eran como los primeros brotes de rebeldía.

Recuerdo una mañana apasionada en mi llanto con los ojos borrosos por las lagrimas acercarse a mi, la figura de un anciano barrendero.

Como si de un ser mágico se tratara, con una voz muy dulce, me decía con ternura "¿ A esta niña, que le pasa ?"

Con mi llanto entrecortado, apenas lograba balbuceando, contarle la pena tan grande que sentía.

Sus ojos se posaron en mi con infinito cariño. Descubrí entonces, que tenia unas barbas blancas , como de plata, que en mi imaginación infantil me hicieron pensar serian de un gran mago.

Su explicación del por qué era necesario acudir a la escuela me hizo descubrir por primera vez el arte del aprendizaje .

Sus palabras me fueron calmando poco a poco y deje de llorar

Desde entonces, cada mañana ,al pasar por donde el anciano me había hablado, deseaba encontrarme con él.

Fui descubriendo que no era tan anciano. Quizá en aquella época, la gente parecía mayor por lo trabajada que estaba- se solía decir.

Una persona de cincuenta años, entonces, era casi un anciano.

Mi miedo a lo desconocido se fue pasando gracias a la amistad.

La prima de mi madre no me tuvo que llevar en volandas nunca mas. Me llevaba de una mano, y con la otra saludaba a mi amigo el barrendero.

Mas adelante descubrí el placer de conocer las letras, de unirlas unas con otras, de formar frases, de plasmarlas en un papel ...y desde entonces, es una de mis pasiones favoritas.

Cuando pase el otro día cerca de mi vieja escuela, los recuerdos se amontonaron en mi memoria.

Su vieja estructura delata que los años pasaron por ella, pero todavía observo en su alma, un orgullo apenas perceptible -si se sabe mirar con el corazón- de haber cobijado entre sus paredes , muchos niños, hoy hombres maduros, que acudían a ella como a una gran "Cátedra de Sabiduría "

Estoy segura que muchos de ellos, recuerdan lo mismo que yo, y que les habrá gustado mi pequeño homenaje a estas viejas paredes que un día  nos cobijaron y donde aprendimos a escribir y leer.
Posted by Picasa